Con tan solo 18 años, una joven Eileen Abad debutaba en el género de la mano de Por estas calles, una telenovela producida por la venezolana RCTV. Corría 1994 y arrancaba, de esta forma, una trayectoria que la llevó a convertirse en un rostro habitual del género y en una actriz que puede presumir de haber trabajado con las principales productoras.
Y es que, aunque sus inicios profesionales se encuentran estrechamente ligados a RCTV, con títulos como Amores de fin de siglo (1995) o Niña mimada (1998), su primer protagónico, Eileen Abad también fue parte de varias telenovelas de Venevisión, como Contra viento y marea (1997) o Calypso (1999). Al término de esta última, recibió una oferta que no pudo rechazar, y que la llevó a trasladarse a México para convertirse en la villana de Besos prohibidos, producida por Azteca en 1999.
Con el nuevo siglo, Eileen siguió sumando oportunidades tanto en RCTV como en Venevisión. En el 2001 y amplió fronteras en el 2005, cuando fichó por RTI y Telemundo para La Tormenta, rodada en Colombia. De vuelta en Venezuela, y tras el fin de RCTV, encadenó varios proyectos con Venevisión, como Condesa por amor, que protagonizó en 2009. Su grata experiencia con RTI la llevó a volver a trabajar en Colombia, esta en alianza con Televisa, en Las Bandidas (2012) e Hijas de la calle (2014). En 2016 reapareció en la telenovela de Venevisión Entre tu amor y mi amor, su último trabajo hasta la fecha. ¿Qué ha sido de Eileen en estos seis años y pico?
Muy discreta con su vida privada, en las pocas entrevistas que ha concedido en estos años se ha centrado en hablar de su faceta como embajadora de Xpokids y diversas organizaciones en pro de la infancia. En noviembre de 2020, en una entrevista para el canal de Youtube Norberth Presenta, Eileen reconoció sentirse satisfecha con su carrera "y una serie de inversiones que hice tiempo atrás". Profundamente religiosa, tanto en esa entrevista como en su Instagram pueden hallarse distintas referencias a Dios y a diferentes festividades cristianas.
Da la impresión de que ha encontrado una estabilidad económica y vital que le permite mantenerse satisfecha consigo misma. Pese a ello, cabe recordarle que a sus 46 años, si quiere volver al género, le sobra tiempo para hacerlo.
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