UNA DE: Guiños entre telenovelas (II)

I. Guiño para atrapar al público

No es frecuente que una telenovela se venda como de los creadores de…, ni en su país de origen ni en aquellos en los que llega a emitirse. Tampoco es habitual que en un  anuncio promocional se conecte una telenovela de una productora con otra de otra, que solo tienen en común a dos actores. Esto último fue lo que hizo Televisión Española en un anuncio de En nombre del amor (Televisa, 2009):

“Victoria fue solo el principio. Ahora llega una historia donde el deseo va más allá, donde la pasión superará todas las barreras… ¿Hasta dónde llegarías en nombre del amor?”.

¿Metido con calzador? Puede. Pero hay que entender que a Televisión Española le había funcionado muy bien Victoria (Telemundo y RTI, 2007) y para mí, hicieron bien en meter ese guiño un poco forzado, conectando ambas telenovelas a partir de la presencia de Victoria Ruffo y Arturo Peniche.

II. Guiño a un compañero

Porfirio (Alejandro Ibarra) desea ir a comer al Pierre Angelo con su nueva pareja, lo que enfada a Margarita (Sachi Tamashiro), una gran amiga desde que eran jóvenes. Esta es una escena de Enamorándome de Ramón (Televisa, 2017):

¿Dónde está el guiño? Muy sencillo: Pierre Angelo es el nombre del actor que interpreta a Benito en esta misma telenovela y que tiene una extensa trayectoria en el género. Nació en México, pero tiene ascendencia italiana, lo que explica su nombre y que hable italiano que da gusto, tal y como ha demostrado en algunas de sus telenovelas.

El guiño de ir a comer al Pierre Angelo se repite en otras dos o tres escenas más con distintos personajes. A mí me parece muy bonito, qué queréis que os diga.

III. Guiño a la villana más radical

La Nocturna (Caracol, 2017). Alejo (Manuel Prieto) se recupera en un hospital tras haber recibido una brutal paliza. Luz Dary (Liliana González) lo ayuda a comer:

“Me siento como un lisiado”, susurra el joven, adolorido. “¡Ay sí, como la de la novela! ¿Te acuerdas? Maldita lisiada…”, le dice, entre risas, Luz Dary.

La sombra de Soraya Montenegro es alargada. Tanto que su mítica frase ha llegado hasta nuestros días y ha superado todo tipo de fronteras, como muestra esta escena.

IV. Guiño publicitario muy sutil e interesante

Últimos minutos del último capítulo de La doble vida de Estela Carrillo (Televisa, 2017). Danilo (Danilo Carrera) se dispone a subirse a un avión y huir. En el aeropuerto se cruza con una piloto y dos azafatas que puede que os suenen:

¡Sí! Son Livia Brito, Verónica Montes y Macarena Achaga, que de una forma muy sutil, casi sin que parezca publicidad, revelan al espectador de qué va La Piloto, la telenovela que se estrenaría en México al día siguiente en el mismo horario de La doble vida de Estela Carrillo. La última intervención de Livia es genial: “no sé por qué tengo el ligero presentimiento de que muy pronto la historia de ‘La Piloto’ se va a saber”.   

V. Poliguiño a una vieja amiga

Termino fuerte. De los creadores del magnífico guiño de Amor bravío a Cuando me enamoro llega el guiño de Quiero amarte (Televisa, 2013-2014) a Amor bravío. Mejor dicho, los guiños, todos ellos encauzados a través de Lucrecia (Diana Bracho) que en un momento dado decide acabar con su marido siguiendo algo que le había comentado hace tiempo una buena amiga, Isadora:

Isadora había matado a su marido con una sustancia que no dejó rastro alguno y que hizo que todo pareciese un infarto. ¿Os suena? Efectivamente, Isadora (Leticia Calderón) es la villana de Amor bravío y entre sus hazañas se encuentra esa a la que alude Lucrecia.

En otra escena de otro capítulo Lucrecia se lo explica todo con lujo de detalles a su hijo César (Flavio Medina). El guiño es tremendo, porque Flavio Medina interpretaba al hijo de Isadora en Amor bravío. De hecho, cuando escucha el nombre de Isadora pone un cara un tanto curiosa, como si ese nombre le sonase de algo:

Una referencia a Isadora permite a Lucrecia disimular ante Amaya (Karyme Lozano) en el momento en el que ambas cenan con César y a Lucrecia le llega una carta que la deja preocupada: 

Y finalmente, el guiño culmina con la visita de Lucrecia y César al notario que colaboró con algunos de los chanchullos de Isadora en Amor bravío:

Dios las cría y ellas se juntan. ¡Lucrecia e Isadora eran amigas! Un bonito guiño a un personaje que, siguiendo el curso de la historia, seguirá cumpliendo condena en la cárcel para mujeres en la que ingresó con las extremidades quemadas y sin lengua.   

¿No hubiera estado genial que Lucrecia visitase a Isadora en prisión? A mí, sinceramente, me habría encantado.