Ya conocéis mi opinión y mis miedos acerca de que una historia se reabra muchos años después con una continuación motivada por una combinación de factor nostalgia y búsqueda de buenos números a nivel empresarial. Sin embargo, hasta ahora no se había dado un caso tan paradigmático como este del que os hablo hoy, la nueva temporada de Yo soy Betty, la fea.
Amazon y RCN ruedan ya una nueva temporada de este clásico del género, de una de las ficciones más famosas y productivas de la historia de la televisión. Vuelven Betty y don Armando, vuelven Ana María Orozco y Jorge Enrique Abello. Vuelven prácticamente todos los personajes que el espectador ya conoce. Se aspira a hacer algo como lo que fue Yo soy Betty, la fea. Sin embargo, se olvidan de alguien: Fernando Gaitán.
La Betty de 2023 no va a ser la Betty de 2001, no va a ser la Betty de Gaitán. Nuevos guionistas serán los encargados de perfilar personajes y tramas. El motivo es que Fernando Gaitán no puede hacerlo, igual que tampoco puede consentir o tan siquiera pronunciarse sobre esta continuación. Fernando Gaitán está muerto.
Hace unos meses descubrimos en casa de mis abuelos una agenda electrónica de los 90 que perteneció a mi abuelo, fallecido hace casi dos décadas. Su contenido estaba protegido con una contraseña. Googleando descubrimos que era fácil hackear esos dispositivos de hace tres décadas. Que hasta yo, que no sé nada de eso, podría hacerlo tecleando durante un buen rato una serie de códigos. No lo hice. Me parecía que era cometer una falta a la memoria de mi abuelo.
Con la nueva Betty, la fea tengo exactamente la misma sensación. Creo que se está faltando a la memoria de Gaitán. Como autor, muy probablemente no querría que se hiciese. Él intentó continuarla con Ecomoda, cuando el éxito estaba reciente, y no funcionó. Desconozco si se habría animado a producirla, una faceta, la de productor, en la que debutó pocos años antes de su muerte.
Creo que, por ética y por respeto, no se deberían tocar las historias de quienes ya no están con nosotros. Una creación artística es de un autor o autora y si ya de por sí es muy difícil traspasarla intacta a otro u otros, es imposible hacerlo si el creador original no vive, por mucho que haya volcado o perfilado en su obra.
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