CRÍTICA: "El Barón" (Telemundo, Teleset y Sony, 2018-2019)

Cuando en febrero vi el primer capítulo de El Barón, me llevé una grata sorpresa. Una narconovela que parecía diferente, que Telemundo coproducía junto a Sony Pictures y Teleset con guion de Jörg Hiller y que además estaba protagonizada por María Elisa Camargo. Eran factores que animaban a verla y a ello me dispuse unos meses más tarde. La comencé a finales de julio y la terminé en los primeros días de septiembre. En esta crítica os cuento qué me ha parecido El Barón.

[¡CUIDADO! Si estás viendo esta telenovela o tienes pensado hacerlo, quizás no deberías leer esta crítica, ya que puede contener SPOILERS que hacen aconsejable su lectura después de haberla visto. De igual modo, en los COMENTARIOS de esta crítica puede haber algún SPOILER].

SINOPSIS
Nueva York, años 70. Nacho Montero (Francisco Angelini) es un joven mexicano que acaba de graduarse en Finanzas. Soñador y visionario, decide iniciarse en el mundo del contrabando de tabaco con sus amigos colombianos Ramiro (Variel Sánchez) y Judy (Tania Valencia). La buena marcha del negocio le lleva poco después a importar  y distribuir marihuana tanto en Estados Unidos como en Canadá. Es en este país donde conoce a Isabel (María Elisa Camargo) una mexicana de la que se enamora perdidamente y que poco después se convierte en su esposa. Aunque las cosas le van bien con el tráfico de marihuana, su proveedor colombiano, Pablo Escobar (Mauricio Mejía) lo convence para distribuir una nueva droga llamada cocaína.  
Con la cocaína, si bien las ganancias son mayores, también lo son los problemas que esta sustancia trae a la vida de Nacho y su esposa. De esta forma el CENTAC estadounidense comienza a seguirles la pista, con una investigación capitaneada por los detectives Joe Fernández (Jorge Luis Moreno) y Paul Thompson (Andrés Echevarría). No solo los agentes de la autoridad supondrán un quebradero de cabeza para Montero y los suyos. Compartir territorio con la temible Griselda Blanco (Juana Arboleda) les llevará a temer por sus vidas en más de una ocasión.

DATOS y TRÁILER

Colombia y Estados Unidos. Telemundo, Sony Pictures y Teleset, 2018.
59 capítulos.
PRODUCTORAS EJECUTIVAS: Silvia Durán y July Sierra.
GUION: Jörg Hiller, Johanna Gutiérrez, Carolina Barrera y Patricio Hernández.
DIRECCIÓN: Rodrigo Triana y Danny Gavidia.
Emitida en Estados Unidos entre el 30 de enero y el 25 de abril de 2019.

PERSONAJES Y ACTUACIONES
Francisco Angelini es Nacho Montero, El Barón. A Francisco lo conocí hace dos años en La hija pródiga y me gustó. Como Nacho lo he visto bien, mejor al final que al principio, donde se ve que le falta rodaje tanto a Nacho como a él a la hora de interpretarlo.  Conforme la historia avanza va haciéndose con él y al final, en los últimos veinte capítulos, se luce. En cualquier caso, se le nota que disfrutó lo indecible con este personaje y no es para menos, porque Nacho es un tipo peculiar dentro del negocio del narcotráfico en el que se mueve.
Francisco Angelini y María Elisa Camargo son Nacho e Isabel

María Elisa Camargo interpreta a Isabel, la esposa y gran amor de Nacho. Son tal para cual, aun cuando Isabel tenga más sensatez que su marido. María Elisa está genial, como siempre. Es una de las actrices más naturales y entregadas que conozco y se nota que dio el todo por el todo a la hora de ser Isabel. Su química con Francisco no está nada mal.
Siguiendo los pasos de Nacho se encuentran dos policías. Jorge Luis Moreno da vida a Joe y Andrés Echevarría a Paul. No dejan de ser el clásico dúo de policías en el que uno es el poli bueno y correcto y el otro el menos bueno, más caótico e incorrecto. A Jorge Luis Moreno le toca ser este último. Me ha gustado. Puede que sea su mejor personaje hasta la fecha, mejor incluso que El Patas de Mi familia perfecta, aunque al principio está un pelín sobreactuado. Lo mismo puedo decir de Andrés, que interpreta al poli bueno. Los dos hacen una pareja interesante, con mucho feeling y bastante favorecida por las tramas, como os explicaré en el siguiente apartado. Vigilando el trabajo de estos dos se encuentra Kristina Lilley, que interpreta a la sargento Farley. Kristina brilla con cualquier personaje, incluso con uno como este, tan diferente a los que venía haciendo en los últimos años. Está soberbia.

Julián Díaz (Drake), Tania Valencia (Judy) y Variel Sánchez (El Paisa)
Dentro del mundo del narcotráfico en el que se mueve Nacho aparecen unos cuantos amigos y enemigos. Entre los amigos se encuentra Ramiro, El Paisa, un joven muy al estilo de Nacho. Variel Sánchez da vida a este personaje, que a mí no me ha disgustado, aunque siento que a nivel argumental pudo dar más juego. Tania Valencia es Judy, otra amiga de Nacho, aun cuando hay momentos en los que juega en otras ligas. Tania ha hecho un buen trabajo y ha sabido sacar partido de Judy en las distintas etapas por las que pasa el personaje. Otro gran amigo de Nacho es David Liebermann, al que da vida Kornel Doman, el gran descubrimiento que me deja esta historia. Quedaos con su nombre, porque debutó en televisión hace apenas cuatro años y me da a mí que va a tener una gran trayectoria.
Julián Díaz, como Drake, y Gabriel Tarantini, como Justin, completan el círculo más íntimo de amigos de Nacho. Drake es su jefe de seguridad, un tipazo, que Julián Díaz lleva con acierto. Justin es un joven que entra en este mundo buscando cierta autonomía y alejarse del control de sus padres, el agente Paul y Carla. Muy bien para Gabriel, con un personaje en el que no me imagino a otro actor después de haberlo visto a él. Ya que la he mencionado, Carla cae en manos de Natasha Klauss, otra grande del género que vuelve a brillar con un personaje que pasa por muchas cosas a lo largo de la historia.
Nacho trafica con la mercancía que produce Pablo Escobar. Mauricio Mejía se convierte en el poderoso narcotraficante, un personaje que aquí tiene peso, aunque pocas tramas, y que él saca adelante sin problemas. Esa mercancía también suscita el interés de otros, como el corrupto agente Zamora, un tipo abominable interpretado magistralmente por Carlos Camacho. 

Juana Arboleda es Griselda Blanco, La Madrina
Sin embargo, solo los auténticos jeques del negocio se encargan de distribuirla a gran escala y entre esos jeques hay una mujer que es la que pone las reglas: Griselda Blanco, La Madrina. Espectacular, increíble, brutal, excelente… Todo lo que se diga del trabajo de Juana Arboleda, la actriz que da vida a este personaje, es poco. Esta excéntrica y poderosa mujer es la auténtica villana de la historia y Juana la maneja que da gusto verla. Es mi personaje favorito y corrobora lo que ya dije de Juana hace un año, al hilo de Paraíso Travel, donde la descubrí: es una grandísima actriz.
Como en toda narconovela que se precie, aun cuando esta tenga sus cosas que la hacen diferente, Nacho tiene que tener amoríos con alguna mujer más allá de su esposa. Es aquí donde entran en juego Michelle Rouillard y Lorena García, que son  Marcela y Cecilia, dos amantes del protagonista en distintos momentos de su vida, que se convierten en auténticas pesadillas para él, sobretodo la última. Muy buen trabajo el de ambas, a las que no conocía. Brutal también la química que tienen Francisco y Lorena y que ha ido más allá del set de rodaje, ya que se enamoraron y están juntos desde entonces. Cosas bonitas que tiene pasar tantas horas compartiendo grabaciones.
El elenco de esta historia, que como veis es bastante reducido, se completa con participaciones especiales de actores de la talla de Julio Bracho y Carolina Gómez, que interpretan  Gerónimo y María Clara, los padres del protagonista; Juan Pablo Llano, como Mauricio, un amigo de María Clara y socio de Nacho; Pedro Suárez, que es Alberto, el hermano de Ramiro y colaborador de Nacho; Brian Moreno, como Pacho Herrera, el líder del cártel de Cali, un capo homosexual muy peculiar, y Tim Jansen, que da mucho juego en determinados momentos de la trama como Kyle, la expareja de Isabel.
[PERSONAJES Y ACTUACIONES: 2/2]

TRAMAS
El Barón es una narconovela diferente por muchas razones, algo que jugó en su contra en lo que a términos de audiencia se refiere, al menos en su emisión en Estados Unidos ya que desconozco cómo le ha ido en otros países. 

Isabel y Nacho en una romántica escena en la playa
Quedándome solo en la superficie, es una narconovela diferente por el contexto en el que se desarrolla, con los últimos años de la década de los 70 y principios de los 80 como marco temporal de la acción, algo poco habitual en las narconovelas. Sin profundizar mucho en los personajes, es posible percatarse a simple vista de que Nacho e Isabel no son Aurelio Casillas y Mónica Robles. Para empezar, él es un tipo instruido, de buena familia, que incluso lee a Kant. Ella, sin que el espectador conozca mucho de su pasado, se revela una mujer con escrúpulos y muy humana. Una humanidad que se pone de manifiesto en que Nacho se niega a matar y no mata a nadie a lo largo de la telenovela, o en que él e Isabel acuden en varias ocasiones a la iglesia a rezar y a misa, o que bailan en discotecas llenas hasta la bandera, sin esconderse de nadie. Nacho es también el primer narcotraficante con el que me encuentro al que se le ve consumir en alguna ocasión aquello que vende.
La historia transcurre, contextualmente hablando, en los comienzos del narcotráfico en los Estados Unidos. Que en ella aparezcan personajes reales como Pablo Escobar o Griselda Blanco llevó a Telemundo a venderla como una historia basada en hechos reales. Esa creencia se avivó con algunas promos y la propia entrada, en la que aparecen supuestos recortes de prensa e imágenes de archivo. Sin embargo, esta historia no se basa en hechos reales. Vale, alguno hay, sí, porque hay personajes que existieron, pero no Nacho, Isabel y los suyos. No hubo un barón que traficó para Escobar en Estados Unidos y por ende una historia sobre un personaje ficticio es claramente una ficción. Eso sí, una ficción ambientada en un contexto real, con algunos personajes reales, pero que no por ello permiten que la historia lleve esa etiqueta de “basada en hechos reales”. Lo explicaba muy bien Francisco Angelini en una entrevista para el diario La Opinión, en la que deja claro que “El Barón es una historia de ficción que está situada en una situación que fue real. Hay una investigación histórica […] pero es un personaje ficticio”. Muchos, entre los que me incluyo, pensamos en un primer momento y a tenor de lo que se anunció y se vio, que esta era una historia que partía tanto de hechos como de personajes reales. Nos equivocamos.

Paul y Joe, agentes del CENTAC y principal pesadilla de Nacho
Aclarado ese extremo, me gustaría entrar a comentar algo de las tramas. El Barón tiene de todo. Se pueden encontrar tramas románticas, como la que escriben Nacho e Isabel prácticamente desde el inicio, una trama clásica, muy como las que había en las telenovelas de hace unas décadas, inclusive con amantes del galán furiosas y desquiciadas, y con una protagonista que es una santa y que le perdona todo a su gran amor, pese a lo cínico que es Nacho en lo que a sus amoríos con otras se refiere. Hay más tramas románticas, como la que une a Carla y Paul, que tiene un fuerte contenido dramático, o el breve noviazgo con Lidia que marca la vida de David, el amigo de Nacho.
Junto a estas y otras tramas románticas la historia cuenta con un importante componente policíaco en manos de Paul y Joe. Hay que tener en cuenta que todo transcurre a finales de los 70, donde la corrupción entre los agentes de policía y la falta de medios impiden que estos agentes obtengan logros notables. Aun así, se disfruta ese juego gato-ratón que el CENTAC mantiene con Nacho durante buena parte de la historia. En Nacho y sus negocios recaen tramas propias de una narconovela, con cargamentos, guerras entre cárteles, laboratorios en la selva, jóvenes vendiendo en las esquinas y todo eso que normalmente se ve en cualquier narconovela. La llamo así porque tiene estas tramas y porque los medios insisten en llamarla así, pero realmente el equilibrio entre tramas románticas, policíacas y sobre el narcotráfico es tal que más que una narconovela es algo así como una telenovela clásica, de corte policíaca y con tintes de narconovela. Puede sonaros raro y tenéis razón, pero es difícil de catalogar y como he dicho varias veces a lo largo de la crítica no es una narconovela al uso ni en personajes ni en tramas ni en otras cosas, como el hecho de que sea el propio Nacho quien guíe las tramas e introduzca distintas escenas mediante una narración en off, anticipando al espectador pequeñas informaciones sobre lo que va a pasar en capítulos posteriores, pero sin desvelar nada, tratando de aumentar su interés en aquello que va a ver. Es un buen recurso, quizás más habitual del cine o del teatro, pero que no desentona en una historia como esta. 

Nacho y Pablo Escobar en un laboratorio de droga en la selva
El ritmo de las tramas es bueno, si bien El Barón se pierde a menudo en las tramas secundarias. Entiendo que se busque retratar los comienzos del narcotráfico, pero las reuniones del cártel de Medellín o el viaje de todos sus miembros a Panamá aburren y mucho. Lo mismo sucede en determinados momentos con algunos agentes del CENTAC, como Cabrera, un corrupto chiflado que llega a meter a todos sus compañeros en una celda sin que ninguno de ellos se rebele contra él, aunque algo pase después. Sin dejar de hablar del ritmo, la historia se narra con saltos temporales, pero sin ninguna marca o leyenda en la que se indique cuánto tiempo transcurre. Con el paso de los capítulos y los cambios físicos de los personajes da la sensación de que se han tenido que ver unos cuantos años de la vida de Nacho y los suyos. Sin embargo al final se revela que desde que Nacho e Isabel se conocen y hasta su última escena han pasado solo dos años, muchos menos de los que el espectador cree. Parece un juego de los guionistas, un juego que a mí me ha gustado, aunque reconozco que prefiero que me vayan indicando años, saltos temporales y demás cuando veo una telenovela.
La historia concluye con un final difícil de calificar. Yo diría que es abierto, pero un buen epílogo del protagonista se ocupa de cerrarlo. Un epílogo con moraleja incluida, aunque cualquier espectador puede intuirla: el narcotráfico seguirá existiendo, por mucho esfuerzo que las autoridades pongan en combatirlo. Quedan, pese a ello, ciertas cosas en el aire, que supongo que dejaron así por si había una continuación. Es evidente que no va a ser así.
Una vez vista, se tiene la sensación de contemplar un puzle más o menos completado a partir de una serie de piezas que al principio parecían difíciles de encajar. Ese puzle no tiene fisuras. No hay nada, o yo no he encontrado nada, que no encaje en lo que a las tramas se refiere. Sí que hay cosas que no cuadran en materia de ambientación, aunque eso os lo cuento en el siguiente apartado.
[TRAMAS: 3/5]

MÁS COSAS
El sello de Sony Pictures y Teleset se nota en lo que a realización y dirección se refiere. Una vez más han tirado la casa por la ventana,  jugando con drones, planos multicámara y efectos digitales. Dentro de estos últimos merece la pena destacar el buen trabajo que han hecho con las escenas en las que los personajes viajan en avión. Puede que haya un chroma y un ordenador detrás de ellas, pero no se nota tanto como ocurría, por ejemplo, en las primeras temporadas de El Señor de los Cielos. Sí que, como pequeña pega, deberían mejorar las escenas en las que los personajes viajan en coche, en las que muchas veces aún se sigue notando esa green screen detrás de los vehículos.

Mansión de La Madrina en Miami
Aunque predominan los exteriores, algunos tan impresionantes como las casas de Nacho  y de La Madrina en Miami, la historia tiene también decorados bastante bien hechos, como las dependencias policiales o las bodegas de los distintos narcotraficantes. Por cierto, esta historia transcurre en Estados Unidos y Colombia, países en los que también se rodó. Puede parecer una tontería, pero ya sabéis que muchas veces por falta de tiempo o de presupuesto lo de rodar en los distintos países en los que transcurre la acción es algo que no se hace.
Rodar algo ambientado a finales de los 70 exige una labor importante de ambientación y atrezo. Han cumplido con creces, aunque se les han escapado pequeños detalles como que Pablo Escobar anduviese por su finca en quad a finales de los 70 –este vehículo comenzó a comercializarse casi veinte años después– o que en una de las bodegas de Nacho en Miami aparezca una moderna impresora HP de esas que van con tóner y que por lo menos son de principios de los 2000. También hay escenas que supuestamente transcurren en México en las que salen los mismos coches de policía que se veían en Miami. Sin dejar la ambientación, reconozco que me ha gustado mucho el vestuario, muy setentero y yeyé.

La musicalización es estupenda, aunque prácticamente todos los temas que se escuchan son versiones de temas en inglés, algunos tan míticos como el tema de AC/DC Highway to hell,  versionado por Carlos Santos y Gonzalo Sargaminaga, o One way or another, de Blondie, al que aquí ponen voz Cony Ucrós y Orlando Pérez Rosso. También hay otros temas compuestos ad hoc, como es el caso del principal, Fragile we are, interpretado por Ben Foerg.
De nuevo termino una crítica lamentando que no se nos haya permitido escuchar las palabrotas que impregnan algunos diálogos. Nunca me cansaré de insistir en lo necesario que es acabar con esta censura al trabajo de guionistas y actores, que repercute para mal en la experiencia de quien se sienta a ver una telenovela, serie o lo que sea. Eso sí, vamos avanzando en otro tipo de censuras: aquí salen personajes fumando marihuana, algo que hace poco más de dos años los de Telemundo censuraban con un borrón en El Chema.
[MÁS COSAS 2,5/3]


Jorge Luis, María Elisa, Francisco y Variel en la presentación a los medios 
Como experimento dentro del mundo de las narconovelas, aunque en sentido estricto no lo sea, demuestra que es posible trazar historias de amor y de corte policíaco en medio de un mundo tan peliagudo como es el del narcotráfico. Un buen elenco, en el que destacan especialmente María Elisa Camargo y Juana Arboleda, saca adelante sin problemas esta historia que no está basada en hechos reales, aunque haya personajes que sí existieron, y que no tiene un mal ritmo, aun cuando en ocasiones se pierda en tramas secundarias que estancan el desarrollo de la acción principal.  Visual y estéticamente se disfruta mucho, pues no en vano Sony Pictures y Teleset llevan años trabajando tanto en cine como en televisión y se nota.

PUNTUACIÓN FINAL: 7,5

Comentarios

tessa ha dicho que…
Hola Gafemo:
Que criticas haces más completas y bien hechas, me encantaría verlas y poder opinar.

Actualmente solo veo «Madre» los domingos y nada más, ya con las turcas me he saciado taaanto que ya no tengo ganas de ver ninguna, y por Internet me cansa mucho..

Yo soy de las de las de antes, por la tarde si veo algun rato es 'Pasión de G' son las que me gustan, me atrapan, como 'D.Barbara' ahora ya me tienen que gustar los protagonistas para verlas.

Y ultimamente entre turcas y narconovelas además ya la competencia va todo por Netflix, ha cambiado todo mucho.

Bueno yo te sigo en el blog igual, ya no puedo poner comentarios, pues no voy al día en telenovelas!!

Saluditos igualmente😃😉
rofphoebe (Rosario) ha dicho que…
Yo la tenia en el disco duro para verla,pero mi amiga Cecilia empezo a verla y no le gusto nada y al tener tantas pendientes la borre .
Gafemo ha dicho que…
Buenos días:

@Tessa... A ver si para 2020 volvemos a coincidir con alguna telenovela. El sector audiovisual está cambiando y nos está saturando un poco a todos, entre televisión, internet, plataformas... Agradezco que sigas ahí al pie de la pantalla :) Para los que blogueamos la fidelidad de quienes nos dedicáis unos minutos de vuestras vidas es la mayor recompensa que pueda haber.

@Rosario... Entre tú y yo, no te pierdes mucho. Necesitaba un par de vueltas, de guion, de concepto y de todo antes de haberse puesto a rodar. Aun así, han hecho lo que han podido pese a que faltaban muchas cosas por pulir.

Un saludo!
Adriana ha dicho que…
"Si hay una serie que tiene personajes chingones, es #ElBarón. Una serie llena de todo tipo de emociones desde el principio hasta el final. No es solo una historia de drogas, es también una historia de lucha, valentía, honor y amor. Gracias infinitas a todo este equipo que hizo posible esta joya de serie que, aunque no tuvo el éxito esperado, hay quiénes la guardarán en el corazón 💙 por siempre. Esto se acabó, señores, hasta la próxima. Cambio y fuera."

Con estas palabras yo me despedí de la serie en mi cuenta de instagram. A lo mejor seré una de las pocas personas que quedó totalmente enganchada con esta historia y para mí, la verdad, es una de las mejores series de Telemundo. La amé y le guardo un cariño muy especial. Me parece una lástima que el público estadounidense no le dio la oportunidad a algo diferente de las narcoseries de siempre. Para mí es una verdadera joya y me quedé con muchas ganas de una continuación. Francisco Angelini hizo un gran trabajo, bueno, todos lo hicieron. Y me gustó mucho la idea de que el personaje principal esté narrando la historia. Algo que no es muy común. Me doy cuenta de lo mucho que extraño esta serie. Gracias por esta crítica, me trajiste unos recuerdos hermosísimos.
Gafemo ha dicho que…
Hola, Adriana:

Veo que te encantó. La verdad es que sí, es una pena que no funcionase en Estados Unidos, porque aunque para mí flojee en algunos aspectos, en otros ha sido muy novedosa. Ahí está esa narración del protagonista, haciendo cómplice al espectador, el juego entre personajes reales y personajes ficticios, cómo nos 'engañaron' con el tiempo que aparentemente pasa en la historia... Hay pequeñas grandes novedades que el tiempo dirá si otras telenovelas adoptan o simplemente las dejan pasar. Como experimento, en ese sentido, ha sido genial.

Un saludo!