MIS DESVARÍOS: Nuevas formas de emitir o cómo jugar con lo que se emite

Hace unos días, en una de las entradas sobre audiencias, os comentaba lo curiosa que me está pareciendo esta temporada televisiva, en la que las cadenas parecen haber descubierto nuevas formas de emisión que unas veces benefician al producto y otras lo lastran. Quedé de hablar un poco más sobre ello y el estreno de Rubí, mañana, en Nova, me viene que ni pintado para ello.

¿Cómo se emitió Rubí, la versión de 2020, que es la que se estrena mañana aquí en España, en aquellos países en los que ya se ha emitido? A razón de capítulo por día, en emisión diaria, de lunes a viernes. Con ese sistema de emisión, sus 27 capítulos dan para cinco semanas y media. ¿Cómo se emitirá en España? De forma semanal, los jueves, a partir de las 22:45 h, de momento a razón de dos capítulos por semana. Lo que en otros países se vio en cinco semanas, aquí se verá en trece o catorce, si se mantiene la emisión de dos capítulos por semana. Del mes y poco de otros países nosotros nos iremos a los tres meses y medio.

En mi opinión, emitir un producto diario de forma semanal es un perjuicio para el producto y para los espectadores. Se está viendo ya con la T2 de Pasión de gavilanes, que se emite los miércoles en Telecinco, que empezó con dos capítulos cada miércoles para pasar luego a tres y llegar a los cuatro que se emitieron la semana pasada. Si algo busca una producción diaria es enganchar, justo todo lo contrario a lo que se consigue convirtiéndola en semanal. Yo mismo lo viví hace unos años con La esclava blanca, que la FORTA, y en mi caso la TPA, convirtieron en semanal. Sus 60 capítulos originales se convirtieron en 30 emisiones semanales a razón de dos capítulos por día de emisión. Lo que se concibió para ser emitido en tres meses acabó tomando siete y medio. Se fuerza al producto a encajar en un ritmo que no es aquel para el que fue emitido y pierden el producto, los espectadores y hasta las propias cadenas. Es fácil mantener un X% de audiencia, de lunes a viernes, si se opta por la emisión diaria, durante un mes, dos, tres o hasta alguno más. Es muy complicado mantener ese mismo X% si algo diario se convierte en semanal y toca mantenerlo en parrilla durante meses. Se vio, por lo menos en la TPA, al hilo de La esclava blanca. Se está viendo, en Telecinco, con Pasión de gavilanes. A ver qué sucede con Rubí.

El proceso contrario suele funcionar mejor. Cualquier producto semanal tiene todas las papeletas para funcionar en emisión diaria. Ahí están las series turcas como la mejor muestra de ello. Se gana en ritmo, se fideliza de una mejor manera al público, y se asegura una buena audiencia diaria y más o menos estable durante un largo periodo de tiempo, incluso cuando las condiciones en las que se emite no son las más favorables. Ahí están Divinity y Me robó mi vida, que empieza sobre las once de la noche y ha habido días de acabar bien entrada la madrugada. Y funciona. También Luz de esperanza ha dado buenos resultados cuando la han llevado al fin de semana, con nuevos capítulos. Incluso Amor, lógica, venganza, reconvertida en semanal tras unos meses con emisión diaria, está funcionando los sábados por la tarde. Reconozco que no dejan de asombrarme estas maniobras de programación, pero es evidente que la maleabilidad de los productos las posibilita y con buenos resultados.

Sobre programación no hay nada escrito, como estamos viendo en los últimos meses en España. Aun así, insisto en que, para mí, el camino de diario a semanal no debería transitarse nunca, porque trae más inconvenientes que ventajas. Lo contrario sucede con el sentido inverso, de semanal a diario, aunque no por ello deberían cometerse ciertos abusos de programación. Al menos, esta es mi opinión.

 

Dicho esto, y como el estreno de Rubí era un poco la excusa de esta entrada, la concluyo recomendando la crítica con la que Juan José participó en el IV Concurso de Críticas de Telenovelas. Espero que pueda serviros a quienes estéis indecisos sobre si verla o no. Yo no la vi en su día, porque venía de ver a Camila Sodi en Falsa identidad, y ahora no creo que lo haga.