HABLEMOS DE SERIES (II): De la T1 de "Les de'l hoquei" a "La valla"

Ayer domingo os hablé de cuatro de las ocho o casi nueve series que vi a lo largo del año. Hoy os hablo de otras tres cuyas temporadas vi completas, de otra, que estoy a punto de finalizar, y de una cuarta que, como quien dice, acabo de comenzar. 

Les de'l hoquei (T1) (Brutal Media para TV3, 2019) 

Ayer os decía que este año había visto dos grandísimas series, una de ellas Perdida y otra, esta. Desde Merlí suelo echar un vistazo a lo que se hace en Cataluña y gracias a ello descubrí esta joya.

   

Les de'l hoquei parte de un equipo femenino de hockey sobre patines para abordar una serie de asuntos que pocas veces se tocan en la ficción, como la desigualdad que hay en el ámbito deportivo entre hombres y mujeres, acompañada de machismos más o menos habituales. Con ese punto de partida, la serie se ocupa de adentrarnos en la vida de cada una de esas siete jugadoras: Emma (Dèlia Brufau), Berta (Natàlia Barrientos), Flor (Asia Ortega), Lore (Mireia Oriol), Laila (Yasmina Drissi), Raquel (Júlia Gibert) y Gina (Clàudia Riera). A través de las jóvenes se ponen sobre la mesa cuestiones referidas a la sexualidad, a la educación y a problemas de muy diverso tipo, como el TDAH que padece Laila, que son tan interesantes como realistas. 

Las jóvenes se hallan arropadas por un elenco adulto muy interesante, en el que destacan personajazos como Anna (Iria del Río), hermana de Emma y entrenadora del club, que carga desde hace meses con un importante cargo de conciencia; Júlia (Nora Navas), la estricta entrenadora del equipo masculino, o Enric (Josep Linuesa), el machista y corrupto dueño del club de hockey. 

Disfruté muchísimo de los trece capítulos que componen la primera temporada y me quedan otros trece de la segunda, que espero ver en los próximos meses. No entiendo por qué, después de varios meses en Netflix, no ha arrasado tanto como lo hizo Merlí, porque tienen un tono parecido y ya os digo que es una seriaza. 

A las dos temporadas ya emitidas, podría sumarse una tercera, que la productora confía en sacar para 2021. 

El embarcadero (T2) (Vancouver y Atresmedia para Movistar +, 2018) 

Realmente no es una segunda temporada como tal, ya que lo que hicieron con esta serie es algo cada vez más común: rodaron dieciséis capítulos del tirón y los dividieron en dos pseudotemporadas de ocho cada una. La segunda y última se estrenó a comienzos de año en Movistar +.

   

Me ha gustado mucho esta segunda temporada, en la que se resuelve, finalmente, qué pasó con Óscar (Álvaro Morte). Para ello, la serie se desnuda y da un giro tremendo hacia algo muy parecido al naturalismo francés del siglo XIX. Lo que nos vendieron como un thriller no es un thriller, es una serie naturalista, en la que lo que importa tanto saber qué le pasó a Óscar como desnudar a cada personaje para que el espectador llegue a toparse con la esencia humana, con distintos matices en cada uno de ellos. Estupendo el trabajo de Verónica Sánchez, Irene Arcos y Roberto Enríquez, los auténticos protagonistas de esta segunda pseudotemporada. 

Una vez más, aplaudo la magnífica realización de esta serie y su apuesta por los espectaculares escenarios naturales de los arrozales de Valencia. 

Con esta serie me pasa un poco como con Les de'l hoquei, y es que no entiendo por qué no se habla de ella a nivel internacional, porque lo merece. Todo ello sin olvidar que Álex Pina y Esther Lobato, artífices de La casa de papel están detrás de los guiones de esta historia. 

La valla (Globomedia y The Mood Studios para Atresmedia, 2019) 

Tenía muchísimas ganas de ver esta serie, creada por Daniel Écija, artífice, entre otras, de la grandísima Estoy vivo. Reconozco que hace un año se me hizo muy atractiva la premisa de esta serie, que muestra cómo un virus terrible y una dictadura imperan en la España de 2045. Hoy igual no me hubiera sorprendido tanto.

   

Ni es una mala serie ni parte de una mala idea, al contrario, pero algo falla en el desarrollo. Se nos vendió que Unax Ugalde y Olivia Molina eran los protagonistas, pero la acción la comandan Eleonora Wextler y Abel Folk, así de claro. Magnífico trabajo el de ambos y espléndida, también, Ángela Molina, que cierra un poco ese triángulo principal con Eleonora y Abel. Vista la serie, pienso que la relación entre los personajes de Unax y Olivia podía haber ido más allá y no estar prácticamente estancada, salvo en los momentos en los que aparece Carlos (Juan Blanco), otro personajazo. 

La valla tiene un desarrollo narrativo interesante, aun cuando los protagonistas estén ahí, sin molestar mucho, pero es de esas series que hay que ver de principio a fin para que encajen todas las piezas, con algún que otro giro inesperado, muy al estilo de la mencionada Estoy vivo. 

La serie tiene una realización impresionante y se han cuidado mucho los detalles, aun cuando se les hayan colado cosas que son más de 2019 que de 2045, como los vasos de café preparado para calentar de una conocida marca, que entiendo que son por tema de patrocinio, pero que quedan francamente mal. 

En su emisión en Antena 3 no le fue muy allá, pero sí que funcionó en Atresplayer Premium y en Netflix España, lo que augura buenas expectativas de cara a su desembarco en Netflix a nivel internacional. Supongo que si funciona le harán una segunda temporada, ya que la productora tiene incluso algunas ideas al respecto. A ver qué sale, aunque de momento, tal y como la han dejado, está bien. 

Decía al principio que os iba a hablar de ocho o casi nueve series y es lo que voy a hacer, porque ahora mismo estoy viendo dos, una Veneno (Suma Latina para Atresplayer Premium, 2020) y la otra, Oscuro deseo (Argos para Netflix, 2019). De ambas llevo cinco capítulos, algo más de la mitad en el caso de Veneno y un poco más de una cuarta parte en el de Oscuro deseo. Comienzo con esta última, que me recomendó Andrea hace unos meses. Me está gustando mucho y me parece que Maite Perroni, Alejandro Speitzer, Jorge Poza y Erik Hayser, el cuarteto principal, están espléndidos y la serie promete y, por lo que he visto hasta ahora, me aventuro a pronosticar que va a ser un thriller de esos que dan unas cuantas vueltas y con bastante pasión, pues no por algo se titula Oscuro deseo. Respecto a Veneno, me decidí a verla porque todo el mundo hablaba maravillas de ella y ahora entiendo por qué. A falta de tres capítulos para terminarla, me parece muy recomendable y estoy seguro de que en Estados Unidos, a donde la ha llevado HBO, arrasará. Cristina Ortiz, La Veneno, fue un personaje tan único como valiente y la serie que aborda su vida no se queda atrás, con una narrativa preciosa que entremezcla distintas épocas, jugando con las miradas de la propia Cristina y de Valeria, su biógrafa oficial. 

Prometo actualizar esta entrada, dentro de un par de semanas, comentando con más detalle estas dos series que me habría gustado tener vistas para hoy, pero que me ha sido imposible. 

Para 2021 me apunto, de momento, la T4 de Estoy vivo (Globomedia y The Mood Studios para RTVE); la T2 de La caza, titulada La caza. Tramuntana (DLO Producciones para RTVE), la T12 de La que se avecina (Contubernio para Mediaset España) y El nudo (Diagonal TV para Atresplayer Premium). Esta última la estoy esperando desde hace tiempo, a ver si la estrenan, ya que me gustaría verla en televisión, como hice con La valla. Para más adelante me guardo la T2 de Les de'l hóquei (Brutal Media para TV3) y la T1 de HIT (Ganga Producciones, para TVE), que debería haber visto ya, porque es una serie de la que todos los adolescentes hablan y muchos de sus profes, también. Seguramente sume otros títulos de series que se vayan estrenando o, incluso, tire de mediateca para ver series ya producidas, porque os adelanto que en 2021 voy a hacer algo así con las telenovelas. No sé, es como que me lo pide el cuerpo.