Silvia Navarro, Gabriel Soto, Adriana Louvier y Carlos Ferro en una misma historia.
Ese era un motivo más que suficiente para ver Caer en tentación, el remake
que Giselle González produjo para Televisa de la argentina Amar después de amar, tan aplaudida por la crítica y que no vi,
pese a que me hubiera gustado hacerlo.
Comencé
Caer en tentación a principios de
junio y la terminé un par de meses más tarde, en agosto. Os ofrezco mi crítica
de esta historia, una crítica que dicho sea de paso, me ha costado mucho
escribir. Ya os explicaré por qué.
[¡CUIDADO! Si
estás viendo esta telenovela o tienes pensado hacerlo, quizás no deberías leer
esta crítica. Puede contener spoilers que hacen aconsejable su
lectura después de haber visto la historia].
SINOPSIS
Damián
Becker (Gabriel Soto) conduce por la carretera de Valle de Bravo. Es de noche y
lo acompaña su amante, Carolina Rivas (Adriana Louvier). Con ella planea huir y
comenzar una nueva vida lejos de sus respectivas familias. Sin embargo, un
accidente trastoca sus planes: el coche se sale de la carretera y Damián es
hallado horas después dentro de él e inconsciente. No hay ni rastro de
Carolina.
Logotipo de la telenovela |
Tres
años antes y por una serie de casualidades, Damián y su esposa, Raquel Cohen
(Silvia Navarro), habían entablado una bonita amistad con Carolina y su marido,
Santiago Alvarado (Carlos Ferro). Lo mismo había ocurrido entre Mía (Ela
Velden) y Federico (Germán Bracco), los mellizos de Damián y Raquel, con Lola
(Julia Urbini) y Nicolás (José Manuel Rincón), los hijos de Santiago y
Carolina.
Esa
amistad se vio pronto empañada por el amor que surgió entre Damián y Carolina,
un sentimiento que les llevó a caer en tentación, manteniendo una relación a
escondidas de sus respectivos cónyuges durante varios años.
Descubrir,
a raíz del accidente, todo lo que había ocurrido entre Carolina y Damián,
provocará un terremoto en las dos familias, en medio del cual surgirá el amor entre
Raquel y Santiago.
TRÁILER
México.
Televisa, 2017-2018.
102
capítulos.
PRODUCTORA
EJECUTIVA: Giselle
González.
GUION: Leonardo Bechini, Óscar Tabernise y
María Elena López.
DIRECCIÓN: Eric Morales y Juan Pablo Blanco.
Emitida
en México entre el 18 de septiembre de 2017 y el 11 de febrero de 2018.
PERSONAJES
Y ACTUACIONES
Una
de las principales bazas de esta historia es un elenco relativamente pequeño en
el que se mezclan actores y actrices de impresionantes trayectorias con rostros
más desconocidos para los seguidores del género.
Los matrimonios protagonistas de esta telenovela
Silvia Navarro interpreta a Raquel, una madraza y una mujer solidaria, amiga de sus amigos, que lleva veinte años casada con Damián, un exitoso empresario al que da vida Gabriel Soto. Silvia es Silvia. Lo dicen los productores, muchos de sus compañeros y quienes hemos seguido en toda o en parte su trayectoria en el género: es una de las mejores actrices que tiene México. Con Raquel brilla una vez más. Es un personaje complejo, con muchos matices, que saca adelante sin problemas, siendo capaz de hacer que el espectador empatice con esta mujer que, insisto, tiene sus luces y sus sombras. Gabriel, por su parte, mejora con los años y si para mí se había consagrado como actor en Yo no creo en los hombres, aquí ratifica que es uno de los grandes galanes que tiene Televisa en estos momentos. Se luce como Damián y tiene una química muy buena con Silvia.
Adriana Louvier y Carlos Ferro son Carolina y Santiago, los amigos de Raquel y Damián. Adriana se apunta otro tanto con su tercer papel protagonista en Televisa. Me ha gustado muchísimo cómo ha llevado a Carolina, un personaje en el que la razón y el sentimiento están en permanente lucha y que tan pronto se deja llevar por la mente como por el corazón. Hay quienes han visto en Carolina una villana –de hecho Adriana tuvo que aguantar de todo por lo que hacía su personaje- pero no es así. Es una ama de casa que simplemente se enamora de un hombre casado, pero más allá de lo que ello pueda provocar en las dos familias, ni Carolina ni Damián obran conscientemente para causar el mal. Ni ella ni él son villanos. ¡Qué química tienen Gabriel y Adriana! Se les nota que han trabajado juntos y que se conocen perfectamente. Adriana tiene también cierto feeling con Carlos, que cierra el cuarteto protagonista. Para muchos, un desconocido, al que yo había descubierto en Vuelve temprano hace casi dos años. En la crítica de aquella telenovela le auguraba un gran futuro, como parece que va a ser. Es un actor muy natural, aunque al principio se le ve algo forzado, buscando el tono de un personaje mayor que él, anclado en ideales arcaicos como que la mujer debe estar en casa cuidando de sus hijos. En cuanto pilla el tono del personaje se luce y se le ve disfrutando con la transformación por la que atraviesa Santiago, gracias en buena medida a Raquel. Carlos y Silvia forman otra pareja con una química desbordante.
Arath de la Torre, Julieta Egurrola, Erika de la Rosa y Carlos Valencia hacen maldades en esta historia
Cuatro son los villanos con los que cuenta esta telenovela. Dos, muy próximos a Damián: Andrés (Arath de la Torre) y Miriam (Julieta Egurrola). Andrés es el primo de Damián y socio de la empresa familiar. Siempre ha envidiado a Damián y ha querido estar con Raquel, lo que no ha conseguido. Pese a la trayectoria que tiene Arath, nunca lo había visto en una telenovela. En líneas generales me ha gustado, aunque al principio y no sé por qué, me parecía que el personaje estaba hecho para Flavio Medina. Andrés es un sádico, un loco que Arath lleva bien, sin mucha sobreactuación pese a que el personaje se presta a ello. Miriam es la madre de Damián y tía de Andrés, una mujer autoritaria que está empeñada en controlarlo todo y a todos los que tiene a su alrededor. Siempre da gusto ver a Julieta y se luce con este personaje con tan marcado carácter.
Los
otros dos villanos aparecen en el entorno de los Alvarado-Rivas y son una mujer
y un hombre. Ella es Alina. Erika de la Rosa da vida a esta inquietante
abogada, su primer personaje en Televisa después de muchos años en Telemundo.
Sabéis que me encanta Erika y la verdad es que ha hecho un trabajo magnífico
con esta villana que es mucho más sutil y con más matices que las que venía
haciendo. Es un personaje muy favorecido por el guion, cuyas intenciones son
siempre difíciles de averiguar. Sé que Erika acostumbra a identificar sus
personajes con un animal, por lo que me gustaría saber con cuál ha identificado
a esta mujer tan astuta y a la vez tan pasional.
El
hombre es Vicente, el hermano de Carolina, un alcohólico que maltrata a su
mujer y a su hijo y que da mucho juego en la historia. Carlos Valencia se ocupa
de él. Es un actor al que no conocía y uno de los grandes descubrimientos que
me deja esta historia.
Los Alvarado y los Becker, en su escapada a Acapulco
Cada uno de los matrimonios protagonistas de esta historia tiene dos hijos. Los Becker-Cohen son padres de dos mellizos, Mía y Federico. Ela Velden y Germán Bracco interpretan a estos hermanos. A Ela la conocía de A que no me dejas y se ha lucido con este personaje, muy complejo, por su forma de ser y de actuar y por el que el espectador acaba sintiendo, pese a todo, cierto cariño. Germán es una de esas caras nuevas de las que os hablaba antes. Me ha gustado cómo ha llevado a su personaje, que es uno de los que más evoluciona dentro de la historia. Junto a ellos vive también Cinthia, la hermana de Raquel, interpretada por Andrea Guerrero. Es un personaje muy poco aprovechado a nivel argumental, aunque Andrea lo lleva más que bien.
Por
su parte, los Alvarado-Rivas son padres de otros dos jóvenes: Lola y Nicolás,
interpretados por Julia Urbini y José Manuel Rincón. A Julia la descubrí
también en Vuelve temprano e igual
que con Carlos, le auguré un gran futuro que parece que tendrá. Es una actriz
muy natural y dicharachera que ha entendido a Lola y ha sabido sacarla adelante
sin problemas. José Manuel, por su parte, es otro descubrimiento. Ha hecho un
buen trabajo, aunque le falta soltura en algunas escenas. Aun así, pienso que
tanto él como Germán tienen por delante unas trayectorias que prometen mucho.
Cerca
de Lola y de Nicolás están otros dos jóvenes. Uno de ellos es Juan, el novio de
Lola, al que da vida Francisco Pizaña. Es un personaje totalmente trastornado
que agrede y cela constantemente a su novia hasta llegar a extremos muy
fuertes. Gran trabajo el de Francisco, al que no conocía. El otro es Pierre
Louis, que interpreta a Bebo, el hijo
de Nacho, el gran amigo de Santiago,
enamorado desde que era un niño de Lola y todo lo contrario a Juan. Descubrí a
Pierre en Enamorándome de Ramón,
donde me gustó mucho y aquí tampoco ha estado mal, aunque su personaje tenga un
recorrido argumental muy sencillo.
Luz Ramos, Jorge Luis Vázquez e Irineo Álvarez son los investigadores de esta historia
La telenovela cuenta con tres investigadores cuyas pesquisas ayudan a desarrollar la trama de misterio con la que cuenta. Se trata de Antonio, el capitán de la PGJ que se ocupa de investigar el accidente de Damián y Carolina; de Fernando, el brazo derecho de Antonio, y de Laura, una incisiva periodista que es también la mujer de Fernando. Irineo Álvarez, Jorge Luis Vázquez y Luz Ramos se encargan de estos tres personajes. A los dos primeros los conocía. Irineo hace un trabajo estupendo, con un policía incansable que tiene su lado humano, que es el que muestra cuando conversa, consuela o ayuda a su amigo Santiago. Jorge Luis repite como agente de la autoridad un año después de haberlo sido también en El Chema. En Godoy he visto mucho a Ponce, su personaje en aquella historia. Pese a ello, bien. Luz ha sido otro descubrimiento, con un personaje muy interesante que da mucho juego y marcada por una serie de hechos que la han llevado a ser como es. Gran trabajo el de Luz.
El
elenco se completa con nombres como el de Enoc Leaño, que interpreta a Rueda,
el abogado de Miriam y Andrés; Beatriz Moreno, como Jovita, la asistenta de los
Becker-Cohen; el camaleónico Adalberto Parra y Luis Fernando Peña, que se
convierten en Nacho y Agustín, compañeros de trabajo y amigos de Santiago, y
Anna Ciocchetti, como Azucena, la secretaria de Damián. Llevaba sin verla desde
Corazón partido, hace más de diez
años y quiero aprovechar para pedir a los productores que le den un papel de
peso. Es una gran actriz que merece más que secretarias-confidentes como lo es
Azucena.
Se
agradece también que para personajes episódicos hayan tirado de actores del
nivel de Liz Gallardo, Moisés Arizmendi, Montserrat Marañón o Arturo Carmona.
[PERSONAJES
Y ACTUACIONES: 2/2]
TRAMAS
MÁS COSAS
Silvia Navarro, Gabriel Soto, Adriana Louvier y Carlos Ferro encabezan un elenco impresionante en una telenovela narrada en dos tiempos, con dos historias de amor muy diferentes que atrapan por la forma en la que están contadas y por el grandísimo trabajo de estos cuatro actores. Se disfruta también con la trama de misterio que envuelve a una de esas dos historias, pese a que tiene incongruencias y un final que deja bastante que desear, por lo mal planteado que está.
Caer en tentación es una telenovela interesante desde el
punto de vista de la organización argumental y es que se articula sobre dos
historias que transcurren a su vez en dos épocas diferentes. Todo comienza
cuando esas dos historias se cruzan, en el momento en el que sucede ese
accidente con el que arranca la telenovela. El accidente es el punto de partida
que permite contar al espectador las dos historias, una ambientada en la época
actual y la otra, en los tres años inmediatamente anteriores.
Raquel
y Santiago protagonizan esa historia ambientada en la época actual. Damián y
Carolina hacen lo propio con la historia que transcurre tres años antes. Ambas se
narran a la vez, intercalando escenas del presente y del pasado, de una manera
más equilibrada en la primera mitad de la telenovela que en la segunda, pero
procurando casi siempre que cuestiones que suceden en la del pasado tengan
repercusión en el presente y al revés. Ya os explicaré ese casi siempre con algún ejemplo más adelante.
La
organización es muy interesante por lo poco habitual que es encontrar ese juego
entre épocas e historias en una telenovela, aunque narrarlas a la vez en dos
épocas diferentes tiene un inconveniente muy grande: pueden quedar cosas de
cualquiera de las épocas en suspenso o a medias de resolver durante muchos
capítulos, como ocurre varias veces en esta telenovela. También puede confundir
al espectador, como a mí me ocurrió en alguna ocasión. ¿Hubiera estado mejor
apostar por una narración lineal, con cincuenta capítulos para el pasado y
cincuenta para el presente? Me lo he preguntado mucho y he llegado a la conclusión
de que ni sí ni no. Sí que hubiera potenciado algunas tramas, en especial las
románticas, pero hubiese afectado a ese halo de misterio que envuelve a la
telenovela. Hubiese habido misterio, posiblemente, pero no al nivel que genera
esa narración paralela de ambas historias.
Damián y Carolina son los protagonistas de la apasionada historia de amor ambientada en el pasado
Así
es: amor y misterio son los dos pilares de esta telenovela. El primero domina
la historia de Carolina y Damián, que se enamoran perdidamente y se dejan
llevar, aunque con cierta cobardía por parte de ambos, ya que en distintos
momentos y pese a lo que sienten, se niegan a abandonar a sus respectivas
familias. Es una historia que evoluciona y que pasa por distintas etapas. Como
cualquier amor secreto u oculto, es muy interesante ver cómo distintos
personajes van descubriéndolos y cómo al final sus respectivos cónyuges,
Santiago y Raquel, acaban siendo los últimos en enterarse. De las tramas
románticas, esta es la que más me ha gustado, sin duda alguna.
Santiago y Raquel viven un bonito romance en el presente
Misterio
y amor se combinan en la historia de Raquel y Santiago, ambientada en el
presente. Misterio, porque toca esclarecer qué ocurrió para que Damián y
Carolina tuviesen ese accidente y amor, porque entre Santiago y Raquel surge un
sentimiento muy puro, pese a que muchos personajes ven en su relación una
especie de venganza hacia Damián y Carolina –algo que yo también pensé en su
momento-. La trama amorosa de Raquel y Santiago es bonita y está muy bien llevada,
pero le falta un poco de ese ímpetu irracional que tiene la historia de Carolina y Damián y que es lo
que a mí tanto me ha gustado. Por cierto, en esta última trama aparecen durante
varios capítulos dos personajes, Gabriela y Christian, que se esfuman como por
arte de magia pese al juego que podían haber tenido en la historia de Raquel y
Santiago como conocedores ambos de la relación que unía a Carolina y Damián.
El
amor está presente de muchas otras formas, con la trama de Mía y Nicolás,
marcada por el trastorno de la personalidad que padece Mía; o la de Juan y
Lola, en la que se aborda el amor convertido en una ciega obsesión que da paso
al maltrato físico y psicológico; o la relación que surge entre Fernando y
Cinthia, unidos en cierta manera por la investigación del accidente. Aunque
tire más a lo sexual que a lo romántico, me ha gustado que a través de Federico
abordasen cuestiones referidas a la identidad sexual y las dudas que surgen en
muchos jóvenes al respecto. Eso sí, hubiera estado mejor que hablasen sin
tapujos y se dejaran de insinuar o utilizar eufemismos.
En
general, las tramas románticas de las dos historias están bien escritas y desarrolladas,
con muy buen ritmo. No ocurre lo mismo con la trama de misterio, con la
investigación del accidente de Carolina y Damián. Como es habitual en este tipo
de tramas, hasta el último minuto del último capítulo no se descubre qué fue lo
que realmente pasó. Al espectador le toca hacer cábalas sobre lo que pudo o no
pudo ocurrir, buscando responsables y estando atento a los pequeños detalles,
como puedan ser los proporcionados por el lenguaje gestual de los personajes,
que ya os digo que aquí cobra especial relevancia.
El accidente de Carolina y Damián deriva en la investigación policial comandada por Antonio y Godoy
La investigación comienza
bien y durante la primera mitad es trepidante y al espectador se le pasan unas
cuantas hipótesis por la cabeza a partir de lo que ve. Llega la segunda mitad
de la telenovela y todo se estanca. Se abandonan hilos y aparecen otros casi de
la nada que conducen a una resolución final en la que hay muchas cosas que no
cuadran y otras tantas que no se explican y que parece estar hecha únicamente
para marcar la diferencia respecto a la original, en la que todo se resuelve de
una forma para mí más congruente. Por poner un ejemplo, no es posible que la
policía tarde sesenta capítulos en darse cuenta de que alguien lleva usando durante
meses una tarjeta de crédito que le desapareció a Damián Becker tras el
accidente. Tampoco se entiende que los investigadores no tiren de hilos como el
que proporciona un coche de la empresa de los Becker que se ve seguir al de
Damián y que aparece quemado poco después, sin que tampoco se explique quién o
por qué lo quema, aunque más o menos el espectador puede intuirlo. En el lugar
de accidente aparece un arma que no queda muy claro cómo llega hasta allí. Es
de un personaje que en la época actual llega a coger el estuche donde la guarda
sin percatarse de que la pistola no estaba en él. En el arma aparecen algunas
huellas, pero no otras de otro personaje que también la manipuló. Por último,
no se explica cómo un personaje clave en la resolución de lo ocurrido llega a
ese barranco por el que se despeñan Carolina y Damián. Un personaje que, por
cierto, parece no recordar lo que había hecho. Lo dicho, todo muy forzado y con
muchas cosas que no cuadran solo para marcar la diferencia con respecto a la
original.
Alina y Andrés, en acción, en sendas escenas de la telenovela
Tanto
las tramas románticas como la de misterio se ven salpicadas por las maldades de
Miriam, Andrés, Alina y Vicente y por distintas tramas secundarias, como la red
de blanqueadores de dinero a la que pertenece Andrés, la corrupción policial
que se ve a través de distintos casos en la unidad de investigación que dirige
Antonio o la lucha de Laura por reconstruir, a veces de manera poco ortodoxa,
lo que pudo suceder. Salvo esta última, las otras entorpecen más que aportan.
La
telenovela tiene buen ritmo, mejor en la primera mitad que en la segunda, en la
que se nota el alargue y un final muy cerrado para algunos personajes y muy
abierto para otros, en el que tiene lugar esa resolución que sí, es posible,
pero que se presentó y explicó de muy mala manera.
Os
decía al comienzo de este apartado que los acontecimientos del pasado tenían su
repercusión en el presente, y viceversa, y apuntaba la existencia de algunas
excepciones que caen en el terreno de lo incongruente. La más notoria, que en
el presente se asegure que Carolina había acudido a ver a una curandera en
compañía de Damián ya que pensaba en abortar, algo que en el pasado no ocurre y
es más, ni Carolina ni Damián se plantean tal posibilidad cuando ella queda
embarazada. Pienso que tenga que ver con la férrea oposición al aborto que
parecen tener los guionistas o la productora, a juzgar por el espantoso
discurso que le da un doctor a uno de los personajes cuando uno de ellos,
mujer, se propone abortar, en la historia que transcurre en el presente. Hay
más contradicciones, pero comentar alguna de ellas sería caer en spoilers que me parecen demasiado graves
y que no quiero haceros. Es lo malo, entre comillas, de escribir la crítica de
una telenovela donde el misterio tiene el peso que tiene. De todas formas, en
los comentarios a esta entrada estaré encantado de debatir y comentar lo que queráis.
[TRAMAS:
3,5/5]
MÁS COSAS
Giselle
González cuida mucho todo lo que hace. La realización de esta telenovela es
impecable, aunque haya escenas con pequeños gazapos, algunos de los cuales ya
habéis visto en el juego –otros irán saliendo-. Los efectos especiales están
muy bien conseguidos, con mucho detalle, hasta el punto de que hay un par de
escenas que ponen los pelos de punta al espectador. Es también un acierto que
en una telenovela de estas características se hayan colocado rótulos
sobreimpresos que indican a quien la ve, y de manera permanente, en cuál de las
épocas transcurre aquello que está viendo. No es lo normal, pero ayuda y queda
bien, aunque tarden unos veinte capítulos en aplicarlo:
Rótulos sobreimpresos de época actual y pasado, en dos escenas de la telenovela
La
muy buena realización de esta historia se completa con una serie de exteriores
bien elegidos, en especial las playas tan bonitas en las que transcurren
algunas escenas. Sin embargo, esa magnífica realización sale ligeramente
perjudicada por los decorados. No entiendo qué han querido hacer con la casa de
los Becker-Cohen, recreándola mediante decorados muy oscuros y dispuestos de
una forma que pretende ser algo así como de casa vanguardista pero que se queda
en un intento:
Dos de los decorados de la casa Becker-Cohen y de Legato, la empresa de los Becker
Esa
misma oscuridad se ve en los decorados de las oficinas de Legato o en la
comisaría, dos escenarios que se han construido, además, con paredes muy
acartonadas. Solo salvaría la casa de los Alvarado-Rivas, la única que tiene
decorados bien hechos, colores claros y una amplitud notable pese a que las
pocas veces que enseñan el exterior de la casa, esta se ve bastante pequeña.
Creo
que han acertado con el vestuario, muy del día a día y a diferencia de otras
telenovelas, no tan basado en el estatus de los personajes. Los jóvenes visten
como cualquier joven que te puedas encontrar por la calle y Raquel, Carolina y
Santiago, más o menos. Quizás Damián y Andrés, como ejecutivos de una gran
empresa, son los únicos en los que el vestuario va más allá de lo que cualquier
mortal podría llevar en un día normal y corriente.
La
caracterización en las dos épocas de los personajes está muy bien hecha, aunque
me surge una duda. ¿Lleva peluca Silvia Navarro o han jugado con su pelo para
los peinados de Raquel en las distintas épocas?
No
tengo nada que objetar a la musicalización. Los soundtracks son muy bonitos, en particular los de las dos parejas
protagonistas y en cuanto a temas musicales, Pablo Alborán pone voz a las dos
canciones que se escuchan en la telenovela: Saturno,
para la entrada y para la historia de Damián y Carolina y Prometo,
para la de Santiago y Raquel. Son dos temas que representan bastante bien lo
que es la esencia de las historias a las que acompañan. Si tuviera que quedarme
con uno, yo me quedaría con Prometo. Me parece una canción preciosa:
Quiero,
por último, agradecer que nos hayan dejado escuchar palabras como maricón, joder y algún que otro término que otras productoras silencian. Ya
sabéis lo que pienso al respecto: si vienen en el guion y se pueden decir, que
se digan; si no, que se cambie el guion. Nunca se deberían censurar.
[MÁS
COSAS: 2,5/3]
El elenco, al completo, en la presentación a los medios
Silvia Navarro, Gabriel Soto, Adriana Louvier y Carlos Ferro encabezan un elenco impresionante en una telenovela narrada en dos tiempos, con dos historias de amor muy diferentes que atrapan por la forma en la que están contadas y por el grandísimo trabajo de estos cuatro actores. Se disfruta también con la trama de misterio que envuelve a una de esas dos historias, pese a que tiene incongruencias y un final que deja bastante que desear, por lo mal planteado que está.
La
telenovela tiene un buen ritmo, mejor en la primera mitad que en la segunda.
Una realización estupenda y una musicalización muy bonita son otros de sus
atractivos. Entretiene y se disfruta, aunque el guion tenga muchas cosas que
podrían haberse mejorado.
Finalmente, quiero haceros una recomendación. Si tenéis interés en conocer otros puntos de vista sobre esta telenovela, os dejo enlazadas dos magníficas críticas, la una de Altair y la otra, de Juan José que aparecieron publicadas en este blog en septiembre de este año, dentro del III Concurso de Críticas de Telenovelas.
Finalmente, quiero haceros una recomendación. Si tenéis interés en conocer otros puntos de vista sobre esta telenovela, os dejo enlazadas dos magníficas críticas, la una de Altair y la otra, de Juan José que aparecieron publicadas en este blog en septiembre de este año, dentro del III Concurso de Críticas de Telenovelas.
PUNTUACIÓN
FINAL: 8
Comentarios
( veo que el final no te ha entusiasmado)
Saludos