Seguramente si os hablo de Lucero Riobueno pocos os daréis cuenta de quién os estoy hablando. Pero, ¿y si os digo Lulú? Toca dedicarle una entrada a una de las villanas más temibles de los albores del siglo XXI. Diana Quijano se encargó de darle vida en Prisionera (Telemundo, 2004).
⚠ Los vídeos que ilustran esta entrada contienen spoilers de Prisionera, no así el texto, en el que los he evitado a toda costa.
"Yo soy la que mando aquí", asegura Lulú en distintos momentos de la historia… y vaya si mandaba. Lulú odiaba a la protagonista por haber matado a su marido y por haberse fijado en el protagonista, su eterno amor no correspondido.
Practicante de rituales con sangre, que dedicaba a criaturas como su Padre Maligno, Lulú era una villana tan perversa como descarada. Era, además, un personaje muy enriquecido con diálogos, expresiones y coletillas que la hacían despertar simpatía. En ese sentido, pocas villanas le sueltan un "cuánto pesas, desgraciada. Tuve que hacer todo esto para cerrarte el pico, maldita" a una de sus víctimas mientras se disponen a enterrarla.
El trabajo de Diana Quijano en esta telenovela fue memorable. Pese a ser una villana estereotipada, supo llevarla con la coherencia necesaria para hacer ver al espectador que Lulú era como era a causa de sus terribles trastornos psicológicos.
No deja de sorprenderme que después de este personaje, Diana no volviese a hacer villanas de esta magnitud. Desconozco si fue por decisión propia o porque así lo decidieron los responsables de castings. Vinieron, tras ella, otros muchos personajes con los que demostró su versatilidad, como Camila, en Victoria o Regina, en Bella Calamidades.
Sé que ahora está luchando contra el cáncer, así que mis mejores deseos para ella y ojalá pronto la tengamos de vuelta en el género.
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