Si hay algo que me llamó la atención en Vencer la ausencia fue que todos los edificios de la unidad habitacional en la que transcurre la acción tienen un mismo elemento en común: escaleras.
No es algo que haya observado solo en esta telenovela, también en otras, pero aquí me ha llamado particularmente la atención ya que son bloques que posiblemente tengan capacidad para muchos vecinos y que casi seguramente entre esos vecinos haya personas mayores y discapacitados a los que es les pueden atragantar las escaleras. Y sin ser mayor ni discapacitado, a cualquiera que tenga un niño y deba subir y bajar el carrito.
Como os decía, es algo que también observé en otras telenovelas mexicanas. Edificios normales, no de lujo, pero sí de clase media, por así llamarlos, que tienen tropecientas escaleras para llegar al portal. Desconozco si es lo habitual en México, pero no deja de sorprenderme, porque en España luchamos contra ello, incluso en aquellos edificios que tienen menos escaleras que estos de Vencer la ausencia.
Estas dos imágenes muestran el portal del edificio en el que viví muchos años, un portal con dos niveles separados por una escalera de mármol de once peldaños. El ascensor llegaba hasta el segundo y en 2016 se acordó bajarlo al primero, con la consiguiente remodelación del portal. No hace mucho que estuve por allí observé que en otro edificio estaban haciendo una obra parecida para eliminar tres escalones que había en el portal y llevar el ascensor casi hasta la puerta. Y ya os digo, es la tónica habitual por lo menos en Asturias, donde hay casos de edificios sin ascensor a los que se les autorizó el uso de una parte de la calle para instalarlo. Cuantas menos escaleras, mejor accesibilidad. Quizás por eso me sorprende ver que en México se siguen viendo tantos edificios con escaleras.
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