CRÍTICA: "La querida del Centauro" (T2) (Telemundo, Teleset y Sony, 2017)

Vi su primera temporada casi a la vez que se emitió en Estados Unidos. De hecho, la terminé en mayo de 2016, justo cuando anunciaban que “La querida del Centauro” tendría una segunda temporada para este año.
La primera temporada me gustó, aunque hubo momentos en los que la historia parecía estancada. No veía viable que hicieran una segunda temporada. Tampoco entendía que se pasase de los 51 capítulos de la primera temporada a los 90 de esta segunda. Por eso, cuando la comencé a ver lo hice, siendo sincero, sin muchas expectativas. 
Me puse con ella a finales de julio y la terminé algo más de dos meses después, a comienzos de octubre.
Os cuento en esta crítica qué me ha parecido la segunda temporada de “La querida del Centauro” (Telemundo, Teleset y Sony, 2017).

[¡OJO! Si estás viendo esta telenovela o tienes pensado hacerlo, quizás no deberías leer esta crítica. Puede contener ‘spoilers’ que hacen aconsejable su lectura después de haber visto la historia].

SINOPSIS
México. Dos años después del final de la primera temporada. Benedicto Suárez, alias ‘El Centauro’ (Humberto Zurita) se enfrenta junto con su hijo Emilio (Michel Duval) al comando antinarcóticos liderado por Rafael Bianchini (Ricardo Polanco). Tras una intensa persecución por un bosque, sintiéndose acorralado, ‘El Centauro’ se inmola junto a su hijo en una cabaña. Todos los dan por muertos.
*Logotipo de la segunda temporada.
La noticia es celebrada por Gerardo (Michel Brown) y Yolanda (Ludwika Paleta), que viven en Canadá con sus hijos como testigos protegidos por la ayuda prestada en la fugaz captura de ‘El Centauro’ con la que termina la primera temporada. Ambos han tratado de recuperar la calma, aunque Yolanda sufre de ansiedad y está en tratamiento psiquiátrico, al no ser capaz de olvidar todo lo vivido junto a Benedicto.
Creyendo muerto a su enemigo, Gerardo decide aceptar la proposición que su amigo Rafael le hace para reintegrarse a la Policía y volver así a México. Toda la familia se muestra encantada, salvo Yolanda, que muestra ciertas reticencias, aunque finalmente acaba aceptando volver a su país.
Ninguno de ellos imagina que tras la bienintencionada proposición de Rafael se encuentra un calculado plan de ‘El Centauro’ y sus cómplices. El capo ha fingido su propia muerte, para conseguir tener de vuelta a su ‘querida’ y acabar de una vez por todas con sus enemigos.

DATOS y TRÁILER

90 capítulos. México (Telemundo,Teleset y Sony, 2016-2017). Productor: Andrés Santamaría.

PERSONAJES y ACTUACIONES
Para esta segunda temporada, los responsables de la historia han optado por lograr un elenco equilibrado, con algunos que repiten y otros que llegan nuevos.
*Humberto y Ludwika repiten como Benedicto y Yolanda.
Humberto Zurita repite como Benedicto, alias ‘El Centauro’. Si en la primera temporada estuvo magnífico, en esta lo está aún más. Lo he dicho varias veces, pero no me canso repetirlo: Zurita es uno de esos actores que da gusto ver en pantalla, que brilla con cualquier personaje porque disfruta haciendo lo que hace y transmite como pocos. En esta segunda temporada se ha visto un ‘Centauro’ aún más calculador que el de la primera, también más loco, totalmente obsesionado con vengarse de Yolanda y de todos aquellos que lo han traicionado. Me ha gustado también que explotasen bastante esa debilidad que, dentro de su locura, el personaje tiene por Yolanda y que le lleva a cambiar su plan inicial con el propósito de retenerla a su lado. Se ha visto, en cierta manera, que los tipos duros como Benedicto también tienen sus puntos débiles.
Ludwika Paleta vuelve a ser Yolanda Acosta y también ‘La Jefa’, en una especie de “Doctor Jekyll y Mr. Hyde”, propiciado por el plan de ‘El Centauro’. Viendo por todo lo que pasa Yolanda, supongo que Ludwika tuvo que terminar agotada más de una vez. Si en la primera temporada me gustó mucho, en esta hace un papelazo, llevando de una forma genial las dos personalidades de Yolanda, con esa naturalidad que tiene y, esa capacidad de transmitir que hacen que el espectador sienta y sufra todo aquello que le pasa a la pobre mujer. De nuevo ha logrado una gran química tanto con Humberto como con Michel Brown.
*Michel Brown vuelve a ser Gerardo.
Brown vuelve a ser Gerardo. Un Gerardo que también evoluciona, siendo más racional de lo que era en la primera temporada y sufriendo lo incontable por culpa de ‘El Centauro’. Michel se luce, una vez más. Es el personaje más humanizado del cuarteto principal, con sus virtudes y sus defectos, y por ello y por la excelente forma en la que lo lleva el actor argentino es inevitable empatizar con el personaje y con todo aquello por lo que pasa. El año pasado comentaba un par de tics que tenía el personaje en la primera temporada y que no me gustaron (mascar chicle todo el rato y pestañear demasiado en ciertas escenas, para ser exactos), algo por lo que me escribió después el propio Michel. Eran detalles, sí, pero hacían que la atención del espectador se fuera a ellos y que se desconcentrase un poco de lo que se le estaba contando. En esta segunda temporada ambas cosas han desaparecido. Bien. Magnífica química la que ha tenido con Arantza Ruiz e Iñaki Godoy, sus ‘hijos’ en la historia, con escenas muy pero que muy bonitas. 
*Sandra Echeverría se incorpora como Ana.
El cuarteto principal lo cierra Sandra Echeverría, que regresó al género tras un lustro de ausencia en la piel de Ana, hija de ‘El Cirujano’, el archienemigo de ‘El Centauro’, asesinado por él en la primera temporada. Ana está metida, al principio, un poco a calzador. En la primera temporada no se dice ni se da a entender que ‘El Cirujano’ pueda tener una hija, aún cuando ahora se deja caer que pasaba cortas temporadas en su casa. Tampoco se comprende que, siendo tan brillante como es, gracias a su formación militar, la tuviese totalmente apartada de su negocio. Dejando esto de lado, Ana acaba encajando bien en cuanto sus deseos de venganza contra ‘El Centauro’ confluyen con los de Gerardo y, para mí, ahí comienza de verdad su historia. Sandra se luce, con un personaje que tiene sus luces –valga la redundancia- y sus sombras, totalmente diferente a los que había hecho con anterioridad. Se le nota, como a Michel, que disfruta muchísimo en las escenas de acción y ambos actores tienen un ‘feeling’ muy interesante que explotan bastante bien a lo largo de los capítulos.
Los dos años que separan ambas temporadas se ven también en la evolución de otros personajes. Es el caso de Rafael Bianchini (Ricardo Polanco), que ha conseguido a ser inspector de policía en el DF y que comienza la temporada casándose, en una boda en la que nada es lo que parece. Es un hombre hecho y derecho, lejos de aquel joven atontado que había terminado sus estudios en París de la primera temporada. Ricardo ha hecho un muy buen trabajo y ha sabido desarrollar y controlar muy bien a Rafael, que sufre muchísimo a lo largo de los capítulos y que tiene un final muy conmovedor.
*Arantza Ruiz repite como Cristina.
Arantza Ruiz e Iñaki Godoy vuelven a meterse en las pieles de Cristina y ‘Gato’, los hijos de Yolanda y Gerardo. Cristina vuelve como una adolescente un poco perdida, que encuentra su camino tras recibir uno de esos golpes que te da la vida; ‘Gato’, por su parte, es ya un preadolescente con la misma chispa que tenía el niño de la primera temporada. Tanto Arantza como Iñaki están de sobresaliente. Como os decía hace unas líneas, han tenido una química magnífica con Michel Brown y a nivel de tramas han estado muy presentes, lo que se agradece, ya que, y creo que lo comentaba en la crítica de la primera temporada, es habitual que este tipo de historias tengan personajes jóvenes (niños o adolescentes) como relleno, sin que aporten nada al argumento, algo que aquí, afortunadamente, no ocurre. Lo mismo puede aplicarse a Jaime del Águila, que de nuevo vuelve a ser ‘Lucho’, el eterno enamorado de Cristina, ahora convertido en policía y alejado de los suburbios en los que vivía en la primera temporada. Otro personajazo.
Muy bien también para Pablo Abitia, que repite como Vicente, aunque a mí, personalmente, me hubiese gustado que su personaje tuviese más recorrido. Creo que podría haber dado mucho juego en la persecución que ‘El Centauro’ desata contra Gerardo y los demás y en la respuesta de estos frente al capo.
*Michel Chauvet vuelve a ser Emilio.
Entre quienes repiten se encuentra, por último, Michel Chauvet, que vuelve a ser Emilio, el hijo de ‘El Centauro’ y Magdalena, la hermana de ‘El Cirujano’. En esta segunda temporada tiene mucho más peso que en la primera, haciendo que el espectador conozca mejor al personaje. Emilio es un estratega. A diferencia de su padre es un tipo discreto que solo desea vivir bien del negocio, sin llamar la atención. Quizás por eso son muy interesantes sus rifirrafes con su padre y las ocasiones en las que piensa en traicionarlo. Michel lleva el personaje con muchísima naturalidad y si en la primera temporada estuvo muy bien, en esta ha estado aún mejor, con ese desarrollo que han hecho del personaje y que ha incluido hablar abiertamente de la bisexualidad de Emilio.  
A estos nueve nombres de actores que repiten hay que sumar otros tantos de actores que se incorporan en esta segunda temporada. Del lado de Gerardo se encuentra Raúl Villegas, un gran descubrimiento, que se mete en la piel de Miguel, el hermanastro de Ana. Un personaje tan tierno como manipulable, en parte por todo lo que le ha tocado vivir. Se le coge mucho cariño, sinceramente, gracias al trabajo impecable de Raúl.
*Horacio García y Olinka Velázquez son Lalo y Elvira.
Salvador Amaya, Horacio García Rojas y Olinka Velázquez son tres de las incorporaciones que suma ‘El Centauro’ a su bando.  Ellos, como Isidro y Lalo, dos de sus matones de confianza. Ella, como Elvira, su cocinera y mujer de Isidro. Los tres actores han hecho un espléndido trabajo. Isidro cae mal desde el primer momento; Lalo cae mal al comienzo, pero luego es bonito ver cómo el amor lo cambia y Elvira es un personaje que despierta mucha compasión, un pajarito enjaulado, doblegada por su marido, que solo recobra la libertad de la mano de Lalo, formando una de las parejas más tiernas de la historia.
En lo policial, la segunda temporada trae dos novedades, encarnadas en Tizoc Arroyo y José Ramón Berganza, Javier y Román, respectivamente, dos agentes de antinarcóticos muy diferentes entre sí: Javier es un tipo leal y eficiente, mientras que Román es un pedante capaz de todo por vivir bien. A Tizoc lo conocía de “Yo no creo en los hombres” y sin queja. Ha llevado al personaje muy bien. A José Ramón no lo conocía, y aunque ha hecho un buen trabajo, sí que le hace falta un poco más de naturalidad en determinadas escenas. Pero insisto, bien.
*Mónica Dionne es Leticia.
A favor de ‘El Centauro’ juegan también Mónica Dionne y Alejandro Caso, con dos personajazos. Mónica se convierte en Leticia, una neurótica mujer que se encarga de distribuir la mercancía y lavar el dinero del capo a través de una red de panaderías. Hacía mucho que no veía a Mónica. Ha estado, simplemente, impresionante. Alejandro, por su parte, es Julián Lemus, un psiquiatra ególatra, que ha desarrollado un método para borrar la memoria de cualquier persona y que ayuda a Benedicto en sus planes con Yolanda. Es un personaje muy siniestro que Alejandro, al que vi este año con un personaje totalmente diferente, el del padre Miguel de “Vuelve temprano”, borda. Es otro que también hace un trabajo impresionante.
Completaría esas nueve incorporaciones con Óscar Toledano, que interpreta a Nicolás, el cuñado de Rafael, un exitoso periodista que da mucho juego en la historia. Óscar ha sido otro descubrimiento que me llevo de esta historia.
Para terminar este apartado es necesario mencionar otros siete nombres de actores que pasan por la historia o se incorporan a ella en diferentes momentos, teniendo su relevancia a nivel argumental: Mariannela Cataño, como Paula, la hermana de Rafael;  Karla Cruz, como Erica, la asistente de Nicolás; Napoleón Glockner, como Ernesto Bianchini, el tío de Rafa y que no es el hombre en lo alto de un pedestal que su sobrino cree que es; José Roberto Pisano, como el Padre Raúl, la bondad hecha persona, pese a los problemas que le trae ser tan bueno y tan generoso; Albi de Abreu, como ‘El Loco’, gran amigo de ‘El Centauro’ que llega a su vida para ponerla patas arriba y abrir todavía más la brecha existente entre Benedicto y su hijo y, finalmente, el colombiano Sebastián Martínez, que como ‘El Primo’ desata simpatía y antipatía a partes iguales.
[PERSONAJES Y ACTUACIONES: 2/2]

TRAMAS
Muchos de los que vimos la primera temporada coincidimos en que la historia, tal y como se contó, prácticamente se agotaba en sí misma. No había más que contar. Quizás por eso no tenía muchas expectativas puestas en esta segunda temporada. Sin embargo, me llevé una de esas sorpresas que de vez en cuando nos llevamos los seguidores de este género.
*Yolanda, como 'La Jefa', en una escena.
¿Cómo continuar una historia prácticamente agotada? El equipo de guionistas de Lina Uribe y Darío Vanegas lo tuvieron claro: contando otra historia totalmente diferente, que solo mantuviese en común con la primera algunos personajes, con la evolución correspondiente a los dos años que hay entre ellas. El resto, todo nuevo. Un poco, salvando las distancias, lo que aquí en España suelen hacer los guionistas de “Amar es para siempre” con sus temporadas.
De esta forma, lo que la primera temporada fue una historia romántica y policíaca a partes iguales, se convierte en esta ocasión en una historia de ciencia ficción (psicodélica, me atrevería a decir), que sin embargo no renuncia ni a lo policíaco ni a lo romántico. Ese toque de ciencia ficción ha echado a muchos espectadores para atrás. De hecho leía opiniones de personas que comentaban que esta segunda temporada era totalmente inverosímil. Personalmente, pienso que precisamente ese toque ha servido para diferenciarla un poco de una telenovela al uso y para hacer mucho más interesante esta segunda tanda de capítulos.
De igual manera, aunque haya quienes vean en esta historia una narconovela, yo sigo insistiendo en que no porque el protagonista sea un capo, la historia deba ser una narconovela, porque no lo es. Si se quiere encuadrar en un subgénero, tal y como está contada es una telenovela o de ciencia ficción o policiaca o las dos cosas, pero no una narconovela.
*'El Centauro' observa a Yolanda disfrazado.
Aclarado esto, sigo. Todo comienza con el regreso a México de los protagonistas y sus hijos tras la falsa muerte de ‘El Centauro’. Un comienzo que es también el punto de partida de un plan estratégicamente diseñado por Benedicto para acabar con todos ellos. Gracias a ese plan, que comienza a desarrollarse desde el primer minuto de la historia, ‘El Centauro’ logra recuperar a Yolanda, su querida, tras hacerla pasar casi por loca ante los ojos de Gerardo, sus hijos y de todos los que la rodean y tras hacerles creer que Yolanda se ha suicidado fruto de su enajenación mental.
Como sabe que su querida no va a estar por las buenas con él, decide, con la ayuda del doctor Lemus, borrarle la memoria siguiendo un complejo procedimiento médico diseñado por el psiquiatra y que no tiene muchas garantías, al no haberse experimentado mucho con anterioridad. Aunque en un principio solo quiere usar a Yolanda para que mate a sus enemigos, ‘El Centauro’ cambia de planes cuando ve que esta, sin recordar absolutamente nada, e influenciada por sus mentiras, se vuelve a convertir en su amante y decide asumir las riendas de su neogcio.
*Gerardo y Ana conversan en una escena.
Entretanto, Gerardo descubre, tras conocer a Ana, que ‘El Centauro’ está vivo y no duda en unirse a ella para acabar con él, desatando una guerra encubierta entre ‘El Centauro’ y sus hombres y Gerardo, Ana y distintos colaboradores con los que cuentan a lo largo de la historia.
Esto es solo el punto de partida. Como veis, un arriesgado, entremezclando ciencia ficción, tramas policíacas y tramas románticas, que sin embargo da como resultado una grandísima historia en la que, de nuevo, Gerardo y los suyos se enfrentan a Benedicto, que no para de perseguirlos. En ambos bandos se dan distintas traiciones, víctimas, secretos y relaciones sentimentales. Esa persecución entre los dos bloques es, simplificando mucho, lo que centra la acción de esta segunda temporada.
En el apartado puramente romántico, me quedo con la relación entre Yolanda y Gerardo (con Ana como tercer vértice de un triángulo muy interesante), la de Cristina y Lucho (ese amor juvenil, tierno y puro que ha resistido al paso del tiempo, aunque Cristina lo niegue al principio) y la de Elvira y Lalo, dos de los nuevos personajes, una relación, como os decía, muy tierna, que tiene en Isidro un vértice de cuidado.
*Un beso entre Lemus y Emilio.
Sin dejar lo sentimental, me parece genial que hayan hablado abiertamente de temas que aún hoy son tabúes, cuando no deberían serlo, como la bisexualidad, a través de Emilio y Nicolás, o la homosexualidad, a través de Lemus. Aplaudo, en ese sentido, que hayan mostrado a hombres besándose. Puede parecer una tontería, pero es un aspecto más del mundo en el que vivimos que rara vez muestran las telenovelas. 
En general, a nivel argumental, no hay nada que se pueda objetar, más allá de un par de cosas. La primera es esa entrada un poco forzada del personaje de Ana, de lo que ya os he hablado. Algunos de los nuevos personajes entran con más facilidad, ya que quienes vimos la primera temporada sabíamos, por ejemplo, que Bianchini tenía un tío comisionado y una hermana en el DF, aunque no fuesen parte de las tramas en aquel entonces. También se ha facilitado la entrada de personajes por parte de ‘El Centauro’, con hombres que se supone que trabajaban para él desde hace tiempo, seguramente bajo las órdenes de Félix o alguno de los capataces con los que contaba en la primera temporada.
*Sandra y Michel, de 'incógnito' en una escena.
El cambio de escenario (de Guanajuato al DF) favorece también que entren personajes, sin forzar mucho la historia, como es el caso de Román, Javier o Leticia.
Cuando supe que esta segunda temporada tendría 90 capítulos, me asusté. Tras haberla visto, pienso que son los necesarios para contar todo lo que se quiere contar y tal y como se cuenta. El ritmo de la historia es trepidante, desde los primeros minutos y hasta el final. No hay capítulo en el que no pase algo importante.

Ese ritmo magnífico, con tramas que se resuelven a buen ritmo, con giros que dejan descolocado al espectador en más de una ocasión y lo bien perfilados que están los personajes hacen que sea una historia adictiva, de esas que atrapan al espectador y que se disfrutan muchísimo. Ese ritmo vertiginoso de acontecimientos lleva a un final ambiguo. Podría decirse que es más cerrado que abierto, pero por lo que se ve y por lo que se cuenta, quizás sea más abierto que cerrado. Imagino que querrán que cada espectador imagine lo que quiera imaginar, lo que me parece bien. Supongo también que lo habrán hecho así pensando en las dos posibilidades que tienen hoy en día este tipo de telenovelas por temporadas: o renovar, o no renovar. No me atrevo a decir si es o no necesaria una tercera temporada. Quedan unos hilos con los que se podría jugar y viendo la capacidad de reinventarse, argumentalmente hablando, que tienen los guionistas, no dudo que saquen, como han hecho, otra historia totalmente diferente a modo de tercera temporada. Otra cosa es que Telemundo quiera. El tiempo dirá.
*'El Centauro', haciendo planes contra Gerardo.
Si la historia no continúa, insisto, ese final puede quedar perfectamente como lo que es y con lo que en él ocurre. Precisamente, en ese último capítulo tiene lugar la segunda de esas cosas objetables a nivel argumental: encuentran a una mujer, aliada de ‘El Centauro’ asesinada, en casa de este, sin que se sepa quién ni por qué la mató, cuando en el capítulo inmediatamente anterior esa mujer estaba charlando animadamente con ‘El Centauro’, Emilio y los demás. No sé si es un error argumental, si es algo provocado por el montaje o si ha habido alguna censura de por medio. Lo que sí es evidente es que no se entiende qué ha podido pasar ahí para que ese personaje acabe así.
Tal y como está planeada y desarrollada la segunda temporada, si alguien que no haya visto la primera la quiere ver, yo le diría que puede hacerlo sin problemas, lo cual es otro punto a favor del trabajo que han hecho con los guiones. Hay ‘flashbacks’ que permiten volver atrás en el tiempo, recordando algunos momentos de la primera temporada, pero no con efectos sobre el argumento, sino simplemente para completar el sentido de diálogos o apoyar recuerdos de los personajes y que pueden ayudar a quien no haya visto la primera temporada a conocer un poco los orígenes de los personajes que están presentes en las dos.
 [TRAMAS: 4,8/5]
MÁS COSAS
*Una explosión del primer capítulo.
Sony Pictures y su filial Teleset están detrás de esta historia, lo que se traduce en una realización excelente, jugando con todo tipo de tiros de cámara y preparando a conciencia cada escena. Dentro de la realización, tengo que destacar obligatoriamente los efectos especiales: hay algunos que nada tienen que envidiar a los de cualquier película hollywoodiense, desde explosiones a heridas muy realistas, pasando por tiroteos y muertes que ponen los pelos de punta. Visualmente es una telenovela que se disfruta muchísimo.
Sobre la musicalización, genial. Han recuperado temas de la primera temporada, como “Ahí va la querida” y han sumado otros, como “Traicionero corazón”. Echo en falta, sin embargo, que en los tiempos que corren Telemundo, Sony o Teleset no se hayan animado a crear una lista en Spotify o a subir a Youtube estas canciones, de las que, por lo que he investigado, nadie sabe ni sus títulos (yo les he puesto esos), ni quiénes las cantan ni nada. Hubiese sido un buen detalle para con los espectadores. Los ‘soundtracks’, estupendos.
*La nueva mansión de 'El Centauro'.
A diferencia de la primera temporada, ambientada en provincia, con el rancho de ‘El Centauro’ como referente, esta segunda temporada se traslada al DF. Un traslado que permite al espectador ver a los personajes moverse por distintas calles, plazas y lugares emblemáticos de la capital y conocer un par de vecindades, de esas tan típicas del Distrito Federal, como en la que pasan buena parte de la historia Gerardo y los suyos, situada a escasos metros del edificio del gobierno. También, gracias a este cambio en la ambientación se muestran otros lugares emblemáticos de la capital, como la Torre Reforma, que yo no había visto en ninguna telenovela.
‘El Centauro’, por su parte, cambia su rancho por una imponente mansión de la que sale y entra por un largo pasadizo que comunica con un armario situado en una nave abandonada y por el que debe moverse en un cochecito de esos que se ven en los campos de golf. Es algo que recuerda un poco a la Narnia de C.S. Lewis, pero que queda francamente bien en la historia. En esa mansión permanece hasta que las cosas comienzan a torcérsele, momento en el que la abandona para mudarse a otra espectacular casa, con su piscina y sus lujos.
Increíbles también otras localizaciones, como el orfanato abandonado o la iglesia que tanto juego dan a los que huyen de ‘El Centauro’ en la segunda mitad de la temporada. Han jugado con la variedad de localizaciones que ofrece el DF y el resultado final ha sido, sin duda, un sobresaliente en este apartado.
*Una de las paredes difuminadas
En cuanto a los decorados, los pocos que hay (el interior de la primera mansión de ‘El Centauro’ o el interior de la comisaría de policía, por ejemplo), están muy bien logrados.
Termino con un clásico en mis críticas: la censura. No me gusta que se censuren palabras malsonantes, pero aquí vuelve a pasar. Tampoco me gusta lo que han hecho en determinadas escenas, difuminando cosas como la jeringa que un toxicómano se está clavando en el brazo en una vecindad a la que llegan Ana y Miguel, los posters con mujeres de buen ver que hay en el cuarto de esa vecindad en la que se instalan Me parece que nada de esto debería hacerse en un producto que en Estados Unidos se emite con la calificación de edad +14 y con advertencias expresas de sexo, violencia y diálogos obscenos al inicio de cada capítulo.
MÁS COSAS [2,7/3]

*Michel, Humberto, Sandra y Brown, en la presentación.
Una muy grata sorpresa. Eso ha sido para mí la segunda temporada de “La querida del Centauro”. No tenía expectativa alguna, pero la reinvención argumental llevada a cabo por los guionistas, un elenco soberbio  y  el ritmo frenético de la historia hicieron, como habréis deducido por esta crítica, que me enganchase muchísimo y que empatizase prácticamente con todos los personajes.
Totalmente recomendable, aunque no se haya visto la primera temporada. Para mí, lo mejor que ha hecho Telemundo (gracias también a esa alianza con Sony y Teleset) en este 2017.

~PUNTUACIÓN FINAL: 9,5~



Comentarios

GAFEMO ha dicho que…
Buenas tardes:

Os recuerdo algo que ya comenté en la crítica de "La candidata", hace un par de meses. Desde aquella crítica me comprometí a publicar debajo de cada apartado la puntuación que los aspectos en él comprendidos me merece.
Es algo nuevo y no tan nuevo, porque desde que comencé con el blog, a la hora de hacer críticas he venido haciendo lo mismo: máximo de 2 puntos para personajes y actuaciones, máximo de 5 para tramas y máximo de 3 para lo que llamo "más cosas".
Cualquier trama concreta que queráis comentar, estoy abierto a ello a través de este apartado para comentarios.
Si no habéis visto la historia o la estáis viendo, tened cuidado con los comentarios, porque puede haber SPOILERS.

Un saludo.
Totem Lobo ha dicho que…
Justo la acabe hoy esta serie y puedo decirte que leyendo tu reseña que me encanto, me sentí identificada en la parte de cuando iba a ver la segunda temporada y dije ¿90 episodios? ¿necesarios? y tanto que sí, incluso mejor que la primera. Tuvo un final grandioso.
Un saludo