Sé
que llego un par de días tarde, pero, como sabéis, casi todas las entradas de
este blog están ‘precocinadas’ con semanas de antelación y cuando sucede un
imprevisto me es, en ocasiones, muy difícil actuar a tiempo y tener listo algo
para publicar.
El
imprevisto de esta ocasión es un imprevisto triste, tristísimo. Se nos ha ido
Héctor Arredondo, víctima de cáncer, un cáncer que le habían diagnosticado
hacía tan solo dos meses.
El
cáncer, la gran ‘lacra’ del siglo XXI, se cobra nuevamente la vida de alguien
que tenía mucho que hacer, que deja dos hijas (la más pequeña, de unos dos
años) y que disfrutaba con lo que hacía.
A
Héctor lo vi en “Los Plateados”,
interpretando a Leonardo, donde mantenía una historia de amor muy tierna con el
personaje de Angélica Celaya. Se le veía un actor muy natural, nada
sobreactuado y con mucha química con su compañera. De hecho confesaba a la
revista “Telenovela” en aquella época
que se llevaban tan bien que comían gusanitos y guarradas antes de escena para
competir, a la hora de besarse, a ver quién tenía un peor aliento.
Lo
volví a ver después en algún capítulo suelto de “La Teniente”, cuando la emitió Intereconomía en España hace
relativamente poco.
Me
queda pendiente, y lo veré en cierta forma como su obra póstuma, verlo en “Las Bravo”, que es una de esas
telenovelas que veré próximamente.
Se
nos ha ido muy pronto, pero, según dicen, rodeado de los suyos, sabiendo que su
paso por esta vida no fue, para nada, en vano. Descansa en paz, Héctor
Arredondo.
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