El 13 de diciembre se estrenó en Perú Junta de vecinos, una telenovela cuyos promos me llamaron especialmente la atención. Bueno, matizo, me llamó particularmente la atención el humor desenfadado que se advertía en sus anuncios. Por ello, decidí echarle un vistazo a su primer capítulo.
Efectivamente, como habréis adivinado por el título, Junta de vecinos transcurre en un edificio y sus particulares vecinos. No es algo nuevo, máxime para los españoles, después de casi veinte años de Aquí no hay quien viva y La que se avecina, pero Junta de vecinos tiene algo o, mejor dicho, alguien, que puede resultar muy apetecible para los amantes del género: Genoveva de la Colina.
Cynthia Klitbo interpreta a esta mujer, una alocada actriz peruana que, tras triunfar en México, vuelve a Perú, donde vive en horas bajas. Poco queda de aquella diva que protagonizó telenovelas como Cuna de zorros, más allá de las cenizas de una trayectoria profesional agotada en la que, y así lo presume, hizo la vida imposible a Lucero o Gaby Spanic. Genoveva es ahora una mujer trastornada, que sueña con volver a la actuación, aunque la actuación hace mucho que ha dejado de ser su mundo. Puede que os recuerde a Estela Reynolds, pero quiero creer que todo lo que cuenta Genoveva fue verdad y no hay tanto delirio de grandeza como el que ostentaba la Reynolds en La que se avecina.
Genoveva es una mujer tan apreciada como temida por sus vecinos, en un edificio en el que hay matrimonios, como el de Chela (Bárbara Torres) y Pachuco (Miguel Iza), que muestra evidentes signos de agotamiento, así como gente joven, entre la que se encuentran Verónica (Lilian Schiappa) , Benjamín (Nacho Di Marco) o los recién llegados sobrinos de Genoveva, Micaela (Priscila Espinoza) y Sebastián (Andrés Wiese).
El primer capítulo, que dura casi una hora, muestra lo bien engranado que está el elenco y deja ver que esta no es una telenovela cómica al uso. Para empezar, su realización se inspira notablemente en las sitcoms americanas, desde la primera toma, con la vista del edificio y la plaza que hay delante de él, hasta el refuerzo de determinados gags con primeros planos. La esencia de sitcom se ve en que durante esa hora, ningún personaje va más allá del bar que hay al lado del edificio, regentado, precisamente, por Américo, con quien Genoveva tuvo un romance tiempo atrás. Por el tono, la ambientación y los escenarios en que se mueve, me era imposible no acordarme de Aída, la última gran sitcom producida en España. Como aquella, Junta de vecinos también apuesta por decorados que se nota que son decorados. Evita, eso sí, las risas de fondo que tan habituales son en la sitcoms.
Supongo que América Televisión tiene mucha confianza puesta en Junta de vecinos, porque fue renovada por una segunda parte antes de haberse estrenado la primera. En cuestión de audiencias creo que le está yendo bien, por lo que he leído, aunque ya sabéis que me pierdo un poco con los ratings americanos y yo he consultado los de la víspera de Navidad, que igual no son muy objetivos.
Si queréis ver a Cynthia Klitbo en un rol totalmente distinto a lo que ha hecho en sus más de dos décadas de trayectoria, deberíais dar una oportunidad a Junta de vecinos. Su personaje, totalmente llevado al extremo cómico, es lo mejor de una historia que apuesta por el humor y entretiene, aunque sin ser algo especialmente novedoso.
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