SEMEJANZAS CULTURALES: Somos lo que comemos... y comemos lo mismo

¿Puede haber algo que nos haga parecernos tanto como aquello que comemos? Creo que no, porque por muy globalizado que esté el mundo, al final solo triunfan marcas y productos que consiguen gustar. La competencia es una carrera de fondo en la que somos los consumidores los que decidimos quiénes llegan a la meta, quiénes se quedan por el camino y quiénes no van más allá de la línea de salida. Así pues, que un producto logre venderse en México y en España tiene mucho mérito.

Viendo Para volver a amar tuve la ocasión de contemplar cómo somos muy parecidos en lo que a comida se refiere. Lo pude comprobar gracias a que los responsables de la telenovela decidieron no disfrazar las marcas y a que también rodaron en un supermercado. Las primeras marcas con las que me encontré estaban en la despensa de doña Conchita (Magda Guzmán). Allí se era posible ver, entre otros productos, un paquete de arroz SOS, la empresa fundada hace más de un siglo en Algemesí, Valencia, y una lata de la británica gelatina Royal:
En el supermercado al que me refería hace unas líneas pude observar que en México, como en España, triunfan las galletas Oreo, originarias de Estados Unidos, al igual que los chicles Trident y los caramelos Halls. Sobre estos últimos, fijaos en la de cajas y bolsas que hay de esta marca en esta captura, justo detrás de Mireya (Gabriela Zamora):
En el barrido que hace la cámara por el supermercado aparecen otros productos, como los bombones italianos Ferrero Rocher o los caramelos Mentos, de origen holandés:
Todas estas marcas se pueden encontrar en cualquier supermercado español, aunque igual no con tanta presencia como los Halls, que aquí se reservan a unos pocos paquetes en las cajas, incluso en los supermercados de mayor tamaño. Bien dicen que somos lo que comemos… y estas marcas demuestran que comemos lo mismo. 
No somos tan distintos como algunos quieren hacernos creer.

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