A veces la vida te sorprende con cosas curiosísimas como que, de casualidad, descubras la existencia de una confitería venezolana en una ciudad como Gijón. Bueno, en mi caso más que la vida fue la persona con quien comparto la mía.
“Hacen unas chichas espectaculares”, me dijo. Sin saber yo muy bien qué era la chicha, allí nos fuimos a tomar una para celebrar que vencimos al Covid. Ocurrió a finales de julio. El local, llamado Gio’s, es pequeño pero acogedor, tanto como sus responsables, a las que mando un saludo desde aquí. Con ellas estuve hablando un buen rato de telenovelas.
Conversamos sobre cómo una industria tan potente como la de la telenovela venezolana había perdido fuelle en los últimos tiempos. Hablamos también de Dramáticas, el nuevo proyecto de Venevisión. Charlamos de Lupita Ferrer, de Carlos Mata, de Scarlet Ortiz, de Luis Gerónimo Abreu y de un sinfín de nombres que fueron saliendo porque, en efecto, las responsables de este local son fervientes seguidoras del género.
Tuvimos también un momento para el recuerdo de Mónica Spear. “Era preciosa, fue una pena que la mataran a ella y también a su marido justo cuando ya acababa sus vacaciones”, me contaban con lágrimas en los ojos. El asesinato de Mónica y Thomas aún causa dolor entre los venezolanos y entre quienes nos sobrecogimos hace una década, en mi caso poco después de terminar de ver Pasión prohibida.
Pasamos un rato muy agradable, con chicha, que está deliciosa, y varios pasteles típicos venezolanos. Prometí volver y espero hacerlo en unos días.
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