CRÍTICA: "Piel de Otoño" (Televisa, 2003-2004)

En 2006 La 1 de TVE estrenó Piel de Otoño. La que iba a ser su gran apuesta se convirtió en un fracaso, en una telenovela que no alcanzó los números esperados y que, por ello, fue editada abruptamente para concluirla apenas unas semanas después de su estreno. Yo fui de los pocos que la vimos de aquella manera, cortada y con muchas escenas que no se entendían.
Siempre quise volver a esta historia y en el otoño de 2022 la encontré completa y en buena calidad. Supe que era el momento de volver a verla y quitarme la espinita, diecisiete años después.

ATENCIÓN
Esta crítica y sus comentarios contienen o pueden contener spoilers. Se recomienda leerla después de haber visto la telenovela.

Sinopsis
Lucía (Laura Flores) fue una joven con sueños e ilusiones que se esfumaron cuando conoció a Ramón (Sergio Goyri) y formó una familia con él. Años después, Lucía es el ama de casa perfecta, que cocina, plancha y está siempre pendiente de su marido y sus hijos. A cambio, solo recibe desprecios de su esposo y el rechazo de sus hijos, Liliana (Florencia de Saracho) y Miguel Ángel (Franco Gala), dos jóvenes inmaduros que lo han tenido todo desde niños.
Un día, en un libro que le presta su amiga Triana (Raquel Olmedo), Lucía halla la dirección de correo electrónico de un tal Viento, en una carta que este parece haber escrito a Triana. Atraída por su prosa, Lucía decide escribirle bajo el seudónimo de Otoño. Así comienza una bonita amistad entre ambos que no tarda en dar paso a un amor puro, desinteresado y, aparentemente imposible, ya que Viento reside en España y Otoño, en México.
La vida le da a Lucía tres duros golpes, pues en apenas unos días fallece Triana, descubre que Liliana abandonó una niña durante su etapa como estudiante en España, y sorprende a Ramón en una infidelidad. Destrozada, Lucía pone rumbo a España para cobrar una herencia que le ha dejado Triana. Desde México se despide de Viento para siempre, sin imaginar que, poco después, en Salamanca conocerá a Santiago (René Strickler) un artista tan bohemio como sensible. Ambos se enamoran sin sospechar que ya lo estaban de antes, pues Santiago es, en realidad, Viento, ese hombre que hizo que Lucía, Otoño, volviese a creer en el amor.

Datos y tráiler 
Televisa. México y España, 2003-2004.
90 capítulos.
PRODUCTORA EJECUTIVA: MaPat López de Zaratain.
GUION: Liliana Abud, Martha Oláiz, Tania Bertrán, Antonio Abascal y Rossana Ruiz, sobre Cicatrices del alma (Televisa, 1987-1988), historia original de Liliana Abud, Eric Vonn y Lindy Giacoman.
DIRECCIÓN: Lily Garza y Mauricio Rodríguez.
Emitida en México entre el 9 de mayo y el 23 de septiembre de 2005.

Personajes y actuaciones
Piel de Otoño cuenta con un elenco reducido, articulado en torno a la familia Mendoza Villarreal. Laura Flores es Lucía, la abnegada esposa de Ramón, un hombre que vive por y para su empresa y sus aventuras extramatrimoniales. Laura brilla como Lucía y sabe encajar la evolución tan bonita que tiene el personaje gracias, primero, a su encuentro virtual con Viento, y, después, a su viaje a España y su encuentro con Santiago.
Sergio Goyri, como Ramón, no se queda atrás. Pese a que lo intentaron vender como un villano al uso, Ramón es un hombre como muchos de los que aún hay en este mundo, educados en el marco de una sociedad machista, que dejaba (y deja) a la esposa en el último lugar dentro de las prioridades de cualquier hombre. Él mismo lo reconoce y si Lucía lo tolera y lo ve como algo normal es porque ha recibido una formación muy similar a la de su marido. Ramón también se transforma a lo largo de la historia, aunque sin perder ese toque cínico que muchas veces impregna sus actuaciones.

René Strickler, Laura Flores y Sergio Goyri,
en una imagen promocional

Me encantaron tanto Laura como Sergio y solo por ellos ya merecería la pena ver esta telenovela. Sin embargo, falta que entre en acción Santiago, el mejor personaje masculino de esta historia y posiblemente uno de los mejores protagonistas del género. Santiago es un tipo sensible, que cree firmemente en el amor desde la igualdad y el respeto. René Strickler encarna a este contrapunto de Ramón y no tarda en ganarse la simpatía del espectador. Su buen hacer y su química con Laura Flores, que comienza a vislumbrarse incluso antes de que sus personajes se conozcan, es uno de los grandes atractivos de esta telenovela y de lo poco que yo recordaba de hace casi dieciséis años, cuando la vi por primera vez.
Los personajes redondos, muy bien construidos, son una constante en esta historia. Se observa en Rebeca, la amante de Ramón, magistralmente interpretada por Sabine Moussier, y también en Triana y Rosario, las mejores amigas de Lucía, a las que dan vida, respectivamente, Raquel Olmedo y María Marcela. Todas ellas tienen una humanidad inusual en los personajes de una telenovela de hace casi veinte años. Una humanidad que explica, por ejemplo, que Rebeca busque en Ramón el cariño paternal que le faltó en su infancia, o que Rosario se desviva por alejar a sus hijos de su exmarido, un hombre que la maltrató y que se convirtió en su peor pesadilla.

Florencia de Saracho y Franco Gala interpretan a
Liliana y Miguel Ángel, los hijos de Lucía y Ramón

Esta telenovela da sus primeras oportunidades a una serie de jóvenes actores y actrices. Es el caso de Franco Gala y de Florencia de Saracho, que interpretan a Miguel Ángel y Liliana, los hijos de Ramón y Lucía. Siempre dije que Florencia es una grandísima actriz y sus inicios me lo confirman, pues se deja la piel interpretando este personaje, una joven que vive atormentada tras abandonar a su hija en España y volver a México para pretender que nada de aquello había sucedido. Lo mismo cabe decir de Franco, que construye a un Miguel Ángel iluso y caprichoso al que la vida se encarga de hacer madurar. Junto a ellos, Jorge de Silva y Andrea Torre, como Eduardo y Gabriela, los hijos de Rosario, demuestran que los responsables de casting de esta telenovela no se equivocaron al optar por caras nuevas o con muy poca trayectoria para encarnar a los personajes más jóvenes.
En el elenco principal se encuentran el gran Manuel Landeta, que se ocupa de Víctor, el exmarido de Rosario, ese maltratador que no se cansa de hacerle la vida imposible a quien fuera su esposa; Agustín Arana, que se luce como Pablo, el socio de Ramón y encargado de devolverle la ilusión a Rosario, y Gerardo Murguía, con el que llevaba mucho tiempo sin coincidir, y que, como Gustavo, demuestra que es posible el amor entre personas de diferentes edades, a través de su relación con Gabriela.

Yolanda Ventura es Mayte

Que parte de la acción transcurra en España implicó que la telenovela apostase por actores y actrices españolas. Yolanda Ventura y Luis Xavier, como Mayte y Jordi, se lo pasaron en grande, porque se les nota. Roberto Sen, como Julián, uno de los amigos de la pareja, tampoco se quedó atrás. En esta historia también hizo su aparición en las pantallas mexicanas Luis Hacha, que, curiosamente, interpretó a un personaje llamado Iñaki cinco años antes de su Iñaki de En nombre del amor y quince del Iñaki de Y mañana será otro día.
Completan el elenco principal la primera actriz Joana Brito, que está espectacular como Jovita, el ama de llaves de los Mendoza, una especie de madre para Lucía y consejera, aunque no siempre escuchada, para Miguel Ángel y Liliana. También andan por aquí Lourdes Reyes, que interpreta a Claudia, la jefa de Eduardo, una mujer que se autodestruye por una pasión no correspondida, y Alejandro Ávila, que es Bruno, el pícaro y seductor amigo de Ramón, que le traerá más de un quebradero de cabeza.
Para cerrar este apartado, merece una mención la ya fallecida Rosángela Balbó, que, como Elvira, la tía de Pablo y jefa de Rosario, demuestra el talento inmenso que tenía, con un personaje al que el guion supo sacarle muchísimo partido.
Personajes y actuaciones: 2/2

Tramas
Piel de Otoño es una historia que rompe esquemas en muchos sentidos, tanto en el fondo como en la forma. En el fondo, es una telenovela adelantada a su tiempo, que apostó por un tono realista con abundantes pinceladas de feminismo, algo poco habitual en su época. En la forma, es una historia contada en 90 capítulos, pocos para hace casi dos décadas, y delicadamente envuelta en los acervos culturales y artísticos de México y España.

Lucía vive en un matrimonio que la hace infeliz

El realismo se observa ya desde el primer minuto, desde la primera escena, en la que Ramón reprocha a Lucía que no le haya planchado correctamente una camisa. Muchas mujeres vivieron, viven y vivirán una situación similar, que aquí sirve para introducir cómo la protagonista vive resignada a ser la perfecta esposa, madre y ama de casa, tras renunciar a sus sueños. Ese es el punto de partida de una historia que rompe moldes también en lo relativo a cómo se conocen sus protagonistas, a través de internet, en una época en la que internet eran unas pocas webs y servicios como el correo electrónico y su chat. En abstracto, cuesta creer que dos personas se puedan enamorar sin haberse visto, solo a partir de los mensajes de texto que se intercambian. Sin embargo, un servidor puede dar fe de ello, pues yo también me enamoré hace un año de una persona a la que conocí no por correo electrónico, sino a través de una aplicación destinada a conocer otras personas.
El uso de seudónimos envuelve en un halo de romanticismo la trama principal, que parece llegar a su fin cuando Otoño se despide de Viento para siempre. Sin embargo, no es más que un nuevo comienzo, el de Lucía y Santiago, que se enamoran nada más verse, ignorando que ya lo estaban de antes. Me parece sublime. Su historia de amor es de las más bonitas que he visto, intensa, planteada desde el respeto y la confianza del uno en el otro, y tan solo torpedeada por Ramón en los últimos capítulos de la telenovela.
Sin dejar a Lucía, su marcha permite poner en valor ese grandísimo trabajo no remunerado que ejercen las amas de casa, y del que Ramón y sus hijos se acuerdan cuando ella no está y cuando el propio Ramón intenta buscar en Rebeca, sin éxito, a su sustituta.

Santiago se enamora de Lucía sin sospechar que es Otoño

El abanico argumental de la telenovela cuenta con una serie de tramas secundarias que también beben del realismo y que rompen moldes. Ahí está Rosario, la mejor amiga de Lucía, que huyó de un marido que la maltrataba. También su hija, Gaby, abandera algo tan sencillo como que el amor no entiende de edades, a través de su relación con Gustavo. Los hijos de Lucía, Miguel Ángel y Liliana, muestran cómo los jóvenes cometen errores por su inexperiencia y cómo nunca es tarde para corregirlos.
Pese a ese realismo que impregna la historia, de vez en cuando se muestran elementos más clásicos del género, como la obsesión que Claudia siente por Eduardo, o el tópico del bebé abandonado en un orfanato religioso a través de Liliana y su hija. Son cosas, en cualquier caso, pasables, porque ya os digo que todo lo demás compensa y sorprende. Quizás ello explique por qué esta telenovela no funcionó en una España acostumbrada a Gata salvaje, Rebeca y otras telenovelas centradas más en entretener desde una ficción a veces disparatada, que nada tiene que ver con el tono reposado y reflexivo que maneja Piel de Otoño.

Ramón busca en Rebeca a una mujer como Lucía

En cuanto al ritmo narrativo, poco es lo que se le puede reprochar. Quizás que por momentos se pierda en tramas secundarias, aunque ya os digo que la riqueza de estas lo compensa. La historia de Otoño y Viento, de Lucía y Santiago, transcurre sin sobresaltos, sin entorpecimientos, hasta un final que es el esperado, aunque a punto está de no serlo gracias a una última y magistral intervención de Ramón, que se salda de una manera coherente y que muestra, una vez más, lo redondo de los personajes. Respecto a cabos sueltos, solo detecto uno, y es que, por justicia poética, me habría gustado que Ramón diese con Bruno, el hombre que lo estafó y se burló de su hija. Sin embargo, desaparece de la historia y nada se vuelve a saber de él.
Tramas: 4,5/5

Más cosas
Se nota que Piel de Otoño contó con un presupuesto notable. Se observa en que no tuvieron reparos en grabar en Salamanca, Ávila, Segovia, Madrid o Sevilla y es que prácticamente todos los capítulos cuentan con al menos una escena grabada en España, con exteriores fácilmente reconocibles para los españoles, como el acueducto de Segovia, el parque de El Retiro, en Madrid, o la Plaza Mayor de Salamanca.

Arriba, René Strickler en una escena rodada en Salamanca
Abajo, detalle de la escalera de la casa de Ramón y Lucía

Más allá de los exteriores, la telenovela ofrece unos decorados impresionantes, como el recibidor de la casa de los Mendoza, con una escalera decorada con un mural que simula un paisaje, y una serie de habitaciones, en la primera planta, que sorprenden por sus grandes dimensiones. No se quedan atrás el apartamento de Triana o la empresa de Ramón, también construidos con decorados.
Tanto en interiores como en exteriores la iluminación y la fotografía son estupendas, sin filtros y sin juegos de luz tan habituales hoy en día.
El vestuario es otro de los aspectos que hace de esta una historia muy agradable de ver. Cada personaje tiene su estilo, ligado a su personalidad. Como todos ellos evolucionan, su vestuario también lo hace. Ahí está Lucía como ejemplo, pero también Rosario, Miguel Ángel o el propio Ramón.

 

En lo que a la musicalización respecta, nada se le puede criticar a una telenovela que cuenta con Esta ausencia, de David Bisbal, como tema de apertura. Su banda sonora se completa con versiones instrumentales de clásicos como Adoro, de Armando Manzanero, y una serie de soundtracks muy bien hechos.
Suelo terminar este apartado con una referencia al lenguaje y en este caso es positiva, porque hasta eso está muy cuidado. Que los personajes españoles utilicen algún joder o algún coño es música para mis oídos. También en eso hay realismo.
Más cosas: 3/3

Lucía y Santiago, en una escena de la telenovela

2022 fue el año de quitarme espinitas. Tras Pecados ajenos y La hija de mariachi, por fin pude ver completa, sin recortes, Piel de Otoño, una telenovela muy recomendable para todos aquellos que busquéis algo corto, bien estructurado y con personajes a los que es imposible no tomar cariño. En lo personal, siempre la recordaré por haberme acompañado en un momento complicado y por haberme permitido volver a creer en el amor, gracias a alguna idea que me dio Viento.

–Puntuación final: 9,5–

Comentarios

Altair ha dicho que…
Hola Gafemo!!

Como te comenté hace tiempo, tengo la espinita clavada desde que la emitió TVE, siempre me quedaba a ver la entrada que me encantaba, pero por falta de tiempo solo veía eso y alguna vez 5 minutos. Tu crítica hecha con esa sensibilidad y esas descripciones de los protagonistas invita a verla y seguramente la veré a lo largo de este año con el plus de que es relativamente corta. Cuando la vea te comento mis impresiones.

Saludos
GAFEMO ha dicho que…
Buenas noches, Altair:

Creo que te va a gustar. Conociendo tus gustos literarios y audiovisuales, pienso que la vas a disfrutar.
Ya me comentarás.

Un saludo!