Normalmente, cuando llegábamos al puente de diciembre –en España los días 6 y 8 son festivos nacionales–, las visitas se desplomaban. Todo o casi todo el mundo se iba por ahí y pasaba por completo de meterse en internet. No los culpo, porque yo también hacía lo mismo. Por esa razón, al año o a los dos años de comenzar a bloguear, decidí que en las entradas que se publicasen en ese puente se hablaría de series. No tenía mucho sentido hablar de telenovelas para una cuarta o una quinta parte de las visitas habituales, como me sucedió en los primeros años.
En este puente me parece a mí que no se va a ir mucha gente, pero aun así quiero mantener la tradición y hablaros de series, de aquellas que vi a lo largo del año que está a punto de acabar y que han sido ocho. De cuatro os hablo hoy, y de las otras cuatro, mañana. Por supuesto, sirvan estas entradas para debatir sobre series, hacer recomendaciones o lo que se os ocurra.
¡ATENCIÓN! Esta entrada puede contener pequeños spoilers
Perdida (DLO Producciones para Atresmedia, 2019)
Once capítulos componen la que por ahora es la primera y única temporada de esta serie, rodada entre España y Colombia y que me recomendó encarecidamente Jucovi.
Perdida es un thriller muy interesante y atípico. Aquí no se busca saber quién mató a alguien o qué pasó con un determinado personaje, no, aquí se busca conocer por qué un matrimonio colombiano de alto poder adquisitivo acaba siendo el padre de una niña raptada en España. Con esa premisa, la serie engancha, y mucho. El impecable trabajo de un elenco encabezado por Daniel Grao, Carolina Lapausa, Fernando Solórzano y Ana María Orozco ayuda al espectador a sumergirse de pleno en la acción, con continuos descubrimientos y giros que llevan a un final tan humano como realista. He mencionado a los protagonistas, pero no quiero olvidarme de destacar el trabajo de Adriana Paz, que interpreta a una abogada con una gran carga emocional sobre sus hombros; Melani Olivares, que se luce como la inspectora Aguirre, y Verónica Velásquez, que interpreta a Soledad, esa niña que a los cinco años es raptada y trasladada a Colombia para empezar una nueva vida, con otros padres.
Sin duda alguna, para mí una de las dos mejores series que vi este año –de la otra os hablaré mañana– y, una vez más, muy injusta la pobre audiencia que obtuvo en su emisión en Antena 3, entre enero y marzo. Menos mal que Netflix le está comenzando a dar el reconocimiento que se merece.
El pueblo (T2) (Contubernio y Mediaset España para Amazon Prime Video, 2019)
El año pasado vi la primera temporada de esta serie, que en sus guiones une a los creadores de La que se avecina y Aída y me gustó mucho. Así pues, poco después de que se estrenase en Amazon Prime Video, me puse con ella.
El pueblo sigue teniendo cuerda con otra temporada divertidísima. Sin embargo, para mí gusto sobran algunas tramas transversales que se extienden innecesariamente durante varios capítulos, como sucede con la secta que se instala en Peñafría. Por lo demás, nada que reprochar. Como en la primera temporada, la serie pone de relieve distintas problemáticas de la zona rural y los cambios que llegan a Peñafría de la mano de los urbanitas, como ese primer gobierno feminista, que es una delicia de trama. La serie reivindica la vida en los pueblos y lo natural y lo hace rodándose íntegramente en un pueblo precioso de Soria, aprovechando también el interior de las distintas casas, lo que le da un valor único.
Hace un par de meses, sus creadores anunciaban una tercera temporada que mantendrá a parte del elenco original y sumará nuevos personajes. Confían en rodarla en la primavera de 2021. Ojalá en un año os esté hablando de esa tercera temporada y que lo haga en tan buenos términos como os he hablado de esta segunda.
El Ministerio del Tiempo (T4) (Globomedia y Onza Partners para RTVE, 2019-2020)
Seamos sinceros, muchos dábamos por cerrado El Ministerio del Tiempo tras aquella tercera temporada emitida en 2017.
Sin embargo, el peso de la marca que constituye una de las mejores series españolas de los últimos años hizo posible que RTVE aprobase a finales de 2018 una cuarta temporada que acabamos viendo esta primavera, con ocho capítulos de cincuenta minutos. El Ministerio del Tiempo mantiene en esta cuarta temporada su esencia, la de viajar por la historia para evitar que esta cambie y altere nuestro presente, y lo hace manteniendo a Nacho Fresneda, Hugo Silva, Cayetana Guillén Cuervo, Juan Gea y Jaime Blanch, pilares del Ministerio, con permiso de Angustias (Francesca Piñón) y Velázquez (Julián Villagrán). La cuarta temporada acierta recuperando a Rodolfo Sancho, que vuelve a ser Julián, pero falla al intentar darle un nuevo tiempo y una independencia a un personaje que, para mí, acaba volviendo atrás, al punto de partida del Julián que conocimos en 2015.
De las nuevas aventuras, me quedo con escenas que ya son emblemas de la serie, como la de Julián y García Lorca en el tablao; Irene con Clara Campoamor en París; Velázquez y su caminata por El Prado al ritmo de Velasque, soy wapa?, y las del Anacronópete, con Francesc Orellá, nuestro Merlí, poniendo en jaque al Ministerio. El descubrimiento de este invento, extraído de una novela del siglo XIX del mismo título, me llevó a conocer la obra de Enrique Gaspar, un escritor del que apenas había escuchado hablar, apartado de los cánones de la literatura por no hacer realismo en una época en la que lo que tocaba era eso.
Por detalles como este que os acabo de contar, siempre tendré en un pedestal a esta serie, que ojalá sea renovada por una quinta temporada, aunque con el final de la cuarta, muy cerrado, lo veo improbable, al menos si se quiere mantener el elenco de las cuatro primeras temporadas. A ver qué hacen en RTVE y si HBO, como distribuidora internacional de la serie, también se anima a hacer algo.
La casa de papel (T4) (Vancouver Media y Atresmedia, para Netflix, 2019-2020)
Termino esta primera entrega con la primera serie que vi este 2020, en pleno confinamiento, aprovechando que tenía algo más de tiempo libre.
Tengo sentimientos encontrados con esta serie. Me encantó lo que se emitió en Antena 3, aquella temporada que dividieron en dos y que era, en esencia, La casa de papel, tal y como se había concebido. La tercera temporada, aupada por Netflix y el éxito de la serie en esta plataforma, dejó ver que los guionistas tenían capacidad de sobra para revivir algo cerrado, aunque con un esquema argumental muy similar al de los capítulos anteriores, basado en un nuevo atraco. Cometieron, no obstante, algunos errores que poco aportan a la historia, como los flashbacks de Berlín y sus amigos, o el diseño de un atraco que, por temporadas, se está comenzando a hacer pesado.
Vale que La casa de papel mantiene el ritmo y que ha sido un acierto incorporar a Lisboa (Itziar Ituño) a la banda, a Gandía (José Manuel Poga) como enemigo, y hasta la propia Alicia (Najwa Nimri), como nueva inspectora peleona, pero va siendo hora de acabar, de no estirar demasiado el chicle.
Se espera que 2021 traiga la quinta y última temporada de una serie que ha dignificado la ficción española con premio Emmy incluido, y que sin duda contará con un capítulo propio en historia de la ficción de este país y en la internacional.
Mañana os hablaré de otras cuatro series que vi completas y un par de ellas que vi a trozos. De momento, espero vuestros comentarios sobre estas, si las habéis visto, y si no, sobre cualquier otra, faltaría más.
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