CRÍTICA: "Enemigo íntimo" (T2) (Telemundo y Argos, 2019-2020)

La T1 de Enemigo íntimo me gustó mucho cuando la vi, allá por el 2018. Pocas veces defiendo segundas y posteriores temporadas, pero en el caso de esta historia, el final de la primera invitaba a una segunda en la que se resolvieran unas cuantas incógnitas y los protagonistas actuasen a cara descubierta.
Comencé a ver la segunda temporada a finales del año pasado y la terminé en mayo. Puede parecer mucho tiempo para solo 60 capítulos, pero entre que tuve que ajustar mi ritmo al de otra persona para ir comentándola y el problema que tuve con internet en febrero, tardé casi cinco meses en poder verla. En las siguientes líneas os cuento qué me ha parecido.

¡CUIDADO! Si estás viendo esta telenovela o tienes pensado hacerlo, quizás no deberías leer esta crítica, ya que contiene SPOILERS que hacen aconsejable su lectura después de haberla visto. De igual modo, advierto de que en los COMENTARIOS de esta crítica también puede haber algún SPOILER.


SINOPSIS

Tras descubrir que Roxana (Fernanda Castillo) es El Profesor y su hermana Adelaida, el coronel Alejandro Ferrer (Raúl Méndez) intenta evitar la fuga de tan poderosa mujer y para ello, en un operativo, acaba con Daniel (Matías Novoa), el expolicía que se infiltró en Las Dunas para seducir a Roxana, de la que acabó enamorándose. Pese a ello, Ferrer no consigue evitar que Roxana huya del país.
Dos años después, Alejandro llega a Vigo, España, siguiendo una pista en virtud de la cual Roxana podría estar operando desde la clandestinidad en la ciudad gallega. Las cosas le van bien, con un negocio estable y próspero pese a que sobre ella pesan aún las amenazas de El Berebere (Alejandro Speitzer), su hermanastro y gran enemigo.
En un operativo, Alejandro descubre a Roxana. Esta consigue huir gracias a la ayuda de Martín (Aitor Luna), un elegante y calculador empresario hotelero que rápidamente se convierte en su mano derecha. Sin embargo, Roxana no tardará en detener su huida tras conseguir otro de sus objetivos: un acuerdo con el Gobierno mexicano por el cual ella regresa a Las Dunas, desde donde confía en poder seguir operando.
El pacto desespera a Alejandro, que se propone demostrar el poder de Roxana en el mundo del narcotráfico y lograr su extradición a los Estados Unidos.

TRÁILER


FICHA TÉCNICA 

México y España. Telemundo y Argos, 2019-2020.
60 capítulos.
PRODUCTORES EJECUTIVOS: Mabel Vargas, Ximena Cantuarias y Marcos Santana.
GUION: Lina Uribe, Darío Vanegas y Tatiana Andrade.
DIRECCIÓN: Walter Doehner, Danny Gavidia, Felipe Aguilar y Raúl Caballero.
Emitida en Estados Unidos entre el 22 de junio y el 21 de septiembre de 2020.

PERSONAJES Y ACTUACIONES

Enemigo íntimo renueva en su segunda temporada a prácticamente la totalidad de su elenco, que aun así sigue siendo un elenco tan reducido como lo fue el de la primera. Fernanda Castillo y Raúl Méndez son dos de los pocos que repiten, en su caso, como Roxana Rodiles y Alejandro Ferrer. Los dos personajes dan un notable salto gracias al hecho de que, por fin, tanto ellos como los espectadores sabemos quién es realmente Roxana. Me ha gustado muchísimo el buen hacer de los dos. 

Fernanda y Raúl, en una imagen promocional de la temporada

Fernanda y Raúl derrochan naturalidad y se les nota su entrega a unos personajes a los que quieren y con los que se sienten más que cómodos en esta segunda temporada. La complicidad que demuestran en las escenas en las que coinciden es tremenda. Fernanda asume muy bien las nuevas circunstancias que rodean a Roxana y las integra perfectamente en el personaje. Lo mismo le sucede a Raúl, que ve cómo su personaje cierra una herida de años para abrir una nueva y, si cabe, aún más intensa. Sin duda alguna, un excelentísimo trabajo el de ambos.
La líder del cártel de los Milcumbres se relaciona esta temporada con caras nuevas, después de que muchos de sus enemigos fallecieran al término de la primera. Entre esas caras se encuentra la de Aitor Luna, que se convierte en Martín, la mano derecha de Roxana. La última vez que vi a Aitor fue en La catedral del mar, donde me sorprendió la madurez que había adquirido como intérprete. 
Con Martín me ha sorprendido aún más, un personaje que ojalá le permita seguir haciendo villanos, porque está de matrícula de honor, sin la más mínima sobreactuación y pasándoselo en grande. No es un descubrimiento como tal, porque ya lo conocía, pero me ha dejado muy sorprendido esta nueva faceta actoral que, insisto, ojalá las productoras y el propio actor sigan explotando. Preciosa, por otra parte, la química que tiene con Fernanda.

Aitor Luna interpreta a Martín Ustariz

Uno de los nuevos enemigos de Roxana es El Picheleiro, un narcotraficante gallego que pide a gritos un spin off explicando el origen de su negocio. Luis Zahera, al que yo recordaba de Círculo rojo, hace ya muchísimos años, borda este personaje malhablado, grotesco y con un punto de gracia al que, quizás por eso, se le llega a tomar cariño. Insisto en lo del spin off o en llevar a El Picheleiro a otra telenovela, como se hizo con La Felina entre El Señor de los Cielos y La Doña, porque es un personajazo que tiene un enorme potencial para seguir siendo explotado.
Dentro de esos nuevos personajes, hay unos cuantos que no son precisamente amigos de Roxana, sino todo lo contrario. Manuel Ojeda se encarga de dar guerra como don Jesús, el líder del cártel de los Zopilotes, un anciano muy particular con el que Manuel se luce. Don Jesús vive su negocio y su vida en compañía de su joven pareja Karla, a la que interpreta Yuvanna Montalvo, una exprostituta que se convierte en el segundo vértice de un triángulo amoroso que cierra Javier, el hijo de Jesús, al que su padre le ha hecho la vida un tormento desde que era niño. 

Manuel Ojeda, Yuvanna Montalvo y Luis Alberti articulan un particular triángulo sentimental

Uno de mis personajes favoritos es este joven, al que da vida Luis Alberti, que cuenta con una evolución bestial a lo largo de los sesenta capítulos que tiene la temporada. Mi enhorabuena para él, para Yuvanna y para Manuel, artífices de una de las mejores tramas de esta temporada, y de la que os hablaré más adelante.
No todo son enemigos para la Rodiles, que encuentra en la cárcel a dos grandes aliadas. Una, la archiconocida Puma, que vuelve de la mano de María del Carmen Félix, con la energía y las ganas que esta actriz le puso en la primera temporada. Me encanta la Puma y la relación de hermana que mantiene con su heba y que en cierto modo se extiende también a Alicia, una nueva reclusa de Las Dunas de la que se encarga Elyfer Torres. Me alegro de haber conocido a Elyfer y comparto la opinión de quienes vieron en ella madera de protagonista gracias a Betty en NY. La tiene y está visto que le sobra talento tanto para la comedia como para roles más dramático, como el que enfrenta en esta temporada. 

Elyfer Torres es Alicia

Al frente de la cárcel sigue también Ángel, el licenciado Cordero, interpretado por el siempre genial Jean Paul Leroux, para el que pido papeles con mayor peso, porque se lo merece.
Otros que también están del lado de Roxana son Alan y Ricardo, sus hombres de confianza. Buen trabajo el de Jorge Gallegos y el de Ruy Senderos, pero confieso que eché en falta más recorrido argumental para ambos.
Esta segunda temporada también cuenta con un cuerpo de policía encargado de apoyar a Ferrer en su lucha contra el narcotráfico. En él se encuentra Carmen, la mano derecha de Alejandro y su amor, aunque a ambos les cueste un tanto aceptarlo. Irán Castillo destaca con este personaje, que es todo ternura y que recuerda en cierto modo a Marimar, la pareja de Ferrer en la primera temporada. 

Alejandro, junto a su equipo, en un operativo

El plantel de la unidad antidrogas se completa con dos agentes, Diego y Murillo, de los que se encargan, respectivamente, Tiago Correa y Erick Chapa. Los tres se merecen un sobresaliente, porque se engranan a la perfección, pese a que ni Murillo ni Diego son tan leales a Ferrer como lo es Carmen y como lo es también Manuel, un joven en el que Ferrer se ve reflejado y al que no duda en echar una mano. Germán Bracco me sorprendió gratamente como este adolescente, muy diferente a su personaje en Caer en tentación, donde lo conocí hace unos años.
Fuera del departamento de la policía, Ferrer también cuenta con otros aliados, como El Habanero, un exmiembro del cártel de los Zopilotes del que se ocupa Julio Casado, un personaje con una evolución increíble que viene a demostrar aquello de que el gato y el ratón no necesariamente tienen por qué ser enemigos si los une una misma causa. Esa misma causa es la que también comparten el pastor Germán y su esposa Lidia, un matrimonio repleto de bondad que componen Ricardo Reynaud y Sachi Tamashiro. A él no lo conocía y es uno de los descubrimientos que me deja esta segunda temporada; a ella sí, pero en papeles más cómicos, más ligeros, con lo que ha sido toda una sorpresa verla con tanto drama como tiene Lidia y comprobar lo que alguna vez dije: Sachi es una actriz muy versátil, pese a que de vez en cuando le lleguen papeles tan poco trascendentes como el que hizo en Te doy la vida.
Completan el elenco de esta segunda temporada dos viejos conocidos, Alejandro Speitzer y Leonardo Daniel, que vuelven con participaciones especiales, y Josep Linuesa, que hace lo propio echando un cable desde la policía de Vigo a la policía mexicana.

PERSONAJES Y ACTUACIONES: 2/2

TRAMAS

Aunque se dejen cabos abiertos, siempre es difícil continuar una historia con una segunda temporada. En este caso, a esa dificultad propia de las continuaciones se suma un extra, la del cambio de guionistas. Hubert Barrero y su equipo ceden el testigo a Lina Uribe, Darío Vanegas y Tatiana Andrade, por causas que desconozco. Cuando supe del cambio, me quedé con una sensación un tanto extraña, porque sí, Uribe y Vanegas tienen una solvencia más que demostrada como guionistas de ficción –Andrade la tiene en el mundo documental–, pero también es cierto que no siempre es fácil tirar de unos personajes y unas tramas que han creado otros. Una vez vista esta segunda temporada, creo que no hay nada que reprocharles a los nuevos guionistas, pues dan la mano y apuestan por los personajes que siguen al tiempo que crean nuevas tramas con personajes construidos por ellos mismos.
No tanto por cuestiones ligadas al cambio de guionistas, sino más bien a necesidades de la historia, la segunda temporada de Enemigo íntimo no es tan policíaca como la primera, sino que tira más a lo que viene a ser una narconovela, con más trapicheos, redes de distribución, aliados y todo eso que se deja ver en las narconovelas. La parte policial queda concentrada en unas pocas tramas, con Ferrer como protagonista, y ya. No hay, tampoco, tanta carga de denuncia social como en la primera parte.

Don Jesús y su hijo negocian un cargamento con Martín

Supongo que todo esto que os acabo de contar es la mejor forma que encontraron para tirar del hilo, tras una primera temporada que acaba con Roxana y Alejandro jugando con todas las cartas puestas sobre la mesa y sin máscaras. Ahora ya no se trata de averiguar quién es Roxana y qué relación tiene con El Profesor y los Milcumbres; ahora lo que Ferrer busca es acabar con el negocio de Roxana y refundirla en la cárcel. ¿Es necesario que el espectador conozca ese negocio? Sin duda alguna, aun cuando, insisto, ello lleve a la historia más al terreno de las narconovelas que a lo puramente policíaco.
Si la primera temporada transcurrió con la prisión como uno de sus principales escenarios, la segunda vuelve a apostar por Las Dunas como un lugar con notable protagonismo y una serie de tramas que enganchan, ligadas o al narcotráfico o a la investigación policial. Dentro de las primeras, la distribución de droga en muñecas artesanales hechas por las reclusas da mucho juego y permite que entren en acción el pastor Germán y su esposa Lidia y poner contras las cuerdas, en más de una ocasión, al cada vez más debilitado licenciado Cordero.

Roxana y Alejandro comparten cárcel esta temporada

Un error de Roxana lleva hasta Las Dunas a su mayor enemigo, Alejandro Ferrer, en el que es uno de los grandes aciertos argumentales de esta temporada, aun cuando la entrada de Ferrer en Las Dunas podría haber estado más justificada. El encarcelamiento del comandante da un giro importante a la historia y propicia una serie de encuentros y desencuentros entre él y Roxana que son de lo mejor que tiene la segunda temporada.
En la parte más relacionada con el narcotráfico se plantean otras tramas, como el doble juego que mantiene Martín con Roxana y otros narcotraficantes a lo largo de la temporada, un doble juego encubierto que lenta y deliciosamente comienza a descubrirse y que hace que su relación con Rodiles vaya más allá de lo que podría haber sido un romance al uso, al tiempo que da un nuevo sentido al título: no solo Alejandro es el Enemigo íntimo de Roxana; Martín también lo es.
Otra trama accesoria con la que disfruté muchísimo fue el triángulo sentimental entre don Jesús, su hijo Javier y la pareja del primero, una suerte de Pasión prohibida que engancha y que complementa muy bien las tramas más ligadas al tráfico de drogas y armas en las que se ve envuelto don Jesús. Más parecido con la trama de otra telenovela fue el que encontré en algunas de las tramas policiales, como aquella en virtud de la cual uno de los hombres de confianza de Alejandro es obligado a pasar información a los Milcumbres y él acaba haciéndolo bastante complacido, o la que lleva a Manuel a convertirse en un aliado de Alejandro, con el que desarrolla una relación casi paterno-filial. Si se cambia a Alejandro por Gerardo y a Manuel por Lucho, estamos ante situaciones muy parecidas a las que había en La Querida del Centauro. ¿Casualidad? En absoluto. Lina Uribe y Darío Vanegas también firmaron los guiones de aquella telenovela.

Manuel conversa con Germán en la entrada de Las Dunas

Tramas concretas y parecidos al margen, esta segunda temporada tiene un ritmo formidable, para mí mejor incluso que el de la primera y, por esa razón, se disfruta muchísimo. Los acontecimientos se desarrollan con buen tempo y llegan a un final que en cierto modo mata el disfrute, un final extremadamente abierto para todos los personajes y casi todas las tramas. Digo que el final mata el disfrute porque se confiaron en renovar por una tercera temporada y no tiene pinta de que la vaya a haber. Es un error arriesgarse a hacer eso cuando no se sabe si habrá renovación; vale más cerrar la mayoría de las tramas y dejar alguna abierta, por si acaso se renueva, como sucedió en la primera temporada, a no cerrar ninguna, como ocurre en esta. La información que se da al espectador sobre el futuro de los personajes es nula y el montaje de las últimas escenas, penoso. Se rodó más material que el que sale en pantalla, como se observa en el making off del final, en el que algunos actores aparecen caracterizados para escenas que no se vieron, y todo queda en el aire. No sé si es responsabilidad de Argos, de Telemundo, de los guionistas o de todos ellos, pero no se puede repetir algo así, porque perjudica a la historia y desilusiona, y mucho, al espectador. No creo que haya tercera temporada y pienso que es muy triste cerrar una historia, dos años y pico después, y hacerlo de esa manera.

Ferrer y Rodiles, en una escena del último capítulo

Termino este apartado, después del azote al final, con una mención positiva a la denuncia que se hace en una de las tramas a través de Martín, que acusa abiertamente a El Picheleiro de haber implicado en su red de narcotráfico a importantes políticos españoles y a miembros de varios cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado español. Me pareció maravilloso y valiente que desde México alguien se animase a denunciar algo que no debería ocurrir, pero que ocurre, y que aquí pocas voces se han atrevido a criticar y mucho menos de una manera tan abierta en una ficción.

TRAMAS: 3,8/5

MÁS COSAS

Argos deja su impronta en una excelente realización, con efectos especiales de altísimo nivel, muchos de ellos explicados al espectador en una serie de making offs como el que tenéis más abajo, agregados cada cinco capítulos, algo que por lo menos yo agradezco mucho. 
Sin embargo, como os comenté hace unas semanas, me sorprendió para mal el poco cuidado puesto a la hora de ambientar una serie de escenas en un Vigo que no era sino México. Sigo sin entender cómo se les pudieron colar los letreros de la autopista a Pachuca, Guadalajara y Morelia en una persecución que aparentemente transcurría en tierras gallegas. Más allá de los detalles ya comentados, no tengo nada que objetar a la dirección de escena y sí que quiero felicitarla por haber otorgado una mayor luminosidad a Las Dunas, un escenario que en la T1 fue denso y oscuro.

 

La cárcel se ha construido con nuevos decorados más claros y una localización, con un gran patio central, que contribuye también a mejorar la luminosidad de las escenas que se ruedan en ella. Se apuesta por muchas localizaciones reales para viviendas, como la casa de Germán y Lidia o el hotel de Martín, pero también se tira de algún que otro decorado, como los de la cárcel o los de la comisaría, que son también nuevos y más claros y atractivos visualmente que los empleados hace dos años.
La musicalización es, a grandes rasgos, la misma que en la primera temporada, con el mismo instrumental como tema de entrada, sin que yo haya notado algún arreglo nuevo, aunque reconozco que para cuestiones musicales soy un poco sordo. Lo mismo se puede decir de los soundtracks.
Esta segunda temporada mantiene un vestuario muy en la línea del de la primera, muy sobrio para policías y narcotraficantes y muy unificado para los reclusos. En lo particular, me encantaron los trajes de Martín, porque aunque detesto llevar traje, es innegable que es la prenda masculina que más luce, incluso a quienes no tenemos tanto para lucir como Aitor Luna.

Roxana pasea por el Vigo real

Si pensáis que voy a terminar con el clásico de clásicos, la censura de palabrotas, que sigo sin entender, estáis muy equivocados, porque voy a concluir volviendo a Vigo para celebrar ese viaje del equipo a España, al Vigo real, aunque cuestiones de presupuesto y/o de tiempo obligasen a rodar otras escenas en un Vigo ficticio. Por mucho que se hayan equivocado a la hora de rodar en el Vigo ficticio, las escenas en el Vigo real dan un plus de calidad a la historia.

MÁS COSAS: 2,7/3

Telemundo y Argos ofrecen una segunda temporada de Enemigo íntimo que nada tiene que envidiar a la primera. Solo su final merma la calidad de las tramas, sostenidas por un elenco de diez. Si habéis visto la primera, yo os animo a ver la segunda y muy probablemente última, ya que nada se sabe de una hipotética tercera, que sería necesaria para resolver un montón de cosas. Si no habéis visto la primera y queréis animaros con la segunda, pienso que se puede hacer siempre que se lea o vea un resumen de la primera y, en particular, de las tramas de Roxana, Alejandro y Daniel para poder entender mejor estos nuevos capítulos.

PUNTUACIÓN FINAL: 8,5

Comentarios

Adriana ha dicho que…
Yo sigo teniendo la esperanza de que sí habrá una tercera, lo que creo que pasa es que Fernanda acaba de tener un hijo y simplemente están esperando hasta que ella pueda alejarse más tiempo de él para poder hacer una serie que obviamente requiere bastante tiempo, días y noches grabando. Vamos a ver que pasa en uno o dos años, a ver si habrá noticias en el UpFront para la temporada 2023-2024. Sería una lástima no renovarla, aunque sabemos que Telemundo es capaz de eso.