CRÍTICA: "Para volver a amar" (Televisa, 2010)

Como os expliqué hace unos meses, me quedé con muchas ganas de ver Para volver a amar y siempre me sorprendió que, pese a su éxito en público, crítica y galardones, fuese la única telenovela de las producidas por Televisa en los años 2010-2011 que nunca llegó a España.
A finales del año pasado, por casualidad, la encontré en una web en muy buena resolución y vi que era una oportunidad perfecta para quitarme la espinita. La comencé a mediados de junio y la terminé justo tres meses más tarde. En las próximas líneas os cuento si, a mi juicio, ese éxito y las buenas referencias que me dieron están o no justificados.

 ATENCIÓN: Aviso sobre spoilers 
Esta entrada y sus comentarios contienen spoilers. Se recomienda leerla una vez vista la telenovela.

SINOPSIS Y DATOS
Antonia Palacios (Rebecca Jones) es la mejor vendedora del Grupo Inmobiliario Espacios, una de las mayores empresas de compraventa de bienes raíces de México. Tras dos décadas de arduo trabajo, Antonia es conocida en el sector por su buen hacer y se ha ganado toda la confianza de Braulio Longoria (Alejandro Camacho), el dueño de empresa, un hombre avaro y mitómano que vive únicamente pendiente de sí mismo y de su empresa.
Cansada de aguantar intensas jornadas de trabajo y deseosa de pasar más tiempo con su familia, Antonia decide independizarse de Braulio y constituir su propia empresa, Más Casa Inmobiliaria. Con el apoyo de su marido Patricio (René Strickler) y de su hija Paola (Thelma Madrigal), Antonia pone en marcha una empresa diferente, con un equipo humano formado por cuatro mujeres que tienen distintos problemas. Una de ella es Bárbara (Alejandra Barros), una mujer que desea trabajar para independizarse de su un marido, Jaime (Juan Carlos Barreto), que es alcohólico y la maltrata. Otra es Maité (Sophie Alexander), una treintañera que acaba de perder su trabajo en una multinacional en la que también trabaja su marido, Jorge (Mark Tacher), al que ella culpa de ese despido. La tercera de esas mujeres es Yorley (África Zavala), una joven humilde que ha perdido su casa por culpa de una estrategia comercial de Braulio y que gracias a dos trabajos de media jornada saca adelante a su hija y a su pareja, David (Flavio Medina), que se pasa todo el día en el sofá. Rosaura (Zaide Silvia Gutiérrez) es la cuarta de esas mujeres y a sus cincuenta años ha visto cómo su marido, Rolando (Jesús Ochoa) se ha ido a vivir con una mujer mucho más joven que ella.
Más Casa Inmobiliaria servirá para que estas mujeres emprendan una nueva vida, no exenta de enemigos como Braulio. En este nuevo camino, Antonia, Bárbara, Maite, Yorley y Rosaura se descubrirán a sí mismas y aprenderán numerosas lecciones, entre ellas, que nunca es tarde para volver a amar.
México. Televisa, 2010.
146 capítulos.
PRODUCTORES EJECUTIVOS: Giselle González y Roberto Gómez Fernández.
GUION: Aída Guajardo, Berenice Cárdenas y Felipe Ortiz, basado en El último matrimonio feliz  (RCN, 2008-2009), de Adriana Suárez y Pedro M. Rozo.
DIRECCIÓN: Eric Morales y Francisco Franco.
Emitida en México entre el 12 de julio de 2010 y el 30 de enero de 2011.

ACTUACIONES
Aunque en este apartado siga un orden, no quiero que penséis que ese orden obedece, como suele ser habitual, a la distinción entre elenco principal y elenco secundario. En este caso todos los personajes son en cierto modo protagonistas, porque así lo quiere el guion de esta historia, posiblemente la telenovela más coral de las ciento y pico que he visto en mi vida.
Como os explicaba en la sinopsis, Para volver a amar gira en torno a seis mujeres. Una de ellas y nexo de unión del resto es Antonia, la vendedora de bienes raíces que un día decide darse su espacio y funda su propia inmobiliaria. Rebecca Jones brilla con este personaje, una mujer fuerte, hecha a sí misma, que a lo largo de la historia pasa por una difícil situación que la lleva a descubrir que dentro de su fortaleza también se esconden miedos y debilidades. Me encantó redescubrir a Rebecca, a la que asociaba más a personajes un tanto particulares, quizá porque en los últimos años solo la había visto en Pasión prohibida y La Doña.
Antonia conoce en la estética a la que acude a una mujer, Bárbara, que rápidamente se convierte en su primera vendedora. Alejandra Barros da vida a esa joven, casada con un hombre mayor, que es alcohólico y la maltrata, instigado muy a menudo por su madre. Es impresionante el trabajo que hace Alejandra durante toda la telenovela, acomodándose a las distintas situaciones que vive Bárbara, algunas durísimas. Siempre me ha parecido una gran actriz y después de haberla visto en varias telenovelas, para mí este es, sin duda alguna, uno de sus mejores y más completos trabajos.
África, Sophie, Rebecca, Zaide Silvia y Alejandra, brindando en el set de Más Casa Inmobiliaria

Su pasado como vendedora le permite a Antonia completar el equipo humano de Más Casa Inmobiliaria con Maité, una mujer a la que justamente acababa de vender un apartamento. Sophie Alexander hace que a Maité, gerente de ventas de la nueva inmobiliaria, se la quiera, se la odie y que sea imposible no esbozar alguna sonrisa con otro personajazo con el que se nota que disfrutó de lo lindo. Reconozco que echo de menos a Sophie en televisión, porque pocas actrices se ven tan naturales con personajes tan complejos emocionalmente como Maité o el que interpretó en Yo no creo en los hombres. Ojalá se anime a volver pronto.
La cuarta de esas mujeres estuvo a punto de ser clienta de Antonia, que la contrata como limpiadora tras conocer lo difícil de su situación económica y familiar. Yorley cae en manos de África Zavala, que demostró con ella la madera que tenía (y tiene) como actriz. Me encantó Yorley, toda una madre coraje, capaz de combinar dos trabajos para sacar adelante a su hija y con un ansia de superación que la llevan a crecer en su vida profesional. Probablemente sea el personaje más positivo de toda la telenovela y lo cierto es que se agradece.
Finalmente, el equipo de Más Casa Inmobiliaria se completa con la antigua secretaria del exjefe de Antonia, una mujer que ronda los cincuenta y cuyo marido la acaba de dejar por otra más joven. Rosaura es su nombre y Zaide Silvia Gutiérrez se encarga de darle vida, y hace un muy buen trabajo, aun cuando el personaje queda a deber, por una serie de cuestiones que abordaré en el siguiente apartado, en el de las tramas.

René Strickler, Alejandro Camacho y Juan Carlos Barreto

Estas cinco mujeres tienen cerca una serie de personajes claves en la telenovela. En el caso de Antonia, esos personajes son su marido Patricio y su hija Paola. René Strickler interpreta al primero, un abogado de férreos principios que lleva veinte años de feliz matrimonio con Antonia. Siempre he dicho que René es uno de los grandes del género y papeles como este lo corroboran. Da gusto verlo en pantalla, incluso en los momentos en los que las inseguridades asaltan a este buen hombre. Sigo sin entender por qué no protagoniza más a menudo, porque talento y carisma le sobran. Lo mismo puedo decir de Thelma Madrigal, que interpreta a Paola, en el que fue uno de sus primeros personajes de peso, una joven muy bien educada, con valores, que vive un romance un tanto particular con Sebastián, el hijo de Braulio, el antiguo jefe de Antonia. Alfonso Dosal se encarga de ese joven, que vive una vida muy distinta a la de Paola y al que ella se ocupa, en cierta manera, de descubrirle el mundo y el amor. Me encantó la pareja que formaron estos dos, con sus idas y venidas, algunas de ellas provocadas por Braulio. 
Alejandro Camacho se luce como este empresario, un ególatra de difícil carácter, que se encarga de hacerle la vida imposible no solo a quien fuera su mejor vendedora, sino también a su propia esposa, Valeria, interpretada por Nailea Norvind. La historia de Braulio y Valeria es la de un matrimonio con dos caras, una de puertas para afuera, en la que todo es felicidad, y otra, más íntima, marcada por la violencia psicológica de él hacia ella. Me gustó mucho el buen hacer de Nailea con este personaje tan complejo, que comienza a abrir los ojos gracias a Rodrigo, el sobrino de Braulio, del que se ocupa Alberto Estrella, que demuestra su versatilidad como actor con este abogado honesto, muy alejado de sus villanos.
Bárbara, por su parte, trae a la historia a su marido y su suegra. Juan Carlos Barreto da vida a Jaime, su esposo, y Magda Guzmán hace lo propio con Conchita, la suegra. Sobrecoge el extraordinario trabajo de Juan Carlos, un maltratador cuya forma de obrar se explica a partir de lo que vio y vivió siendo niño y que también dejó marcada a Conchita, un personaje con el que Magda se preparó para despedirse del género demostrando la grandísima primera actriz que era. La suerte de Bárbara cambiará cuando conozca a Sergio, posiblemente el personaje masculino más positivo de la telenovela, interpretado por Mario Loría, que se luce pese a que llega bien avanza la historia.

Mark Tacher, Agustín Arana y Jesús Ochoa

Si de maridos hablamos, toca hablar de Jorge, el marido de Maité, un hombre noble que sufre lo indecible por haber obtenido un ascenso en la empresa y haber provocado, sin pretenderlo, el despido de su esposa. Me encantó Jorge, su relación con Maité, y la química que tienen Mark Tacher y Sophie Alexander. Si antes pedía que Sophie vuelva al género, ahora pido que lo haga, a poder ser, con Mark. Química es la que también hay entre Maité y Marcial, la mano derecha de Braulio, un tipo ambicioso y amante del juego sucio, que pone sus ojos en ella nada más conocerla. Pablo Valentín se mete en la piel de este hombre, que borda, y con el que demuestra que puede con lo que le echen.
Por la parte de Yorley se encuentran dos hombres muy distintos entre sí. Uno es David, su pareja, un tipo de grandes ambiciones pero acomodado a vivir sin hacer nada, tras haber estudiado y no hallar un trabajo relacionado con su formación. Flavio Medina demostró con David que le sobraban tablas para hacer los villanos que se marcó en los años posteriores, hasta llegar a ser el grandísimo actor que es. Más recorrido en el género era el que tenía Agustín Arana, que interpreta a Leonardo, un constructor de origen humilde, gran amigo de Antonia, que se enamora de Yorley nada más conocerla. La de ambos es una de las relaciones más bonitas dentro de las que hay en la telenovela, y también, en cierto modo, la más clásica. Nunca entenderé por qué Agustín está relegado a secundarios, porque es un muy buen actor.
Finalmente, y yendo ya a Rosaura, su esposo, sus hijos y la amante de aquel son su particular aporte a la historia. Jesús Ochoa es Rolando, el esposo; Guillermo Avilán y Danny Perea son César y Jenny, los hijos, y Gabriela Zamora es Mireya, la amante. Buen trabajo el de todos ellos y, en especial, el de Guillermo y Danny, aun cuando, insisto, las tramas no son muy favorables ni a Rosaura ni a sus hijos. Jesús Ochoa pone también el toque cómico con un personaje que, pese a ello, causa rechazo, no por estar con Mireya, sino por la actitud tan deplorable que mantiene para con su familia.

Edgar Vivar es Renato

Interactuando con unos y otros se encuentran unos pocos personajes, como Miranda, la socia de Patricio, una abogada que se ocupa de asesorar a todas las mujeres que conforman Más Casa Inmobiliaria. Me ha gustado muchísimo y me han encantado los mensajes que transmite Miranda, con la que Jana Raluy se luce. También me ha gustado mucho Edgar Vivar como Renato, el estilista de Antonia y Bárbara y jefe de Yorley, una especie de Pepito Grillo de esos que todos quisiéramos tener en nuestras vidas. Por cierto, en la suya está Pavel, un misterioso hombre muy bien llevado por Ricardo Guerra. Su salón de estética es el lugar en el que trabaja Charito, una peluquera a la que quiere como si fuera su hija, y con la que Marcia Coutiño hace un excelente trabajo. Charito y Renato son claves también en distintas tramas de las que toman parte Alcides y Quintín, vecinos de Yorley y quienes se ocupan de las labores de mantenimiento en Más Casa Inmobiliaria, y que son como el agua y el aceite, pese a ser grandes amigos. Aplaudo a Alex Sirvent (Alcides) y a Eduardo España (Quintín) por marcarse dos grandes personajes con los que hablar de la homosexualidad y de los tópicos tan machistas como absurdos que abundan, tristemente cada vez más, en nuestra sociedad.
El elenco se completa con otros nombres, como el de Susana González, que interpreta a Doménica, una escort que irrumpe en la vida de Braulio; Lisset, como Denisse, una buena mujer que arroja luz a la vida de Jorge; Juan Ríos, como Faber, el hermano de Valeria, y Ricardo Fastlicht, que interpreta a Plinio, el simpático conserje del bloque en el que viven Jorge y Maité.
Para terminar este apartado, me gustaría reparar en el buen ojo que tuvieron los responsables del casting a la hora de seleccionar a los más jóvenes del elenco. Algo adelanté al hablar de Thelma Madrigal, que unos años después se apuntó varias villanas y protagonizó Corazón que miente, y de Danny Perea, villana en Te doy la vida, pero es que aquí también estaban unos jovencísimos Emmanuel Orenday, villano en varias temporadas de Señora Acero; Alex Perea, que protagonizó Sin miedo a la verdad, y una niña llamada Karol Sevilla, que unos años después se haría mundialmente conocida gracias a Soy Luna.
ACTUACIONES: 2/2

TRAMAS
Hace unas líneas comentaba que esta es una de las telenovelas más corales que he visto, sino la que más. Lo es gracias a un abanico argumental inmenso, en el que todos los personajes tienen su espacio, sus tramas, y lo hacen, además, de una manera equilibrada. Se nota, en ese sentido, que la historia original tiene sello colombiano, porque pocos países saben hacer tan bien telenovelas corales. Evidentemente, una buena adaptación, como fue el caso, contribuye a mantener ese espíritu.
Las seis parejas, en una imagen promocional

El éxito de la original y de la propia Para volver a amar radica ahí y en otro factor no menos importante, el marcado carácter realista y social de las tramas. Partir de unos personajes muy humanos posibilita que las diferentes tramas se abran a una serie de temas del mundo en el que vivimos. En ese sentido, esta telenovela no ha envejecido, es más, resulta sorprendentemente moderna si se tiene en cuenta que se rodó hace once años. Fijaos si es moderna, que para mí es una telenovela feminista o casi feminista, que aborda sin complejos temas como las diferencias salariales entre hombres y mujeres, las dificultades para conciliar la vida privada con la laboral o la violencia de género.

Jaime maltrata desde hace años a Bárbara

En literatura se utiliza el término exempla para referir aquel relato que busca mostrar algo, a la par que educar o instruir sobre algo. La manera en la que se presentan estos y otros temas en la telenovela tiene mucho de exempla, ya que, por ejemplo, a través de Bárbara se insiste en muchísimas ocasiones en que el sexo no consentido es siempre un abuso sexual, aunque se realice con el marido, o en que lo primero que se debe hacer ante una agresión es denunciar. Quiero pensar, y me parece tremendamente positivo, que Para volver a amar haya servido para crear conciencia sobre esos temas y que alguna mujer haya salvado su vida gracias a una denuncia puesta a tiempo, por seguir con el ejemplo de Bárbara.
Quizás, entre esos exempla, el único que desentona un poco es el que trata de ofrecer Rosaura. Entiendo que el personaje y sus tramas beben de una serie de creencias religiosas muy arraigadas en la sociedad, entre ellas esa de que el matrimonio es para toda la vida, pero no entendí la excesiva preocupación de esta mujer por recuperar a su marido, un hombre de esos que cuanto más lejos, mejor. Las tramas de Rosaura tienen poco de positivo, y es más, me parece hasta peligroso que el personaje se someta a una liposucción no para verse mejor ella misma, sino para conseguir tener de regreso a su marido. Obviamente, es ficción, pero ya sabéis que mucha gente tiende a inspirarse en ella y quiero creer que a ninguna mujer se le ocurrió hacer semejante despropósito.

El cáncer de Antonia y la forma en que gestiona su enfermedad merma su relación con Patricio

Siguiendo con tramas concretas, aplaudo que se haya abordado el cáncer de mama y todo lo que él conlleva para un matrimonio tan sólido como el de Antonia y Patricio. También que con Maité se haya puesto de relieve cómo la mujer compite muchas veces en desigualdad frente al hombre, especialmente en el mercado laboral. Yorley y Valeria, por su parte, son buenos ejemplos de lo importante que es que todos, independientemente de nuestro sexo, nos realicemos personal y profesionalmente, por muchas zancadillas que nos pongan en el camino.
Si bien las mujeres se llevan una buena parte de las tramas, los hombres también tienen su espacio y a través de los personajes masculinos se abordan una serie de temas muy interesantes. Quizás el más sorprendente, por el contexto en el que se rodó la telenovela, es la homosexualidad. Vale que pocas veces se habla abiertamente de ello, pero Renato y Alcides contribuyen a poner de relieve desde la homofobia a los tópicos que envuelven a los homosexuales, pasando por la problemática tan triste como absurda que la orientación sexual genera en las familias. 
Alcides y Renato viven de distintas formas la homosexualidad

Es tan triste que Alcides se vea obligado a ocultar que es gay como que a Renato le hayan dado la espalda todos sus familiares después de hacer pública su orientación sexual. Sobre Alcides, me gustó que su temor fuese llevado al extremo, hasta el grado de casarse con una mujer para ocultar su homosexualidad, pero en cierto modo lamento que no se diese al personaje un golpe de valentía muy necesario y que hubiera hecho de esta telenovela una historia aún más moderna y adelantada a su tiempo.
Es también muy positivo que a través de otros personajes masculinos se hayan abordado otros temas, como lo peligroso que es emigrar ilegalmente a los Estados Unidos, algo que hace David; los miedos e inseguridades de los hombres cuyas parejas enferman de cáncer, con Patricio y Leonardo, o lo importante que es formarse para evitar caer en pandillas y grupos de delincuentes, algo que le sucede a César por culpa de su padre.

Jorge y Maité y Yorley y Leonardo son dos parejas muy distintas

En cuanto a las tramas románticas o sentimentales, me gustó que en todas ellas se vea que el amor no es un camino de rosas, y que siempre aparecen problemas o pequeños obstáculos, tanto en los matrimonios con solera, como el de Antonia y Patricio, como en las relaciones que comienzan a andar, como la de Yorley y Leonardo. Celebro también, en ese sentido, que a través de Maité se haya puesto de relieve ese silencio, a veces más por orgullo que por otra cosa, que muchas veces invade a una pareja o a dos personas que se quieren. Suelo decir, cuando trato con adolescentes, que cuando estamos enamorados de alguien no hay que callárselo, porque ese silencio duele más que el propio desamor, y es en cierto modo lo que le pasa a Maité. Como ya os comenté, me gustó mucho la pareja más joven, la de Sebastián y Paola, que además está muy bien llevada a nivel argumental.
La telenovela tiene un muy buen ritmo, enriquecido también por un recurso que me encantó y que se usa para las mujeres, que revelan al espectador distintos pensamientos y sentires a través de pequeños apartes que interrumpen la acción. Son una especie de fluir de conciencia mezclado con monólogo interior que se disfrutan mucho y es que solo recordaba haber visto algo parecido en el personaje de Humberto Zurita en Vivir a destiempo, un hombre que, cabe matizar, tenía serios problemas psicológicos. Los 146 capítulos se disfrutan muchísimo y engancha tanto que muchas veces pensaba ver uno solo y acababa viendo dos o tres.

La telenovela apenas profundiza en los trastornos alimenticios que padece Jenny

La historia se cierra con un final que, valga la paradoja, es más cerrado que abierto. Es cerrado para algunos personajes, pero abierto para otros. Quedan cosas por resolver, como la paternidad del hijo de Maité, el juicio contra Braulio o saber qué ocurrió con Alcides tras lo sucedido al comienzo del último capítulo. En un primer momento, son cosas que no se echan en falta, porque el final deja muy buen sabor de boca, pero en frío, uno acaba percatándose de ello. También es verdad que a lo largo de la telenovela pasa en otras ocasiones. Por ejemplo, Miranda habla muchísimas veces de un novio con el que chatea, y el día en el que quedan para conocerse, este no llega y no se vuelve a saber nada de él, si bien en una escena anterior se da a entender que puede ser Marcial. Tampoco queda claro qué pasó con unos cuantos personajes que, literalmente, desaparecen, pese a que podían haber dado más juego, como Román, el profesor de Valeria; Jessica, una de las vendedoras de Braulio, o Cosme, el chofer de Leonardo. También hubiera estado bien profundizar un poco más en el pasado de Renato y explicar su relación con Pavel y dar más protagonismo a Jenny y sus trastornos alimenticios, un tema muy interesante pero sobre el que se pasa de puntillas.
TRAMAS: 4,25/5

MÁS COSAS
Si Giselle González y Roberto Gómez Fernández por separado son dos de los productores que más cuidado ponen en que todo salga perfecto, imaginaos lo que puede pasar cuando se juntan, en la que fue la segunda telenovela de las tres en las que aunaron esfuerzos. Para volver a amar es una telenovela que se disfruta mucho, porque tiene una dirección extraordinaria y una realización poco habitual en su época, en la que se notan, especialmente, muchos más exteriores y localizaciones reales, como las oficinas del Grupo Inmobiliario Espacios, con su famosa terraza en la azotea, o las casas de las protagonistas, porque salvo las de Yorley y Rosaura, el resto son interiores de viviendas reales. 
Marcial y Braulio conversan en la azotea del Grupo Inmobiliario Espacios

Sorprende tanto despliegue si además se tiene en cuenta que esta era en México una telenovela de las seis de la tarde, con un elenco muy amplio que seguramente se llevaría una parte importante del presupuesto.
No tengo nada que objetar al vestuario, que se ve incluso moderno para la época en la que se rodó. Revisando fotos familiares del 2010, me he sorprendido a mí mismo con looks que vistos desde la distancia dan cierta grima, lo que no sucede con los de los personajes de esta telenovela, más allá de alguna que otra camisa de Rolando.
Sobre la musicalización, muy bien seleccionados los soundtracks y excelente elección el tema principal, que lleva el mismo título que la telenovela y lo interpreta Kany García. Aunque he investigado fechas, no he podido aclarar qué fue primero, si la telenovela, y para ella se concibió el tema, o si primero salió la canción y los productores de la telenovela la tomaron como tema principal. Agradecería que alguien me resolviese la duda. Por cierto, ya que hablo de este tema, no me disgustaría que Lisset grabase la versión que interpreta en una escena, porque es preciosa:
 

Celebro, finalmente, que se escuchen palabras del tipo de maricón, zorra o perra y lo celebro aún más teniendo en cuenta que es una telenovela de las seis de la tarde y que en mi caso vi gracias a una repetición de hace cinco años, emitida al mediodía y sin censura alguna en lo de las palabrotas, aunque con algún borrón como aquel que os mostré hace unas semanas.
MÁS COSAS: 3/3

El elenco y los productores, en la presentación a los medios

Si os apetece ver una telenovela realista, disfrutaréis con Para volver a amar. Un elenco de sobresaliente saca adelante una historia muy moderna, con personajes e ideas que rompieron moldes hace diez años. El paso del tiempo no solo no le ha afectado, sino que la ha favorecido, haciendo que todavía hoy siga pareciendo una telenovela adelantada a la sociedad, como muestran muchos de los temas que se abordan a través de las diferentes tramas.
La factura que ofrece contribuye a también que si se emitiese ahora, muchos creyeran que es una telenovela rodada este año y se sorprendieran, como me pasó a mí, de que pese a su éxito en público y crítica, no llegase nunca a emitirse en España y sí lo hicieran otras, como Triunfo del amor o Llena de amor, mucho más convencionales. Estoy seguro, además, de que si se emitiera hoy triunfaría.
Como veis, me he quitado la espinita y me llevó un grato recuerdo de esta telenovela.

–PUNTUACIÓN FINAL: 9,25–

Comentarios

De historia en historia ha dicho que…
Es de mis historias favoritas. La vi en su momento y quedé impactado con la historia y los personajes súper entrañables. Al cabo de unos años se transmitió por el canal Tlnovelas y volví a verla y disfrutarla como la primera vez. De mis favoritas y me alegro que te haya gustado
GAFEMO ha dicho que…
Buenas tardes, De historia en historia:

En efecto, es una grandísima telenovela. Ahora entiendo el éxito que tuvo tanto de público como de crítica. Supongo que quienes la vean en repeticiones les pasará como a mí, y se sorprenderán de lo bien que ha llevado el paso del tiempo, tanto que ni se nota que tiene ya once años.

También se va a mi lista de telenovelas favoritas.

Un saludo!
Anónimo ha dicho que…
La estoy volviendo a ver en vix
Anónimo ha dicho que…
la vi recién en Telenovelas y quedé impactada por las buenas historias de cada personaje. Coincido contigo referente a la actitud de Rosaura, que a momentos hasta molestaba su forma de pensar. Supongo que sería por su religión o forma de crianza, que creía que un matrimonio debía ser para toda la vida y se la veía muy ingenua que hasta sus hijos la dominaban. El resto fue un abordaje fabuloso de vidas que no quisiéramos vivir pero que nos dejaron agradables recuerdos. Las escenas que aparecían como muestra de sus pensamientos, me pareció lo mejor de la novela. Las disfruté demasiado, fueron un condimento perfecto para realzar el argumento. Saludos, me ha gustado mucho tu crítica.