Hasta siempre, Christian Bach

Termino la semana con unas líneas difíciles de escribir. El pasado viernes la familia Zurita Bach hacía pública la muerte de la gran Christian Bach, acontecida unos días antes, el martes 26.

Pocos datos han trascendido acerca de la muerte de la actriz, provocada, según reza la nota de prensa firmada por su familia por “un paro respiratorio”. Según ese comunicado, la actriz siempre quiso “guardar los asuntos personales y familiares en intimidad absoluta”. Una discreción que aplaudo y que hizo que su muerte se conociese tres días después de haberse producido y sin muchos detalles, en una época en la que con noticias como esta es fácil alimentar el morbo y las especulaciones en redes sociales y en ese sector de prensa amarillista tan popular al otro lado del océano.

Medios de todo el mundo se han hecho eco de la noticia, recordando la trayectoria profesional de la actriz, productora y abogada, que debutó en el género en su Argentina natal en 1976, con El amor tiene cara de mujer y que apenas tres años después se estableció en México, donde desarrolló a través de Televisa, Azteca y la mancuerna de Telemundo y Argos una carrera en la que figuran títulos como De pura sangre (1985-1986), Atrapada (1991), La antorcha encendida (1996), La patrona (2013) y La impostora (2014). Su experiencia delante de las cámaras le llevó también a ponerse detrás, convirtiéndose, junto a su marido Humberto Zurita, en productora de telenovelas como Cañaveral de pasiones (1996) o Azul tequila (1998), entre otros muchos títulos que a través de Zuba, la productora que fundó con su esposo, vieron la luz tanto en Televisa como en Azteca.

Christian era una gran actriz. Todos los que la vimos en alguna telenovela lo tenemos claro. Era también una mujer a la que daba gusto escuchar o leer en las entrevistas que le hacían. No se cortaba un pelo y hablaba de todo. Por ejemplo, en una que apareció publicada en abril de 2013 en la revista Telenovela, se mostraba contraria a cómo algunas telenovelas presentaban a las mujeres: “Las mujeres deberían presentarse siempre como seres pensantes, nada de esas que parecen estúpidas”. En aquella entrevista también presumía, y con razón, de haber descubierto a través de su faceta como productora a estrellas de la talla de Aracely Arámbula, Juan Soler, Mauricio Ochmann, Bárbara Mori o Víctor González.

Consciente de la inestabilidad de su profesión, Christian Bach decidió, ya en México, terminar los estudios de Derecho que había iniciado en Argentina. Finalizó la carrera y se especializó en Derecho Internacional, una rama en la que trabajó varios años. En varias entrevistas reconocía haberse ocupado de todos los contratos y temas jurídicos de su productora y en otras, como esa que os he enlazado de la revista Telenovela, confesaba que le encantaba ver un canal estadounidense que retransmitía juicios en tiempo real.  

Christian era una mujer con múltiples facetas en lo profesional, pero cuando le preguntaban por qué era lo mejor que le había dado la vida, lo tenía claro: “mis hijos son mis mejores producciones”, aseguraba en relación a Sebastián y Emiliano, fruto de su matrimonio con Humberto, celebrada a finales de los 80 en una iglesia del DF que se vio desbordada por la afluencia de miles de fans que acudieron a la ceremonia.

Aunque se sabía que padecía una enfermedad degenerativa de la que parecía estar mejor, su partida nos pilló un poco por sorpresa a todos. A sus 59 años, tenía todavía muchas historias que contarnos, ya fuese delante o detrás de cámaras. Siempre nos quedará el inmenso legado, de más de cuarenta telenovelas, unas veinte como actriz y otras tantas como productora, que nos ha dejado.

Descansa en paz, Christian Bach.