CRÍTICA: "La Doña" (T2) (Telemundo y Argos, 2019)

Casualidades de la vida, mañana se cumplen tres años de mi publicación de la crítica de la primera temporada de La Doña. Hoy os traigo la crítica de la segunda, que fue uno de mis pasatiempos durante el confinamiento, ya que comencé a verla a finales de marzo y la terminé, más o menos, dos meses después. Aracely Arámbula repite como Altagracia Sandoval, ese personaje inspirado en la Bárbara Guaymarán de Rómulo Gallegos, traída al México de nuestros días.

¡! CUIDADO Si estás viendo esta telenovela o tienes pensado hacerlo, quizás no deberías leer esta crítica, ya que puede contener SPOILERS que hacen aconsejable su lectura después de haberla visto. De igual modo, advierto de que en los COMENTARIOS de esta crítica puede haber algún SPOILER.

SINOPSIS
Han pasado dos años de la boda de Saúl (David Chocarro) y Mónica (Danna Paola). Altagracia (Aracely Arámbula) vive tranquila en Río de Janeiro y, poco a poco, ha conseguido recuperar su poder, moviéndose siempre en un discreto segundo plano.
En México, los parientes de los Monkeys, en unión con un recuperado Braulio (José María Galeano), traman cómo encontrarla y vengarse de ella y consideran que la única forma de que Altagracia vuelva al país es atacando a Mónica y a Saúl. Un buen día, Aguirre desaparece sin dejar rastro, lo que inquieta a Mónica, ya que su esposo había comenzado a investigar a los Arcoíris, una pandilla que secuestra, viola, tortura y asesina a jóvenes veinteañeras en un frondoso bosque a las afueras de la Ciudad.
La desaparición de Saúl llega a oídos de Altagracia, que pone rumbo a México para ayudar a su hija. Allí se topará con León Contreras (Carlos Ponce), el inspector encargado de la desaparición de Saúl, quien procede a detenerla de inmediato, dada la orden de búsqueda y captura que aún pesa sobre ella. Con la ayuda de José Luis Navarrete (David Zepeda), el empresario que compró la constructora Sandoval, Altagracia logra salir de la cárcel con la misión de proteger a su hija de aquellos que quieren vengarse de La Doña por todo lo que les hizo en el pasado. No será tarea fácil y Altagracia deberá enfrentar a nuevos y poderosos enemigos para hacer justicia y resolver las cuentas pendientes.

DATOS Y TRÁILER

México y Brasil. Telemundo y Argos, 2019.
79 capítulos*.
PRODUCTORES EJECUTIVOS: Héctor Sotelo Blancas, María Eugenia Fernández, Mariana Iskandarani y Marcos Santana.
GUION: José Vicente Spataro, Basilio Álvarez, Alejandra Díaz, Felipe Espinet y José Ramón Menéndez.  
DIRECCIÓN: Felipe Aguilar y Carlos Villegas.
Emitida en Estados Unidos entre el 13 de enero y el 27 de abril de 2020.
*Se emitieron 79 capítulos, aunque se rodaron 80. En los últimos capítulos se aprecian pequeños recortes que permiten explicar esa diferencia.

PERSONAJES Y ACTUACIONES
Aracely Arámbula vuelve a meterse en la piel de Altagracia, un personaje que a estas alturas le es de sobra conocido. En esta segunda temporada, Aracely se vuelve a entregar al cien por cien y esa confianza que le da conocer desde hace cuatro años a Altagracia le permite explorar distintos aspectos del personaje, ligados a su faceta humana, como su vis de madre, mucho más explotada que en la primera temporada. La he visto más natural, aun si cabe, que hace tres años, y pasándoselo en grande con un personaje que, como ha reconocido en varias ocasiones, es uno de los que más le han marcado.
Aracely, Carlos y David protagonizan esta segunda temporada

Junto a Aracely se encuentran en esta ocasión dos hombres, León Contreras y José Luis Navarrete. Comienzo con León para felicitar a Carlos Ponce por este personajazo, mi personaje masculino favorito. Quizás por tenerlo asociado a la comedia, subestimé a Carlos, que me dejó con la boca abierta y los ojos llenos de lágrimas en un montón de ocasiones. Todo adjetivo se queda corto para describir el magnífico trabajo de Carlos con este policía, con una vida marcada por la tragedia y con una interesante lucha entre el deber moral y el profesional, que le lleva a ser muy humano, como demuestra en varias ocasiones a lo largo de la historia.
Aunque parecen muy distintos, José Luis y León tienen cosas en común. David Zepeda interpreta a este poderoso constructor, acostumbrado a hacer  lo que le da la gana gracias a su posición económica, una coraza que envuelve a un tipo muy humano, que se equivoca, y mucho, a la hora de tomar distintas decisiones que le afectan a él y a su familia. No es un villano al uso y David supo sacarle un gran partido, en especial en lo que al conflicto con su hijo se refiere, con varias escenas impresionantes, de una grandísima carga emotiva, en las que transmite muchísimo.
La química de Aracely tanto con Carlos como con David es bestial y la de estos dos, enemigos acérrimos, es impresionante.
Kika Edgar, Maricela González, José María Galeano y Beranardo Flores son algunos de los enemigos de Altagracia

Enemigos son, precisamente, los que no le faltan a Altagracia en esta segunda temporada. Si ella volvió más humana, lo mismo le pasó a Braulio, que no ha dejado de ser el loco de la primera temporada, pero con una serie de matices que lo reforzaron, como su relación con su hijo o con su padre. José María Galeano disfruta de lo lindo convertido de nuevo en este sádico, al que acompañan en esta temporada distintos personajes que desean vengarse de Altagracia, como los parientes de los Monkeys: Romelia Vega, Alfonso Cabral, Fernanda y Sebastián Cáceres y Mauricio Preciado. Kika Edgar, José Sefami, Alexa Martín, Rafael Ernesto y Alberto Casanova integran este grupo que, como posiblemente sospechéis, se va desintegrando a medida que Altagracia comienza a dar con ellos. Me han gustado los cinco, en especial Kika, que es la que tiene más peso y más recorrido argumental. Nunca la había visto de villana y me ha fascinado, con este personaje de doble moral, santa católica y apostólica de cara al público y, en lo privado, sádica propietaria de una agencia de escorts.
Los enemigos de Altagracia no se limitan a los parientes de los Monkeys, ya que por ahí andan también Eunice Lara, Diego, Luis, Eleonora y Manuel. Puede que la primera os suene, aunque no como Eunice, sino como La Felina, porque es un personaje traspasado de El Señor de los Cielos, donde estuvo varias temporadas, hasta hace dos. No tengo nada en contra de Marisela González, que es quien la interpreta, pero me ha parecido un grave error traer de vuelta a La Felina, tanto a nivel argumental como del propio personaje, al que han humanizado excesivamente, como en un intento por blanquearlo y alejarlo de lo que fue hace unos años. Tampoco me gustó el recorrido argumental de Diego, al que vuelve a interpretar Leo Deluglio, aunque en este caso sí lo comprendo, dadas las características del personaje, que Leo lleva sin problemas. Más acertado me pareció Luis, el hijo de José Luis Navarrete, una joya, argumentalmente hablando, del que se ocupa Bernardo Flores, que pese a su juventud demuestra que puede, sin problemas, con un villano tan complejo, un psicópata que disfruta con el sufrimiento ajeno, algo que le ha inculcado, directa o indirectamente, su madre, Eleonora, con la que Alejandra Barros brilla, un personaje radicalmente distinto a su Diana de Y mañana será otro día. Me queda Manuel, otra sorpresa, un personaje español, vasco y exetarra, interpretado por un español, Luis Xavier, al que siempre da gusto ver y que se nota que congenió muy bien con José María Galeano, su hijo en la historia.
No todo son enemigos para Altagracia, que esta temporada suma, a su favor, a Noelia, una joven hacker interpretada por Paola Fernández, todo un descubrimiento. Me ha gustado mucho la naturalidad con la que esta joven lleva a un personaje tan complejo, que comparte con Altagracia sus ansias de hacer justicia tras la muerte violenta de su hermana. Gran trabajo el de Paola, que además tuvo una química muy bonita con la siempre genial Patricia Reyes Spíndola, que interpreta a Florencia, su madre.

Diego Soldano y Andrea Martí repiten como Daniel y Regina
Junto a Altagracia también repiten Andrea Martí, como Regina, su hermana de Altagracia; Diego Soldano, como Daniel, el ex Monkey convertido en su nuevo aliado; el inseparable Matamoros, de nuevo interpretado por Aquiles Cervantes; el doctor Adolfo, en manos otra vez de Claudio Roca, y Magdalena, de la que se vuelve a ocupar Simone Victoria. Me sorprendió que repitiera Simone, ya que desaparecieron todos los personajes de la vecindad de la primera temporada, pero supieron integrarla bastante bien, igual que a Daniel, convertido en pareja, y qué bonita pareja, de Regina. Nunca me cansaré de pedir más protagónicos para Andrea Martí, se los merece y ojalá no le tarden en llegar. Por cierto, Andrea estrena hija en esta temporada, ya que Paola Albo toma el relevo de Michelle Olvera como Isabela. No me ha disgustado, aunque ya sabéis que no soy muy partidario de estos cambios de actores.
En el entorno de León, interaccionando muy a menudo con Altagracia y José Luis, se encuentra el gran Eric del Castillo, que se convierte en el comandante Vidal, adalid de la corrupción y una de las pesadillas de León. Más a su favor se halla Karen, su compañera y amiga, interpretada una vez más por Mayra Sierra, genial, como siempre. León tiene también muy cerca, al menos durante una parte de la historia, a Fátima, su esposa. Fernanda Borches se luce con este personaje y vuelve a demostrar que brilla sin problemas en la comedia y en la tragedia, con una grandísima química con Carlos. Si León era mi personaje masculino favorito, Fátima es el femenino con el que más he empatizado y al que más cariño le he tomado. Creo que también es hora de que Fernanda comience a protagonizar, porque le sobran tablas, es una actriz como la copa de un pino.
Completan el elenco Agustín Argüelles, como Eduardo, el servil amigo de Luis; Christian Ramos, como Cisco, el nuevo guarura de Altagracia; Leandro Lima, que interpreta a Thiago, otro amor frustrado en la vida de La Doña, y Danna Paola, con una participación especial con la que cierra el recorrido de Mónica, la hija de Altagracia.
[PERSONAJES Y ACTUACIONES: 1,8/2]

TRAMAS
La segunda temporada de La Doña es muy interesante desde un punto de vista estrictamente argumental. Los primeros capítulos descolocan un poco, por la llegada de nuevos personajes y el arranque de distintas tramas que a priori parecen difíciles de encajar, con sentido, en una historia: el regreso de Altagracia y sus ganas de hundir a José Luis; León y su recién asignado caso de los Arcoíris; los parientes de Altagracia en busca de venganza; la desaparición de Saúl, aparentemente ligada a los Arcoíris… Todas estas piezas van, poco a poco, encajando en una especie de puzle que lleva a Altagracia, una vez más, a decidir hacer justicia por su cuenta, desesperada por la corrupción y la violencia que reinan en la sociedad. En ese sentido, la venganza de Altagracia contra Braulio y los parientes de los Monkeys recuerda, y mucho, a la que siguió en la primera temporada contra sus violadores, de nuevo con su hacienda como ese lugar apartado en el que hacer de las suyas. Si en la primera temporada Saúl hizo la vista gorda con muchas de las hazañas de Altagracia, en esta temporada ha sido León el encargado de hacerlo. Juntos, Altagracia y el policía nos han regalado una historia de amor preciosa, tristemente salpicada por los Arcoíris y los parientes de los Monkeys. Y sí, si en la primera temporada Altagracia rivalizaba con Mónica por Saúl, en esta le toca hacer frente a otra rival joven, Noelia, también enamorada de León.
Altagracia, junto a sus dos parejas en esta telenovela; el interés la lleva a José Luis, el amor, a León

Como veis, la segunda temporada tiene unos cuantos paralelismos con la primera, paralelismos que llegan también a cómo Altagracia recupera la constructora que en su día también le quitó a Lázaro, con una técnica parecida, la seducción y el posterior despojo de sus bienes a José Luis, el nuevo propietario. Los Arcoíris, por su parte, son los nuevos Monkeys, adaptados a nuestros días, con una mayor dosis de sadismo, que se ve, por ejemplo, en cómo terminan rodando vídeos snuff antes de acabar con sus víctimas.
Más allá de los paralelismos, la segunda temporada abre una serie de tramas que tienen un punto de partida común y para mi gusto, uno de los fallos de la historia, vincular a Altagracia con los Casillas. Vale que Altagracia salió en cinco o seis capítulos de la sexta temporada de El Señor de los Cielos, pero el crossover debió quedarse ahí. No tiene sentido que una mujer tan poderosa como Altagracia y tan independiente aparezca, de pronto, subrogada a Amado Casillas. Fruto de ello se produce el gran error de la telenovela, recuperar a La Felina. Puede tener un pase traer de vuelta a este personaje, pese a que falleció en el último capítulo de la quinta temporada de El Señor de los Cielos, o eso nos hicieron creer, pero lo que es un despropósito es la trama tan absurda con la que llega a la historia, como chivo expiatorio de la CIA para encontrar a Braulio, porque ellos sí sospechan que está vivo, y para salvar la vida de su hijo, el mismo que también vimos morir en la quinta temporada de El Señor de los Cielos, de una forma más explícita incluso que la muerte de su madre. Si Altagracia necesitaba socios, podían haberse buscado lejos de los Casillas, con nuevos personajes escritos desde cero, porque, esa es otra, La Felina de José Vicente Spataro dista muchísimo de La Felina de Luis Zelkowicz, como ya os expliqué en el apartado anterior. Sí que, a lo largo de los capítulos, Eunice va a más, argumentalmente hablando, mostrándose a veces aliada y a veces enemiga de Altagracia, pero ese desarrollo no mejora ni al personaje ni a las tramas que lo envuelven desde un principio.
Todo lo contrario a lo de Eunice ha sucedido con Braulio, en el que han profundizado para sacar a la luz unos orígenes muy interesantes, ligados al terrorismo de ETA en el País Vasco, con un padre de aúpa que llega hacia la mitad, y que permite explicar muchas cosas del personaje. Aplaudo lo que han hecho con Braulio, con la lógica y el tiento que les faltaron a la hora de resucitar a La Felina. No es lo único que les agradezco, ya que también han hecho un muy buen trabajo a la hora de explicar qué pasó o qué fue de aquellos personajes que estaban en el final de la primera temporada pero que no aparecen en esta, como Valeria, Lopecito, Azucena o Lydia.

León y Karen son fundamentales en el tono policíaco que adquiere la historia en esta segunda temporada
Aunque la primera y la segunda temporada compartan aspectos en común, quiero dejar claro que la segunda tiene entidad propia y un tono muy particular que la aleja de la primera y que se resume en una palabra: policíaco. El punto de partida, la investigación que León y Karen asumen poco después y todo lo que la sigue hacen que predomine ese carácter policíaco, en una historia que también tiene momentos para el romance, la venganza o esos mensajes tan bonitos sobre la igualdad y la lucha contra la violencia machista, que esta segunda parte también hereda de la primera. Creo resumirlo muy bien si os digo que, si en vez de una telenovela estuviéramos ante una novela, esta sería, sin duda alguna, una novela negra ambientada en nuestros días y reflejo de algunos de los grandes males de nuestra sociedad.
En cuestión de ritmo, no hay nada que reprocharle a esta segunda temporada, para mi gusto más ágil, incluso, que la primera, en lo que puede influir que tiene cuarenta capítulos menos. El tono policíaco hace que enganche y que haya veces en las que se acabe viendo un poco en modo maratón, con dos o tres capítulos al día.

Altagracia, Daniel y Regina, en una escena del final
Sobre su final, quiero aclarar que hay algún que otro corte, al menos en la versión emitida por Telemundo, que hace que alguna cosa quede rara, pero, cortes aparte, el final es tan abierto como cerrado, ya que perfectamente puede quedar como tal, con todos los cabos cerrados, si no hubiera una continuación, o puede ser un final abierto para empezar una tercera temporada si se tira de cosas que la cámara no nos muestra y que, en el caso del final cerrado, debemos imaginar. Me gustó mucho, me pareció que estaba pensado al detalle para ambos casos y para mí, que lo interpreto de una determinada forma, no hay más que añadir. Supongo que si se ponen, sacarán una tercera temporada sin problemas, aunque la audiencia no haya acompañado especialmente a esta. No sé qué pasará, pero, insisto, poco hay que criticar sobre este final, estudiado minuciosamente para pasar como abierto o como cerrado. 
[TRAMAS: 3,8/5]

MÁS COSAS
Si la primera temporada tuvo una realización sobresaliente, la segunda es aún mejor y no tiene nada que envidiar a las superproducciones cinematográficas, a base de multicámaras, drones, helicópteros y un repertorio de efectos especiales muy bien conseguidos que hacen que, desde un punto de vista estrictamente visual, sea una gozada sentarse a verla. Si cualquier cadena programase el primer capítulo en prime time, sin desvelar el título ni el argumento ni nada, estoy seguro de que muchos espectadores pensarían que están viendo una película y no el comienzo de una telenovela, porque también tiene un formato de imagen cinematográfico, el de 16:9 con franjas negras. Podéis comprobar todo lo que os acabo de contar, con un vistazo al primer capítulo:

Sin dejar la realización, como también se observa en ese primer episodio, esta segunda temporada cuenta también con más exteriores y menos decorados, lo que se nota, y mucho, en el resultado final.
Sobre el vestuario, impresionante el conjunto de vestidos, trajes y demás prendas que Altagracia luce en esta temporada. No se quedan cortos, tampoco, con las decenas de trajes que se pone José Luis. Reconozco que para vestir soy muy informal, muy León, pero… ¡qué bien queda un traje, con su corbata, su camisa y un porte como el de David Zepeda! He echado en falta, eso sí, los chalecos tan coloridos que Braulio llevaba en la primera temporada, ya que en esta se ha abonado al chándal, y, sin ser vestuario, también me han faltado más pelucas para Altagracia, que hacía de este elemento una de sus señas de identidad.

La musicalización es estupenda, mucho más variada que la de la primera temporada. Al tema principal, Obsesión, que cantan a dúo la propia Aracely y Gloria Trevi, se unen baladas preciosas como Lo entendí, de Nicolás Farias, que también forma parte de la banda sonora de la colombiana Enfermeras, y una canción cuyo autor y título desconozco, pero que en Youtube se encuentra como Somos dos ahora, que es una delicia escucharla, y que ambienta los momentos románticos de Altagracia y León. Junto a ellas, aparecen otros temas, como una sinuosa versión de Balada triste de trompeta, de Raphael, o El calor de tu piel, cuya intérprete desconozco, aunque su voz se me asemeja a la de Carla Morrison, para musicalizar la relación de Mónica y Altagracia.
Supongo que siendo una telenovela de Telemundo, sabréis cómo voy a acabar este apartado. De nuevo, impera la censura sobre palabras malsonantes, que abundan en una historia como esta, con personajes muy sádicos y que muestra cosas mucho más duras que esos joder, hijo/a de puta o carajos que censuran. Sí, es tan paradójico como absurdo.
[MÁS COSAS: 3/3]


Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero la segunda temporada de La Doña ha de ser una de esas excepciones que confirman la regla. Parecía imposible reabrir una historia que hace unos años acabó más cerrada que abierta, pero lo han conseguido, cambiándole el tono, con más dinamismo y, eso sí, algunos errores, como la repetición de esquemas argumentales o la subordinación de Altagracia a los Casillas que no viene para nada a cuento.
Aracely Arámbula está soberbia y para Carlos Ponce todo elogio se queda corto. Genial también David Zepeda y buena parte de las nuevas incorporaciones, como Fernanda Borches, Kika Edgar o Alejandra Barros.
Creo que acerté y que fue, sin duda alguna, un muy buen entrenamiento para aquellos meses de reclusión obligada.

PUNTUACIÓN FINAL: 8,6


Comentarios

Andrea ha dicho que…

¡¡¡ COMENTARIO CON SPOILERS !!!


Para mi a parte de personajes y tramas con poco sentido, lo que más me ha fallado es que no ha habido casi escenas madre-hija de Altagracia y Mónica. Entiendo que Danna tuviera otros compromisos y de paso esto sirviera para comenzar la acción pero me he quedado con muchas ganas de ver más escenas de ellas porque tienen una gran química y conexión. Y es algo que me faltó en la 1 temporada y tenía ganas de ver.

En relación a esto, quiero destacar la actuación tan maravillosa de Aracely en la escena en la que muere Mónica. Carlos Ponce comentó en una entrevista que Aracely estaba tan metida en el papel que casi no podía ni levantarla del suelo.
GAFEMO ha dicho que…
Buenas noches, Andrea:

A mí también me faltaron escenas entre Altagracia y Mónica. No obstante, reconozco que me gustó esa 'maternidad espiritual' que ejerce Altagracia para con su hija, desde la explosión, en las visitas al cementerio, en la venganza contra quienes la mataron...
Desconocía lo que comentas de la escena de la muerte de Mónica y no me extraña, es sobrecogedora la actuación de Aracely. Muchas veces me pregunto cómo desconectarán después de rodar escenas de este tipo. Vale que son profesionales, pero la carga física, emocional y psicológica que hay, ¿qué?

Un saludo!
Unknown ha dicho que…
Sin David chocarro no me interesa ni ver la novela vaya patinazo y desengaño es un asco mejor no hubiera hecho segunda parte si mueren los verdaderos protagonistas.
Unknown ha dicho que…
Me encantó la novela ojalá alla 3 temporada con Aracely
Anónimo ha dicho que…
La segunda temporada está muy buena y sobre todo a mi me gusta más porque no está David Chocarro porque gracias a su desaparición física Altagracia y Mónica se llevan mucho mejor que en la primera temporada porque se peleaban mucho en el ser por Saúl . De todas maneras cada quien tiene su opinión sobre la serie y eso lo respeto pero igual te la recomiendo mucho