La
revista “Telenovela” fue la ‘culpable’
de que, durante muchos años, me volviese un gran aficionado a las fotonovelas. ¿Qué
es una fotonovela? A ver si lo sé explicar…
Una
fotonovela es lo que vendría a ser un cómic, pero con fotografías en vez de
dibujos. Es decir, se narra una historia, generalmente con toque romántico o de intriga, o con ambos a la vez, a través de fotografías en las que salen
los distintos personajes haciendo sus cosas.
No
hay que confundir las fotonovelas ‘puras’ con las fotonovelas ‘impuras’, que
son aquellas hechas a base de capturas de los capítulos de una telenovela
cualquiera, que se cuentan por cientos en internet. Las fotonovelas ‘puras’ se
hacen con su guión, para ser contadas generalmente en una quincena o veintena de capítulos, y con sus
actores o modelos, según se les quiera llamar, que posan ante la cámara. Luego,
por ordenador, se incluyen los textos que permiten al lector seguir la historia
(acotaciones, diálogos…).
Hace
unos días, buscando otra cosa, me encontré con una carpeta en la que guardaba,
cuidadosamente, en fundas de plástico, algunas de las muchísimas fotonovelas que
hasta 2008 la revista “Telenovela” ofrecía
a sus lectores. Fotonovelas que en los últimos años venían de Italia, uno de
los principales países productores de este tipo de historias desde los años 70,
si bien ahora es un género que está un poco de capa caída. Lo mismo podría
predicarse de México, otra cuna de este género.
En
la carpeta me encontré con unas veinte fotonovelas. De algunas me acordaba,
pero de otras no. Estuve un buen rato leyendo esas historias, tan sencillas, pero
capaces de enganchar como cualquier telenovela. Me entretuve leyendo, entre
otras, “Pide un deseo…”, “El enigma de Alicia” (quizás de la que
más recordaba) o “Hasta el último beso”.
Las
fotonovelas se publicaban en capítulos de dos páginas (cuatro caras), y cada
fotonovela tenía entre trece y veinte capítulos, más o menos. Todas arrancaban
con una especie de ‘portada’, en la que se presentaba al guionista, a los
intérpretes y sus personajes, al fotógrafo y al director, además de una
pequeñísima sinopsis para enganchar a la gente. Como podéis ver por la ‘portada’
de “Hasta el último beso”, el equipo
de trabajo solía ser bastante reducido y eran historias que se realizaban
rápido (leía preparando este artículo, en una web, que solían tardar como mucho
dos semanas). Y por supuesto, con un presupuesto bastante ajustado. Nada de superproducciones.
No
tenían más pretensión que entretener a sus posibles lectores. Y la cumplían con
creces. La verdad es que no entiendo cómo, hoy por hoy, con las técnicas que
hay de fotografía y edición, no resurge este género, que seguiría encajando
perfectamente en revistas como “Telenovela”,
que renunció a él a cambio de “Los
rostros de las telenovelas”. Una decisión en parte comprensible, ya que “Los rostros…” es una sección sin coste,
a diferencia de las fotonovelas, por las que había que apoquinar para hacer
frente a los derechos de propiedad intelectual y, luego, pagar a alguien para
que tradujese y editase las fotografías incluyendo diálogos,
acotaciones, resúmenes y demás ya traducidos. Coste tanto económico como de
tiempo, como se puede ver.
En
lo personal, creo que esto, como todo es cuestión de moda, y que el tiempo dirá
si las fotonovelas (o algo parecido) vuelve a producirse como antes. Hasta
entonces, siempre nos quedará internet. Os dejo un enlace a una página en la que, desde
2011, se suben fotonovelas, tanto mexicanas como italianas, de todos los
tiempos, por si queréis echarle un vistazo. El otro día estuve yo un buen rato
leyendo fotonovelas de los años 70 y 80...
Comentarios
Mi abuela y mis tias las miraban y yo a ver si se besaban jaj. Si si por lo años 70!
Y el truco era comprar una y despues la tiendita te las cambiaba, y asi pasaban de mano en mano. ( un poquito de asco) muy manoseaditas!
No creo funcionará ahora, que vamos de sobraditos con las tecnologias en mano!!
Y ademas somos tan comodos que ya nos lo dan todo casi leido, hasta te venden la fruta pelada!!!
Saludos!