CRÍTICA: "Perdona nuestros pecados", por Jucovi

[Esta crítica forma parte del III Concurso de Críticas de Telenovelas organizado por este blog. Puede contener SPOILERS]


Chile (Mega) | Historia original de Pablo Illanes | 2 temporadas | 312 episodios (de 25-35 minutos aprox.)

"No es el pueblo el maldito, es la raza la mala, es su gente, que está bajo un hechizo de pura avaricia y soberbia. Aquí lo único que importa son las apariencias. [...] Así es Villa Ruiseñor, nos educaron para tratar al pobre, al negro y a la mujer con el mismo odio, siempre desconfiando, como si fuéramos extranjeros en nuestra propia tierra."

Perdona nuestros pecados ha sido el mayor éxito televisivo de la década en Chile. Más allá de sus espectaculares datos de audiencia –obtuvo una media de 28 puntos de rating, alcanzando un peak de 40 puntos durante su episodio final–, se convirtió en todo un fenómeno social y ha demostrado que, por mucho que algunos se empeñen en matarlas, las telenovelas siguen muy vivas. Ahora que todo se disfraza de serie o superseriePerdona nuestros pecados ha arrasado sin avergonzarse en ningún momento de ser lo que es, una telenovela, manteniendo los ingredientes más clásicos del género: amores imposibles, ricos y pobres, malos malísimos, villanas loquísimas, hijos bastardos que desconocen su origen, madres en busca de sus hijos perdidos, embarazos inesperados (reales y fingidos), infidelidades, venganzas, secretos del pasado y muchas lágrimas.

Sin embargo, no nos encontramos para nada ante una telenovela tópica. Es una historia original de Pablo Illanes, creador de telenovelas de misterio y suspense como Alguien te mira o ¿Dónde está Elisa?, y eso se nota. Aquí escribe un melodrama de época, pero lo hace con el ritmo y el tono de un thriller. La historia transcurre entre los años 1953 y 1961, y narra, haciendo honor a su título, los distintos pecados que cometen y ocultan los habitantes de Villa Ruiseñor, un pequeño pueblo en el que, bajo una falsa apariencia de devoción y moralidad cristianas, se esconden los más oscuros secretos. Se trata de una telenovela muy coral, en la que el protagonismo va rotando entre cada uno de los personajes, a los que podemos dividir en cuatro núcleos familiares: los Quiroga, los Montero, los Corcuera y los Möller.
La familia Quiroga
Los Quiroga son la familia más importante y poderosa de la región. El patriarca, el temido don Armando Quiroga (Álvaro Rudolphy), es el gran villano de la telenovela, en torno al cual giran la mayor parte de las tramas. Es algo así como el dueño o cacique del pueblo; un hombre ambicioso, soberbio, violento, machista y tan malvado que en un capítulo llegan a decir de él que “cuando se muera, el diablo va a dormir con la luz prendida”. Armando está casado con Estela Undurraga (Patricia Rivadeneira), una esposa sumisa y sometida a los maltratos de su marido hasta que, en cierto punto de la historia, comienza a tomar las riendas de su vida. El matrimonio tiene cinco hijos. La mayor, Isabel (Alejandra Araya), es una chica perturbada, con unos terribles celos hacia su hermana María Elsa, un profundo odio hacia su madre y un amor enfermizo e incestuoso hacia su propio padre, pero que esconde un gran trauma tras su locura y su maldad.
La segunda hija del clan Quiroga es María Elsa (Mariana di Girólamo), la protagonista de esta historia, una joven rebelde y adelantada a su época que desatará la ira de Armando al iniciar un romance con Camilo Corcuera, un chico de muy baja clase social. Castigada por su tiránico padre y repudiada por las malas lenguas del lugar, María Elsa solo encontrará apoyo en el padre Reynaldo Suárez (Mario Horton), el nuevo y joven párroco del pueblo. Entre ambos surgirá una irresistible atracción y, de amigo y confesor, el cura se terminará convirtiendo en el gran amor de su vida. Lo que María Elsa y todos en el pueblo desconocen es que el padre Reynaldo había llegado a Villa Ruiseñor presionado por su madre, Lidia (Carmen Disa Gutiérrez), para vengar la muerte de su hermana, que se suicidó a los 15 años tras ser violada por Armando. Pero sus intenciones de venganza y su vocación de sacerdote se desmoronan cuando se enamora perdidamente de la hija de su peor enemigo.
María Elsa y el padre Reynaldo viven un tórrido y tormentoso romance.
María Elsa y Reynaldo forman una pareja protagonista bastante atípica, y no solo porque están muy alejados de la virginal heroína y del bondadoso galán de las telenovelas clásicas, también porque hay etapas en las que su historia queda relegada a un segundo plano e incluso pueden pasarse varios capítulos sin aparecer. Como ya comenté, Perdona nuestros pecados es una una telenovela coral: no hay una trama principal y unas tramas secundarias, sino que el protagonismo va rotando entre cada una de las tramas, teniendo al final todas la misma relevancia. Esto no le resta interés a la telenovela, ya que las historias del resto de habitantes de Villa Ruiseñor son tan interesantes o más que el amor prohibido entre Reynaldo y María Elsa.

Los tres hijos menores de Armando y Estela –Martín (Francisco Godoy / Alonso Quinteros), Sofía (Catalina Benítez / Paula Reyes) y Domingo (Andrés Commentz / Diego García / Vicente Álvarez)– son solo unos niños al comienzo de la historia y van creciendo (y siendo cambiados los actores que los interpretan) a lo largo de la trama. En casa de los Quiroga trabaja como criada la Fresia (Mabel Farías), la mayor confidente de María Elsa y Estela. Además, la familia es dueña de los Almacenes Quiroga, en los que trabajan Renzo (Félix Villar), el lacayo más fiel de Armando, y la adorable Ingrid (Romina Norambuena).
La familia Montero
Muy cercanos a los Quiroga son los Montero. Lamberto Montero (Andrés Velasco) es un hombre débil de carácter que vive un matrimonio basado en las apariencias con Ángela Bulnes (Paola Volpato). Ángela es la mejor amiga de Estela, pero lleva años siendo en secreto la amante de Armando, de quien está ciegamente enamorada. Ella será su principal aliada, la que le ayudará y encubrirá en buena parte de sus maldades. Se trata de una villana llena de matices y con una curiosa evolución. Lamberto y Ángela tienen dos hijos: Gerardo (Nicolás Oyarzún), un jóven médico de buen corazón que cometerá el peor error de su vida al casarse con Isabel Quiroga; y Augusta (Fernanda Ramírez), una chica enormemente clasista, “amiga” de María Elsa y muy parecida a su madre.
La familia Corcuera
En casa de los Montero trabaja como empleada Silvia Corcuera (Francisca Gavilán), una mujer humilde y madre de dos hijos: la dulce Antonieta (Constanza Araya), enamorada desde niña de Gerardo; y Camilo (Etienne Bobenrieth), el primer amor de María Elsa y uno de los personajes más sufridores de la historia.
La familia Möller
Por otro lado, tenemos a los Möller, encabezados por Ernesto (César Caillet) –o, para Armando, “el siútico relamido de Möller”–. Dueño de la Hostería Möller y alcalde de Villa Ruiseñor, Ernesto lleva toda la vida enamorado de Estela, quien fue su amiga de la infancia y su amor de la adolescencia. Es viudo y padre de tres hijos: el irresponsable Horacio (Gabriel Cañas), juerguista y mujeriego; Carlitos (José Antonio Raffo), novio de Augusta Montero; y la inocente Mercedes (Soledad Cruz), a la que todos llaman Mechita. Al principio de la historia, María Elsa, Augusta y Mechita estudian en el colegio para señoritas de Villa Ruiseñor, dirigido por la estricta y devota solterona Guillermina Márquez (Ximena Rivas), cotilla oficial del pueblo y otra cómplice de Armando.
Otros personajes: Renzo, Ingrid, Clemencia, Nora, Elvira, Guillermina e Ismael.
A este elenco inicial se van sumando, a lo largo de los 312 capítulos de la telenovela, una larga lista de nuevos personajes, algunos esporádicos y otros que se mantendrán hasta el final: Elvira Undurraga (Katyna Huberman), la hermana de Estela; la tía Clemencia (Consuelo Holzapfel) y su hija Nora “La rompecatres” (Lorena Capetillo); el obispo Subercaseaux (Héctor Noguera); Cándida (Paulina Hunt); la enfermera Julieta (Ignacia Baeza) y su hermana Lucrecia (María José Prieto); Ismael "El carne amarga" (Roberto Farías)... Imposible hablaros de todos porque son muchísimos y no acabaría nunca. Entre estas incorporaciones posteriores se encuentran el comisario Nicanor Pereira (Cristián Carvajal) y su esposa, Bárbara Román (María José Bello), un matrimonio que se instala en Villa Ruiseñor en el capítulo 117.

Bárbara enseguida se hará amiga de Mechita, la hija menor de los Möller, y esta amistad terminará desembocando en una preciosa historia de amor. Tanto Soledad Cruz como María José Bello están estupendas dando vida a estas dos mujeres que deberán luchar por vivir su amor contra una sociedad que las veía como unas enfermas; logran crear una pareja entrañable y con mucha química. Creo que, con Barcedes (Bárbara + Mercedes, así las llaman sus numerosos fans), Perdona nuestros pecados ha marcado un antes y un después a la hora de representar la homosexualidad en las telenovelas latinas, al menos yo es la primera que veo en la que se ha contado un romance lésbico dándole tanto protagonismo y tratándolo con tanta naturalidad, sin escatimar en apasionados besos y escenas de cama lo suficientemente explícitas. La pareja ha tenido un grandísimo éxito y hasta repercusión internacional.
La de Mechita y Bárbara (“Barcedes”) es la gran historia de amor de la telenovela.
Como podéis observar, la galería de personajes es bastante extensa, pero todos están perfectamente delineados, muy bien escritos y muy bien interpretados. Todos los personajes, desde los protagonistas hasta el más secundario, son bastante complejos y llenos de claroscuros. Los buenos resultan no ser tan buenos como parecían en un principio, pues casi todos mienten, ocultan secretos o terminan en algún momento de la historia cometiendo actos terribles más propios de auténticos villanos. Y los malos –encabezados por Armando, Ángela e Isabel– son muy humanos, personas de carne y hueso con sus propios problemas y tragedias. Además, al ser una telenovela larga, casi todos los personajes, sin perder su esencia, sufren una gran evolución a lo largo de la trama y, a pesar de todos los defectos que tienen, se les termina cogiendo mucho cariño.

El casting elegido para dar vida a estos poliédricos personajes es sencillamente perfecto, unos actorazos increíbles que se merecen todos los premios del mundo. Las interpretaciones son desgarradoras, llegando en ocasiones a poner los pelos de punta, y muy naturales, sin caer nunca en la sobreactuación, pese a que la intensidad y el dramatismo de la historia puedan prestarse a ello. Aunque están todos magníficos, me gustaría destacar el gran trabajo de Paola Volpato (Ángela), Mariana di Girólamo (María Elsa), Etienne Bobenrieth (Camilo), Patricia Rivadeneira (Estela), Francisca Gavilán (Silvia), Gabriel Cañas (Horacio), Fernanda Ramírez (Augusta), Ximena Rivas (Guillermina) y Cristián Carvajal (Nicanor). Mención especial merecen el gran Álvaro Rudolphy y la debutante Alejandra Araya, que están sublimes como Armando e Isabel Quiroga, un padre y una hija que son, en mi opinión, dos de los mejores villanos de la historia de las telenovelas. Si sois de los que, como yo, disfrutáis con los buenos villanos, y cuanto más perversos sean mejor, Perdona nuestros pecados es de visionado obligatorio para vosotros.
Isabel y Armando. Para mí, dos de los mejores villanos de la historia de las telenovelas.
Con respecto a las tramas, creo que es mejor ponerse a verla sabiendo lo menos posible, por lo que solo diré que, lo que en principio puede parecer una telenovela rosa, termina revelándose enseguida como una telenovela negra, muy negra. Pablo Illanes, su creador, la describió en esta entrevista como “un melodrama hardcore" y creo que no hay mejor definición posible. Es una historia de corte clásico, pero llevada a unos límites de intensidad y truculencia pocas veces visto. Se trata de una telenovela nocturna, emitida en torno a las 23:00, y dirigida, por tanto, a un público adulto. Cuenta con escenas bastante fuertes y perturbadoras, con algún desnudo y, sobre todo, con mucha violencia. Y no hablo tanto de violencia física (que también) como de violencia verbal, lo que se traduce en la aparición de numerosas palabrotas en los diálogos, sin censura alguna.

Illanes y sus co-guionistas, Josefina Fernández y Mauricio López, no dejan títere con cabeza y realizan un crítico y demoledor retrato de la sociedad chilena de la época, una sociedad hipócrita en la que imperaban el clasismo, el machismo, la homofobia y el guardar las apariencias, una sociedad no tan alejada como nos gustaría del Chile o la España del siglo XXI. Porque Perdona nuestros pecados está ambientada en el pasado, pero nos habla más de nuestro presente que muchas telenovelas ambientadas en la actualidad. Lo hace a través de unos magníficos diálogos y parlamentos de los personajes, como el de la cita que abre esta crítica o el discurso de María Elsa que podéis ver en el siguiente vídeo (a partir del minuto 5:13), una de las escenas más bonitas:

La telenovela recuerda en algunos aspectos a esas grandes obras de la literatura hispanoamericana que escribieron autores como García Márquez o Juan Rulfo, con la figura del tirano, representada aquí por Armando Quiroga, como centro de la trama, y con el uso de un pueblo ficticio, en este caso Villa Ruiseñor, como espacio mítico que simboliza a todo un país o incluso a toda la humanidad. La peor cara del ser humano, todas nuestras miserias y debilidades, se encuentran concentradas en ese pueblo donde nadie está libre de pecado y los hijos tropiezan con los mismos errores que cometieron sus padres. Nos encontramos ante una telenovela muy cruda y oscura, que muestra una visión extremadamente pesimista del mundo: un mundo en el que no hay justicia, en el que los ricos pisotean y humillan a los pobres, y en el que la maldad casi siempre triunfa sobre la inocencia.
“Perdona nuestros pecados” es una telenovela muy cruda y oscura.
La telenovela se mantuvo durante un año y medio en pantalla, desde el 6 de marzo de 2017 hasta el pasado 22 de agosto de 2018, finalizando con 312 capítulos de aproximadamente media hora –que vendrían a ser unos 200 de 45 minutos–, divididos en dos temporadas: la primera de 232 y la segunda de 80. Sin embargo, ni hubo parón alguno entre la emisión de ambas temporadas, ni se cerró ninguna trama al final de la primera. En mi opinión, lo llamaron "segunda temporada" porque es lo que ahora está de moda, pero más bien fue lo que de toda la vida se ha conocido como un alargue y, por supuesto, os recomiendo ver la telenovela completa del tirón (tal y como se emitió) sin hacer caso a esta división. Como toda telenovela larga, tiene sus altibajos, pero a mí al menos no se me hizo pesada en ningún momento, consiguió mantenerme atrapado de principio a fin.
Es una telenovela muy intensa, en la que siempre está pasando algo que te mantiene pegado a la pantalla, sin dar un respiro ni a los personajes ni al espectador. Esta intensidad, unida a la brevedad de sus episodios, hace que sea tremendamente adictiva. Yo empecé a verla por mi cuenta cuando ya iba bastante avanzada y muchas veces me pasaba que, al terminar un capítulo muy interesante, pensaba “voy a verme otro, que es cortito” y así otro y otro hasta que me daban las 3 de la madrugada tras haberme hecho un buen maratón. En poco más de 3 meses me vi casi toda la primera temporada y ya la segunda la seguí según su ritmo de emisión en Chile, donde la solían dar de lunes a jueves, ¡solo 4 capítulos de 25-30 minutos a la semana! Una tortura. Hacía muchos años que no estaba tan enganchado a una telenovela o serie, que no esperaba con tanta ansia cada nuevo episodio. Y es que los finales de cada capítulo están hechos especialmente para que te quedes deseando ver el siguiente. La última escena tiene siempre un efecto muy chulo: la imagen se congela y una mancha gris va destiñendo la pantalla, volviéndola a blanco y negro.
Una mancha vuelve la imagen a blanco y negro en los finales de los capítulos.
La telenovela concluyó con un final polémico, de esos que dividen al público entre los que lo aman y los que lo odian. A mí me encantó. Aunque es cierto que es demasiado apresurado y deja varios cabos sueltos que el espectador debe rellenar con su imaginación, me parece un desenlace totalmente coherente con la historia que estaban contando, muy emotivo y con un bonito mensaje final que nos invita a seguir luchando por hacer de este mundo un lugar mejor. El último capítulo me dejó un vació enorme y una gran sensación de nostalgia; tiene mucho mérito que, tras 312 episodios, te quedes con ganas de más y echándola tanto de menos. Es una de esas grandes telenovelas, de las que marcan y dejan huella, con personajes y escenas que, por mucho que pasen los años, estoy seguro de que permanecerán para siempre en mi memoria.

Para mí, su único punto débil es que es algo acartonada. Aunque se usan los exteriores de algunas casas reales y varios escenarios naturales, la mayor parte de las escenas transcurren en decorados: Villa Ruiseñor fue construido a escala real (incluyendo la iglesia completa, por fuera y por dentro) en un terreno al aire libre, mientras que los interiores como las casas de los personajes se grabaron en estudio. Es una producción muy digna, pero se nota que no debían contar con un gran presupuesto.
Algunos de los decorados de “Perdona nuestros pecados”.
A nivel técnico y de realización, lo más destacable fue, sin duda, la recreación de un hecho histórico real: el trágico terremoto que sufrió Chile en 1960. Con muy pocos medios, consiguieron plasmar a la perfección la angustia y el horror que debe vivirse en una situación así, logrando episodios de un gran impacto emocional.
Rodaje del capítulo 239, en el que Villa Ruiseñor sufre un terrible terremoto.
Por otra parte, en una historia que abarca tanto tiempo, juega un papel muy importante la caracterización de los personajes, que se va modificando para representar el paso de los años, ya que, por ejemplo, María Elsa y sus amigas evolucionan de adolescentes a mujeres a lo largo de la trama. El vestuario de la primera temporada, ambientada en los años 50, se caracteriza por su elegancia; mientras que en la segunda temporada, con la llegada al año 1960, se renueva el estilismo, especialmente el de las chicas, apostando por un vestuario y un maquillaje más moderno y colorido.
El 'look' sesentero de los personajes femeninos en la segunda temporada.
Otro de los puntos fuertes de la producción es su bellísima y épica banda sonora, que eleva aún más la calidad de las escenas. Con la excepción de algunas canciones de la época que los personajes escuchan o cantan, la música es toda intrumental y corrió a cargo del turco Toygar Işıkli, el mismo compositor de Fatmagül o Amor de contrabando (Kara Para Aşk), entre otras. Podéis escuchar el tema principal en la espectacular promo que grabaron, utilizada también como entrada de la primera temporada, y que os dejo a continuación:

En definitiva, Perdona nuestros pecados es una de las mejores telenovelas que he visto: una historia de época, de corte clásico pero muy heavy, con un elenco de sobresaliente, personajes inolvidables, grandes diálogos, un ritmo adictivo y una excelente musicalización, que compensan su modesta producción. Que no os eche para atrás su alto número de episodios, porque son muy cortos y os aseguro que os va a enganchar como pocas. Y lo mejor es que su cadena, Mega, fue subiendo cada día los capítulos a su canal de Youtube (aunque se podrían haber ahorrado lo de poner spoilers en los títulos de los vídeos...), así que podéis ver la telenovela completa muy fácilmente y de manera totalmente legal AQUÍ.

NOTA: 9,5

CRÍTICA REALIZADA POR JUCOVI
-PAÍS: España-

Comentarios

tessa ha dicho que…
Jucovi vaya telenovelaza...vaya me ha impactado tu critica, muy fuerte y dura, personajes muy trabajados y profundos y he leido hardcore? Que fuerte no?
(Me hubiera gustado verla en otra epoca de mi vida, ahora no, necesito cosas suaves)
Excelente critica!!
Saludos
Unknown ha dicho que…
Jucovi, acerté...pensaba que la teleserie era Perdona nuestros pecados y así fue.
Esperaba con mucha gana esta historia, pero la dejé de ver después de 10 capitulos, quizás por la misma razón que Tessa....mucha violencia, fisica y psicologica. Eso no me impidió leer tu crítica con mucho gusto, la encontré perfecta en todos sus elementos.Bravo! Si te gustó la historia de Barcedes y de PNP, te aconsejo El señor de la querencia, aquí Rudolphy hace el galán, y el malo, al estilo de su Armando Quiroga, lo hace Julio Miloatich. Hay también una historia de amor lesbiano entre dos personajes, Lucrecias y Herminia. P.s. qué nivél, las críticas de este año. P.p.s. les pido disculpa por mis errores. P.p.s. En el mundo de la pelota: España Italia 1-1 ...con muchas polémicas!
tessa ha dicho que…
Leda leda en cuanto a la pelota con Cristiano pillines, el Madrid esta cojo.( un poco)
Y el Barça que nos dure Messi...😂
Erica ha dicho que…
Felicidades, es una exelente critica. Tambien me parece una historia muy atrevida y fuerte. Ojala Televisa no la copie y se den cuenta como se pueden hacer historias de calidad.
Jucovi ha dicho que…
tessa, muchas gracias. Es una telenovela fuerte, un dramón, pero también es bonita y tiene momentos muy emotivos, yo la verdad es que disfrutaba mucho viéndola. No es perfecta (al ser tan larga, tiene partes mejores y peores), pero a mí me ha marcado mucho, hace ya un mes que terminó y todavía no me la quito de la cabeza.

Leda Leda, gracias por tus palabras. Fíjate que recuerdo los 10 primeros capítulos como suaves, comparados con lo que vino después... Para mí, el punto de inflexión está en el capítulo 17, ahí me enganchó definitivamente y me di cuenta de que estaba viendo una telenovela diferente. Me apunto tu recomendación, tiene muy buena pinta, y todo en lo que salga Rudolphy dan ganas de verlo, menudo actorazo es.

Erica, muchas gracias. ¿Tú la has visto? No sé si Televisa se atrevería a hacer una adaptación, creo que harían una versión muy suavizada. Es verdad que deberían tomar ejemplo de Perdona nuestros pecados o Amanda, telenovelas clásicas de las de toda la vida, pero con historias originales (no remakes) y temas actuales.
Erica ha dicho que…
Me quedan 30 capitulos para terminarla. En cuanto al final tengo que comentar que antes era en contra de las tragedias ya que considere que toda la lucha pierde el sentido si gana el mal. Asi deje de seguir a la turca Kara sevda al enterarme del final. Pero ahora creo que el sentido es que aun despues de las tragedias la vida sigue, la lucha continua. Quiza asi se demustra que uno puede vivir solo y sin amor del otro y aun asi realisarse como ser humano.
Altair ha dicho que…
Mi enhorabuena Jucovi. Se nota mucho que la disfrutaste. Es una muy buena crítica. Con las dos críticas de telenovelas chilenas me han entrado ganas de ver algo de estas dos. Igual que haré con Amanda, me animaré a ver el primer capítulo a ver que tal.

Saludos
Jucovi ha dicho que…
Erica, yo creo que depende de la historia, a algunas les pega tener un final trágico y a otras uno feliz. Sin hacerte spoiler, a mí el de Perdona nuestros pecados me gustó mucho en cuanto al final que tiene cada personaje, pero como digo en la crítica, es muy apresurado, se resuelve casi todo en el último capítulo, de poco más de media hora, y eso hace que deje varios cabos sueltos (hay secundarios que ni aparecen). En mi opinión, con un capítulo final de hora y media en el que explicasen más detalladamente todo lo que ocurre les habría quedado un desenlace redondo.

Altair, muchas gracias. Sí que la disfruté. Yo la verdad es que no suelo ver telenovelas tan largas, me dan mucha pereza, pero me vi el primer capítulo por curiosidad, a ver de que iba esa novela que estaba triunfando tanto en Chile, y me enganché. Hasta la mitad sobre todo es brutal, luego tiene un par de altibajos, pero ya te digo que a mí no se me hizo aburrida ni pesada en ningún momento.