El leísmo es el uso de los pronombres átonos le
y les, de complemento indirecto, en
lugar de lo, la, los y las, átonos de complemento directo. Dos
ejemplos para ilustrarlo: A María le vi
ayer; A los chicos les vi ayer,
en lugar de A María la vi ayer y A los chicos los vi ayer. La Gramática
de la RAE solo admite el uso de le
como átono de complemento directo en un caso, cuando el complemento directo es
masculino, singular y refiere persona: A
Juan le vi ayer.
El
resto de casos cae en lo que se conoce como leísmo. Que la Gramática de la RAE
no lo admita no quiere decir que no se use; al contrario, de Castilla y León
para abajo es muy habitual escuchar leísmos en todos los hablantes. ¿Son
incorrectos por no estar admitidos? No, ni mucho menos. Al hablar cincelamos la
lengua y de la misma forma que al hablar surgieron el seseo, el yeísmo (y el
rehilado) y otros fenómenos del habla, surgió el leísmo. Quizás en la escritura
sí quepa hablar de correcto o no correcto, pero en el habla, al menos para mí,
no. Para más información, os dejo un artículo muy
interesante de la Fundéu al respecto.
¿A
qué viene todo esto? Pues a que hace unos días me encontré en las redes
sociales con distintos usuarios que criticaban que los personajes de Derecho a soñar (Europroducciones para
TVE, 2017), fuesen leístas siendo mayormente abogados. La telenovela se
ambienta en Madrid, donde hay tanto o más leísmo que en Castilla y León, que es
el epicentro de este fenómeno. ¿Toca castigar a sus responsables por plasmar en
los diálogos algo que ocurre en la realidad? Para mí, no. Os dejo una muestra,
con esta escena en la que Antonio (Rafael Reaño) conversa con Carlota (Ana
Risueño) sobre un caso y una clienta, en la que hay leísmo en Antonio
y un uso según la RAE en Carlota:
“¿Y
tú le llevas a ella?”,
le pregunta Antonio a su colega. “¿Y no quieren hacerle de mutuo acuerdo?”, añade.
“¿Quieres
hacerlo?”, le comenta Carlota. “¿Entonces,
tú le llevas a ella?”, insiste
Antonio, que al final de la escena hace un uso de le según la RAE: “¿Le
das tú mi teléfono?”.
He
destacado en un color granate y con subrayado los usos leístas y en negrita los
realizados según lo que dispone la RAE, para que veáis un poco las diferencias.
Según ese criterio académico, Antonio debería preguntarle a Carlota lo
siguiente: “¿Y tú la llevas a ella?”;
“¿Y no quieren hacerlo [el divorcio]
de mutuo acuerdo?”; “¿Entonces, tú la
llevas a ella?”.
Si
se pretende que una serie o una telenovela, como es el caso, refleje aspectos
de la realidad, hay que empezar por la forma en la que los personajes hablan.
No tiene sentido criticar los usos leístas cuando se dan y se escuchan en
Castilla y León, en Madrid, en Extremadura y en buena parte de España. También
en algunas regiones de Hispanoamérica.
Criticar
que se haga leísmo en una telenovela rodada y ambientada en Madrid es tan
absurdo como criticar a una telenovela mexicana porque sus personajes hacen
seseo. Son pequeñas (más bien grandes) cosas que enriquecen el resultado final
aunque haya gente, posiblemente sin conocimientos en la materia, que se dedique
a echarlas por tierra.
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