Esa noche en
que la lluvia no dio tregua Nicolás, un mexicano fiestero de andanzas firmes
que lleva la mitad de su vida en los Estados Unidos, llegó con retraso a casa.
Preparó, como siempre, el café bien cargado que lo mantendría despierto hasta después
de la media noche. Eso sí, con café de Colombia. Producto que empezó a consumir
de forma religiosa
después de haber visto, más de veinte años atrás, la telenovela escrita por Fernando Gaitán Café con aroma de mujer, en la que apreció cómo era el proceso de cosecha, recolección y producción de uno de los mejores cafés del mundo, de la mano de la indómita Gaviotaque, con su voz de terciopelo, cantaba al despecho entre los cafetales rojizos de los terrenos cundinamarqueses, interpretada de forma magistral por la diva Margarita Rosa de Francisco. Antes de meterse a la ducha y despojarse de la suciedad que lo incomodaba, Nicolás encendió la televisión, se acomodó con los pies encima del sofá de piel de búfalo, su compañero inmóvil de todas las noches, y se rindió al regazo del sosiego.
después de haber visto, más de veinte años atrás, la telenovela escrita por Fernando Gaitán Café con aroma de mujer, en la que apreció cómo era el proceso de cosecha, recolección y producción de uno de los mejores cafés del mundo, de la mano de la indómita Gaviotaque, con su voz de terciopelo, cantaba al despecho entre los cafetales rojizos de los terrenos cundinamarqueses, interpretada de forma magistral por la diva Margarita Rosa de Francisco. Antes de meterse a la ducha y despojarse de la suciedad que lo incomodaba, Nicolás encendió la televisión, se acomodó con los pies encima del sofá de piel de búfalo, su compañero inmóvil de todas las noches, y se rindió al regazo del sosiego.
—¡Uf! Menos mal que no ha empezado—dijo.
Y unos minutos
después, en la pantalla plana de su televisor de catorce pulgadas apareció el
título de aquella telenovela que tanto le recordaba a su tierra natal: Destilando amor, que era la versión
mexicana de la historia que lo enamoró del café colombiano. Pero en vez de usar
el ambiente cafetalero como hilo argumental Televisa, la empresa productora,
utilizó el producto más emblemático de México: el tequila. Época en la que,
desde antes, Nicolás ya andaba entregado a los efectos placenteros, entre
rancheras y corridos, del licor más representativo de su país.
Los amores
contrariados, las intrigas, las lágrimas, las risas, las frustraciones de las
personas que fingían ser otras detrás de la pantalla lo mantuvieron despierto
hasta las doce de la media noche. Lograron que por unas tres horas olvidara la
rutina de todos los días a la que, con aburrida resignación, estaba
acostumbrado, y transportarlo a otro mundo: el de los sueños y las esperanzas,
el de las luchas, el de las hazañas heroicas, el de los “sí, acepto” que son
para siempre…
Igual que
Nicolás, otros hispanos ven como válvula de escape a su realidad cotidiana adentrarse
en el mundo de las historias con aires a la de Romeo y Julieta contadas a través
de la pantalla chica. Y ello ha hecho que Univisión y Telemundo se coloquen
entre los canales en español más vistos de la gran nación americana.
Telemundo, a
diferencia de Univisión, produce sus propios contenidos. En 1989 el canal propiedad
del puertorriqueño Ángel Ramos junto a la extinta empresa televisiva
Capitalvisión Internacional realiza su primera telenovela en Miami, que llevó
por título Angélica, mi vida con
Laura Fabián, Carlos Montalvo y la mexicana Alicia Montoya en los roles
estelares. Un año después, es decir, en 1990 Telemundo vuelve a aliarse con
Capitalvisión para producir El magnate,
protagonizada por Ruddy Rodríguez y el actor de origen dominicano Andrés
García. A estas producciones le siguieron Cadena
braga (1991), donde el cantante colombiano Carlos Vives mostraba sus dotes
para la actuación; Guadalupe (1993),
la segunda telenovela en la que Eduardo Yáñez y Adela Noriega fueron pareja
protagónica.
En la década
de los 2000 Telemundo se alía con RTI de Colombia y lleva a la pantalla sus más
grandes éxitos: Amantes del desierto
(2001), La venganza (2002), Ladrón de corazones (2002), Amor descarado (2003), Pasión de gavilanes (2003), Prisionera (2004), Te voy a enseñar a querer (2004), La mujer en el espejo (2004), Amarte
así (2005), La tormenta (2005), Tierra de pasiones (2006), La viuda de blanco (2006), Marina (2006), El zorro, la espada y la rosa (2006), Madre luna (2007), Victoria (2007),
Sin senos no hay paraíso (2008), Doña Bárbara (2008), El rostro de Analía (2008), Más sabe el diablo (2009), etc.
Univisión, por
su parte, en conjunto con Venevisión y la desaparecida Fonovideo incursiona,
aunque en menor medida, en el mercado telenovelero con títulos como La revancha (2000), Gata salvaje (2002), Rebeca (2003), Soñar no
cuesta nada (2004), El amor no tiene
precio (2005), Eva luna (2010), El talismán (2012), etc.
Con respecto a
las telenovelas adquiridas al extranjero, gracias al contrato existente entre
Televisa y Univisión, México es el país que más títulos exporta a los Estados
Unidos. Unimás, cadena hermana de Univisión, transmite producciones colombianas
que han sido realizadas para ese canal. Lo mismo ocurre con MundoMAX, un nuevo
canal que inició transmisiones en mayo del 2012. Se suman a la lista Venezuela,
Brasil, Argentina, Chile, etc. Telemundo vende a la mayoría de los países
latinoamericanos y a España sus contenidos, sobre todo, las telenovelas.
En la
actualidad, en los dos principales canales hispanos encontramos tres estrenos
de Telemundo: Silvana sin lana
(20:00), Sin senos sí hay paraíso
(21:00), Señora Acero III (22:00).
Univisión tiene en su barra estelar a las mexicanas Despertar contigo (20:00), Vino
el amor (21:00) y El color de la
pasión (22:00).
Sin senos sí hay paraíso, secuela de la exitosa Sin senos no hay paraíso, es la
telenovela de mayor audiencia en su horario, al igual que la tercera temporada
de Señora Acero, que han logrado,
junto a otros programas, posicionar a Telemundo como la cadena en español
número uno en rating, y la cuarta en los Estados Unidos sin importar idioma. Muy
de cerca le sigue, de Univisión, la adaptación de La chúcara (Chile), bajo el título Vino el amor, protagonizada por el experimentado actor mexicano
Gabriel Soto y la debutante Irina Baeva; El
color de la pasión que, pese a no mantener una audiencia fija, en los
últimos días ha ido incrementado el número de televidentes.
~Por Reylin Ismael Castro~
Comentarios
Hoy se te ha juntado el teclado en tres ocasiones!!
Al principio con el mexicano y su café y el sillon de cuero.....en EU oensaba que ibas a por lo de Trump.....tema actual.....bueno has dado el.guiño!!
Y no creas que todo lo veo, todavia no he visto el gazapo, que corta que soy.....jaj
Saludos!!
Ahora solo veo "Gaviotaque" te he puesto tres y ahora solo te veo este! Jaj
Esto es en venganza al gazapo y sigo en ello con pantalla de movil y erre que erre. Jaj
Todo en broma eh? , para animar que mañana es lunes!!
Creo que lo he corregido ya. Es al copiarlo para publicarlo, e imagino que será por alguna tabulación o algo del documento original que me pasó Reylin, su autor.
Un saludo y gracias por estar tan atenta!