A
comienzos de año publicaba una
entrada en la que criticaba lo falsas que se ven, a menudo, las fotografías
que se muestran en una telenovela, ya sea en cuadros, porque las lleven los
personajes en sus carteras o por el motivo que sea. Fotografías que se suelen
descargar de internet, cogiendo muchas veces aquellas en las que el actor o la
actriz posa para una sesión de fotos, incluso para la típica sesión que se suelen hacer para promocionar la telenovela, algo que todas las producciones hacen cuando comienzan
grabaciones.
Se
me quedó en aquella entrada poner algún ejemplo de todo lo contrario, es decir,
de fotografías más o menos naturales del actor o actriz, que no se correspondan
con lo anterior. Encontré un ejemplo perfecto en el apartamento de Antonio
Avélica, el personaje, personajazo, de Mario Cimarro en “Vuelve
temprano” (Argos e Imagen, 2015).
En muchas escenas, como a la que pertenece la captura que acompaña al texto, se
muestran varias fotografías que Avélica tiene en su apartamento. Fotografías que
en realidad son del álbum personal de Mario Cimarro y que, por lo visto, cedió
para la ocasión. En ellas, como las dos que se ven en la captura, sale con su
perro Mambo, que participó en algunas de las telenovelas que él protagonizó y que falleció en el 2011. En una de las fotografías, se ve a
Cimarro pescando a orillas del mar o en una zona con escasa profundidad, dado
que muestra su torso y se le ve de pie, mientras Mambo lo espera en un yate. En
la otra, el actor sale con Mambo a su lado, tumbados en una cama.
Un
par de fotos naturales, quizás la segunda más que la primera, que quedan francamente bien y que a su vez sirven para hacer un pequeño homenaje
al perro, que acompañó a Cimarro durante doce años y medio y que, como os
decía, murió en el 2011. Esto último es algo que no sabía (o si lo leí en aquel entonces,
no me acuerdo).
Este
tipo de fotografías es las que se deben mostrar en las telenovelas. Fotografías
informales, no sacadas de sesiones de fotos ni de cosas por el estilo, como las
que todos tenemos en nuestras casas, sin retoques, sin lujos, sin glamour.
Dando, de esta forma, un poco de realismo y naturalidad a las escenas.
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