Hace justo un mes, el 8 de noviembre, Televisa estrenó su última apuesta para el 2021, una versión de la telenovela colombiana El amor cambia de piel (Caracol, 2008), que lleva por título Mi fortuna es amarte.
Susana González y David Zepeda protagonizan esta historia, acompañados de Sergio Sendel y Chantal Andere como villanos. Visto el primer capítulo, creo que han hecho un buen casting y me alegra volver a ver a Susana González como protagonista. En los últimos años ha demostrado su versatilidad, yendo desde alguna que otra protagonista a varias villanas, y pasando por unos cuantos personajes secundarios o participaciones especiales. Pocas actrices han trabajado tanto y con tanta variedad. David Zepeda acompaña a Susana con un nuevo protagónico que es un poco distinto a los últimos, en el sentido de que esta vez le toca interpretar a un hombre humilde y trabajador, que vive en una modesta casa de barrio. Sergio Sendel y Chantal Andere prometen como villanos, aunque esta vez por separado, aunque sean cuñados. De hecho, son los que en cierta manera se roban la atención en este primer capítulo, él, por abandonar a su esposa para fugarse con su amante, y ella, por hundir a la esposa y las hijas de aquel anunciándoles esa huida.
Ojo también a Ana Bertha Espín, que se marca un par de escenas muy interesantes como la madre de los personajes de Susana y Chantal. Me gusta también que entre los secundarios hayan vuelto a coincidir, todo apunta que como pareja, Ramsés Alemán y Dayrén Chávez, que casi lo fueron en Te doy la vida.
Narrativamente, el primer capítulo no tiene nada que reprochar, con un equilibrio entre la presentación de personajes y el desarrollo de la acción o, más bien, su detonación. En los cincuenta minutos que dura, el espectador conoce a Chente y a Natalia y a sus familias, pero también descubre que la felicidad de Chente se termina cuando queda viudo, de un día para otro, y que la vida perfecta de Natalia se derrumba cuando su marido la abandona, para regocijo de su envidiosa hermana. Como podéis intuir, el drama está presente, pero no por ello se renuncia a situaciones un poco más livianas.
Este comienzo lleva un buen ritmo y una vez se termina el capítulo quedan ganas de más, lo que es bastante positivo para un arranque. Y sí, también te deja con la curiosidad de saber por qué Natalia y su familia acabarán viviendo en el barrio donde vive Chente, como se deja ver en alguna de las promos. Vale que esto quizás está un poco trillado (todavía la semana pasada os hablaba del choque entre dos mundos en Parientes a la fuerza), pero es una fórmula que, al menos en México, aún funciona.
La realización es muy buena, y está en manos de un equipo, el capitaneado por Nicandro Díaz, que siempre ha hecho buenos productos, visualmente hablando. Me gusta la musicalización, aunque el tema principal no acaba de encajarme, pese a que es bonito, y la voz de Yuri lo hace aún más:
Tengo entendido que está funcionando muy bien en México, lo que sin duda se traducirá en ventas. Una vez más, se demuestra aquello de que las originales colombianas son una buena base para que los remakes mexicanos triunfen, como ya demostraron, entre otras, La vecina, Por amar sin ley, Mañana es para siempre o, más recientemente, La desalmada. Estoy seguro de que con Amor dividido, la versión mexicana de Allá te espero, ocurrirá lo mismo el año que viene.
No me ha disgustado este primer capítulo de Mi fortuna es amarte. Quizás me anime con ella para 2022, aunque antes tengo que ordenar un poco mi lista y mis prioridades. Sé que faltan tres semanas para acabar el año, pero todavía no tengo claro qué telenovelas veré, más allá de dos que me hubiera gustado ver este año y que, por falta de tiempo, se me han quedado para el que viene.
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