PRIMER VISTAZO: "El último rey" (Televisa, 2022)

El 14 de marzo, hace justo una semana, Televisa estrenaba El último rey, la primera historia producida en torno a la vida y obra del cantante mexicano Vicente Fernández. Pablo Montero y Salvador Sánchez lo interpretan en su edad adulta; Moisés Habib y Eduardo Naranjas hacen lo propio con el Vicente niño y joven.


Es cierto que no suelo hacer un primer vistazo de las bionovelas, máxime cuando son tan cortas como esta, que tendrá, en principio diez capítulos, pero voy a hacer una excepción, porque hay que tenerlos para hacer lo que se le ocurrió hacer a Televisa.
Vicente Fernández falleció el 12 de diciembre de 2021. Poco después, Caracol anuncia la producción de una serie sobre su vida para Netflix y protagonizada por Jaime Camil, una serie o bionovela que contaba con el beneplácito del cantante. La idea de Caracol no debió de sentar muy bien en Televisa, que se sacó de la manga esta bionovela a partir del libro El último rey: la biografía no autorizada de Vicente Fernández (Planeta, México, 2020), de Olga Wornat. Me hizo mucha gracia que todos los medios se extrañasen de que la familia Fernández no había autorizado la producción de Televisa. Si no autorizaron el libro en el que se basa, ¿qué les llevaba a pensar que autorizarían esta historia? Por cierto, no me he leído el libro y no sé cómo va el tema de autorizar o no una biografía en México, pero aquí en España cuando no autorizan una es porque se cuentan cosas que al biografiado o a su familia no les hacen mucha gracia. Quizás por eso la familia Fernández intentó evitar, de momento sin éxito, que esta bionovela se emitiese.
Antes de contaros qué me ha parecido el primer capítulo, insisto nuevamente en que no me he leído el libro y en que solo conozco de forma parcial la trayectoria artística de Vicente Fernández. De la personal sé unas pocas cosas que he leído para documentarme antes de escribir estas líneas. Lo digo porque puedo ser uno de los espectadores menos informados sobre el personaje de los que ha tenido esta historia.
Precisamente, como espectador casi neutro, el primer capítulo me ha servido para conocer a la familia Fernández y descubrir algunas cosas de sus miembros. La más interesante, el carácter autoritario del patriarca. “Aquí se hace lo que él manda”, señala Cuquita, su esposa, en una ocasión. Ese carácter pudo haber marcado la relación con sus hijos, ya que Vicente Jr. es presentado por su mujer como un hombre con problemas con el juego y el alcohol, algo que también tiene Alejandro, el menor. Por su parte, Gerardo, el mediano, es quien parece haber heredado el carácter del padre.
La historia arranca con la presentación de los personajes y una dosis de acción, marcada por el secuestro de Vicente Jr. durante dos meses en 1998, un hecho que, según se relata, pasó desapercibido para la prensa de la época gracias al secretismo con el que lo gestionó la familia. Narrativamente, este comienzo es un poco confuso. Me esperaba, como en otras bionovelas, un desarrollo cronológico, pero no. Según parece, una entrevista que Vicente concede a la periodista Dalia Muñoz en 2020 será el eje de la historia y la entrevista arranca, precisamente, con un par de preguntas sobre el secuestro para desplazarse a 1998 y, solo en una escena, a 1964, año en el que Vicente Fernández se convirtió en padre por primera vez. Supongo que la entrevista continuará con preguntas sobre la juventud del cantante, a juzgar por lo que se deja ver en el avance del segundo capítulo.
El ritmo narrativo es lento y las intervenciones de la periodista hacen que se tenga la impresión de estar viendo más un documental (o un falso documental, me da lo mismo) que una bionovela. Contribuye a ello la inserción de un par de piezas de archivo de los noticieros de Televisa sobre la violencia en México en los años 90 y el rumor del secuestro de Alejandro, desmentido por él mismo. Después de haber visto Silvia Pinal, frente a ti, me esperaba algo parecido a aquella, pero, por lo menos en el primer capítulo, El último rey se aparta totalmente tanto de lo cronológico como de su intención de dejar claro que es una ficción basada en hechos reales, como muestra, por ejemplo, que todos los personajes mantengan los nombres de los personajes reales, algo que en la bionovela de Silvia Pinal solo ocurría con la protagonista y dos o tres personajes más, ya fallecidos.
Se nota, asimismo, que urgía emitirla para cuanto antes, porque este capítulo se rodó, fundamentalmente, en dos escenarios: el lugar donde está secuestrado Vicente Jr. y la hacienda de Vicente Fernández, que no es sino el rancho El Camino, que ya ha sido parte de Falsa identidad, La Patrona, Quiero amarte, Muchacha italiana viene a casarse, El Señor de los Cielos y muchas otras telenovelas más. Existe una escena de un concierto de Vicente que, por lo que he podido ver, ha sido regrabada colocando al Vicente de Pablo Montero en el escenario que en su día ocupó el Vicente real o algo por el estilo. Para quienes alguna vez vimos Cuéntame cómo pasó, es algo que no nos sorprende, porque en esta serie se hacía bastante a menudo.
El casting está bien hecho, aunque en frío se observan cosas llamativas. Pablo Montero cumple con creces como Vicente, tanto físicamente como en lo que a su actuación se refiere. Ahora bien, en 1998 el Vicente real tenía 57 años y Pablo tiene diez menos. Me ha encantado reencontrarme con Iliana Fox después de un tiempo sin verla, y lo cierto es que se luce como Cuquita. Nunca entenderé que no haya vuelto a protagonizar después de cosechar unos cuantos éxitos como protagonista en Azteca.

Iván Arana, Jesús Moré y Emilio Osorio interpretan a los tres hijos varones del cantante, ordenados de mayor a menor. Es curioso que Iván, que ha demostrado con creces que es un magnífico actor y cantante, se convierta en Vicente Jr., el mayor, pese a ser casi diez años menor que Jesús Moré, que interpreta a su hermano mediano. Y sí, aunque ambos hacen un muy buen trabajo, la diferencia de edades se nota. Emilio Osorio se queda un poco descolgado, en cuestión de edad, como Alejandro, que en 1998 tenía 27 años, si bien su personaje será interpretado en el presente por Vince Miranda, a diferencia de Iván y Jesús, que, por lo que he leído, serán Vicente Jr. y Gerardo también en la actualidad. Más acertada me parece la elección de Salvador Sánchez como el Vicente anciano, y aunque en su físico no se corresponde mucho con el Vicente de sus últimos años, sí se le da un aire.
Me sorprende, asimismo, que Angélica Aragón, tan crítica con el género, haya aceptado participar en esta historia, con un primer crédito que quizás en otra telenovela habría merecido, pero que aquí no procede, porque esta es la historia de Vicente Fernández y su personaje, tal y como está planteado, a duras penas actúa como hilo conductor.
Personajes aparte, este primer capítulo tiene otras cosas que comentar, como que dura solo 44 minutos, lo que se agradece, y que deja escuchar unas cuantas palabras malsonantes, que ya sabéis que es algo que me gusta mucho. Si esperáis encontraros con música, igual este no es el capítulo adecuado, porque solo se escucha una canción, interpretada por Pablo Montero, y el instrumental de la entrada, basado en el tema que da título a la historia.

 

Me esperaba otra cosa, no lo voy a negar. El último rey entretiene, sí, pero hasta ahí. Se nota que había prisa por hacerla y que puede que no hubiese tanto presupuesto como en otras bionovelas de la casa. Intenté buscar sus audiencias, pero no las he encontrado, desconozco el motivo, aunque algunos usuarios de Twitter e Instagram señalan que si Televisa no presume de ratings es porque no han de ser buenos.
¿Alguno la lleva al día? ¿Se mantiene la entrevista como elemento estructurador de la historia? ¿Entendéis ese ir y venir por distintas épocas? ¿No os parece más documental que ficción?

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