Cuando conocí a Natalia Guerrero hace casi una década, vi en ella madera de protagonista. La de villana ya la tenía.
Corría 2014 cuando descubrí a esta actriz natural de Irapuato en El color de la pasión. Su Daniela me gustó mucho, tanto o más que su Isabel en La vecina, rodada al año siguiente, ambas para Televisa. Natalia llevaba en aquel entonces una incipiente carrera, tras su debut en el género en Amor bravío, en el 2012, con un personaje tan secundario que solo apareció en dos capítulos.
Tras La vecina formó parte de Las amazonas, en el 2016, y de El vuelo de la Victoria, en el 2017. Hizo, asimismo, varios capítulos de Sin miedo a la verdad en el 2018. Desde entonces, no ha vuelto a dejarse ver en televisión.
¿Qué ha sido de Natalia en este tiempo? Pues vayamos por partes… En el plano personal, ha sido mamá de una niña y un niño. Este último vino al mundo el pasado mes de mayo, mientras que la primera nació en 2021.
En lo profesional, Natalia es socia junto a su esposo de una empresa dedicada al interiorismo y al diseño de elementos de terrazas y oficinas.
Sobre su hipotética vuelta al género, poco os puedo decir. Son escasas las entrevistas que ha concedido a lo largo de su carrera y en sus redes es complicado hallar referencias a su trayectoria en la televisión. Ojalá vuelva, porque, como os decía al principio, tenía mucha madera. Tiempo le sobra si así lo desea.
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