CRÍTICA: "Las Bravo" (Azteca 13, 2014)

Todos los años suelo ver, al menos, una de las telenovelas de Azteca (o El Trece). Desde un primer momento me llamó la atención “Las Bravo”, por su historia y por el triángulo protagonista. Iba a ser la telenovela que vería en 2014 de esta productora. Sin embargo, las nuevas políticas de producción y emisión del canal me obligaron a dejarla aparcada hasta 2015.
Comencé a verla en enero y, dos meses y medio después, le puse fin. Es hora de valorarla… Y aviso, hay mucho que valorar…

SINOPSIS:
*Logotipo de la telenovela.
Basada en la telenovela chilena “Las Vega’s”, “Las Bravo” narra la historia de una familia de mujeres con una posición económica favorable, que viven en un mundo sin carencias y están llenas de prejuicios, hasta que el padre de familia muere dejando una exorbitante deuda por la que, Valentina (Edith González) y sus tres hijas: Adriana (Paulette Hernández), Roberta (Carla Carrillo) y Carmen (Carolina Miranda), tendrán que pagar y lograr que no las dejen en la calle. Situación que las hará descubrir otras formas de ver el mundo, especialmente al darse cuenta que el único camino que tienen para salir rápido de la ruina es hacerse cargo de un negocio muy peculiar: un club nocturno para mujeres.
Valentina y sus hijas tendrán que dejar el pudor y los prejuicios a un lado y trabajar de la mano con un grupo de hombres con la misma necesidad de subsistir, y con la mínima experiencia en el negocio.
Las Bravo deberán abrir sus corazones y cada una de ellas enfrentará la alegría, el dolor, la ilusión y la esperanza de un nuevo amor.

DATOS y TRÁILER:
130 capítulos de 45 minutos. México, 2014 (Azteca 13 o El Trece). Productora: María del Carmen Marcos.

PERSONAJES y ACTUACIONES:
Después de haberla visto, puedo aseguraros que el elenco es el único punto fuerte que tiene. Edith está como siempre, divina. Lo comentaba hace tiempo en Twitter: debe ser la versión femenina de Benjamin Button, porque cada vez está más joven.
*Mauricio, Edith y Saúl, el trío protagonista.
Saca adelante como puede a Valentina, una madre que es tan buena y tan protectora que hay veces que se pasa de ingenua. Después de Alma y Paula me esperaba ver a Edith con un personaje que tuviera genio, fuerza. No obstante, como digo, está correcta y guapísima en todas las escenas.
Junto a Edith repite Mauricio Islas (rescataron esta pareja que tanta química derrochó en “Cielo rojo” para atraer público a la telenovela). A diferencia de Edith, Mauricio nos ofrece un personaje distinto a los anteriores, un tipo que es un policía incorruptible y cuya única misión es investigar y hacer caer a un peligroso cártel. Mauricio lo hace bien, y da gusto verlo en las escenas en las que su personaje llora por la muerte de su primera esposa. Es otro actor que tampoco envejece.
Han vuelto a tener química, la pena es que solo tengan, en toda la telenovela, algo así como doce o trece escenas amorosas.
El triángulo lo cierra Saúl Lisazo, como el abogado malvado Enrique Velázquez. Saúl siempre me ha caído bien, me parece uno de esos argentinos carismáticos que siempre da gusto ver en pantalla. Trata, como Edith, de sacar adelante un personaje sobre el que se busca que los espectadores saquemos nuestras propias conclusiones, pues en un principio se nos presenta como algo distinto a lo que finalmente es. En la última etapa de la telenovela, Lisazo se luce con el ‘cambio de carácter’ de su personaje.
Sigo con las hijas de Valentina. Creo que han hecho un buen casting y que han acertado eligiendo a Paulette Hernández, Carla Carrillo y Carolina Miranda como Adriana, Roberta y Carmen, respectivamente. Las tres han hecho buenos papeles y especialmente, Paulette y Carla han sido dos grandes descubrimientos. A Carolina la he visto un poco ‘verde’ al principio de la telenovela, pero ha sabido hacerse con el personaje conforme ha ido transcurriendo la historia.
*Lambda, Pedro, Juan y Héctor, los 'strippers'.
Hablar de las Bravo es hablar de los cuatro strippers que noche a noche amenizan el local de la familia y con la que acaban vinculándose de distintas maneras. Empiezo por Héctor Arredondo, que ha hecho un personaje con el que se le veía disfrutando en todo momento, llevándolo de una manera muy natural y espontánea. Quizás Gerardo sea el stripper que mejor me ha caído, y también con el que más me he reído. Héctor ha empatizado con los espectadores y nos ha ofrecido, a modo de despedida, un personaje muy humano, tierno y alocado, mostrando nuevamente el actorazo que era.
Junto a él está Adonis (Juan Vidal), un vividor gigoló que haciendo honor a su nombre (artístico) no duda en acostarse con cualquier mujer a la que pueda sacar algo. Sin embargo, pese a lo gañán, paleto e inculto que es, es un personaje que a mí me ha caído genial y con el que también me he reído mucho. No conocía a Juan, ha sido otro gran descubrimiento.
Pedro Sicard es Samuel, el stripper veterano. Pedro lleva el personaje con mucha naturalidad, y lo saca adelante. Quien no me gustó nada ha sido Lambda García (Fernando). Le he visto muy raro, muy soso y tampoco su personaje ayuda, porque es muy aburrido, está bastante mal dibujado (aunque hay muchos así en esta telenovela).
Debo destacar tres nombres, que han sido también tres grandes descubrimientos: Claudia Marín (Evangelina), Josefo Rodríguez (Cándido) y Eugenio Montessoro (José). Lo digo desde ya: son lo mejor que tiene la telenovela.
Evangelina y Cándido son un matrimonio que lleva un tiempo separado, después de que ella le mandase a volar a él a causa de su carácter (ludópata y vago, pero en el fondo buen tipo). Me he reído muchísimo con ellos y el tira y afloja que se traen durante toda la telenovela. Merecían un ‘spin-off’ centrándose solo en ellos dos.
*Ángel Vigón junto a Claudia Marín y Josefo Rodríguez.
Vinculado a ellos, y a todos los personajes de la telenovela, está José. José es otro Cándido, aunque con cierta picardía y maldad que el bonachón de Cándido no tiene. Otro personajazo, muy bien llevado por Eugenio Montessoro.
Otros nombre a mencionar es Alberto Casanova, como el marido machista y anticuado de la mayor de “Las Bravo”. Alberto es buen actor y nos da un Manuel creíble, al que yo le tenía un asco tremendo. Lo mismo me pasaba con María Fernanda Quiroz (Roxana), la esposa de Fernando (Lambda García) que podría verse como una especie de versión femenina de Manuel.
Cierran el elenco actores como Cecilia Piñeiro (Virginia), Mauricio Aspe (Patricio) y Jorge Cepeda (Teodoro), buenos actores pero en papeles de poco peso.
Acabo con unas últimas línea para Roberto Mares, un joven actor que interpreta aquí a José Primitivo, el hijo bastardo de José Bravo, un joven sin educar al que las Bravo acogen en su casa y que sufre una transformación tremenda a lo largo de la telenovela. Roberto ha demostrado tener una madera de actor tremenda, y su historia es, junto a la de Cándido y Evangelina, de lo mejor de la telenovela.

TRAMAS:
He aquí donde las cosas empiezan a fallar… Para empezar, los 77 capítulos de la versión original se transforman en 130 en “Las Bravo”, con lo que ello implica: tramas lentas y capítulos y capítulos sin que pase nada relevante.
La historia tiene un poco de todo, pero está, para mí, mal contada. No se puede intentar hacer una telenovela policiaca que tenga un romance, elementos de comedia y, además, motas de narconovela. O es una cosa, o es otra. Aquí no cabe hacer una macedonia de géneros.
*Mauricio Islas es Leonardo Barbosa.
Partiendo de esto, la trama principal se sostiene con pinzas y que nadie se extrañe si está viendo la telenovela y no la entiende. Yo tampoco la entendí hasta que pasaron como cien capítulos, que es cuando, al fin, se nos explica quién es y cómo surge Leonardo Barbosa, el ‘barman’ policía.
Sin embargo, hay cosas que siguen sin cuadrar… ¿Cómo es posible que ninguno de los secuaces de los Olvera no hubiera visto nunca a Leonardo, como Leonardo o como Salvador, antes? ¿Cómo es posible que nadie le dijera a Enrique, que usaba el club para mover droga, que José tenía un guardaespaldas llamado Leonardo? ¿Por qué un tío tan inteligente y con tanto dinero como prestigio se mete a esos negocios turbios?
Que me voy por las ramas… La trama amorosa entre Mauricio (Leonardo) y Edith (Valentina) es, básicamente, un romance platónico hasta el capítulo 67 en el que se besan por primera vez. De ahí al final se besan otras siete u ocho veces y punto.
Todo ello, porque se empeñan en complicar su relación metiendo a Carmen (Carolina Miranda), la hija menor de Valentina, que se enamora locamente de Leonardo. Y así tira casi hasta el final. Trama más lenta y pesada no la veía desde hace años.
*Saúl Lisazo es Enrique Velázquez, el abogado del diablo.
Para evitar que su hija se enfade, y pese a que ama a Leonardo, Valentina decide, hacia el capítulo 50, casarse con Enrique (Saúl Lisazo), que ha estado enamorado de ella desde que era joven y que no es más que un lobo con piel de cordero.
Cuarenta capítulos llevan los preparativos de la boda y la indecisión de Valentina de si se casa o no se casa, porque Leonardo, que sospecha que Enrique es un mal bicho, la incita a no casarse en varias ocasiones. Pero claro, ella prefiere no creerlo y va y se casa, pagando luego las consecuencias de su error.
De todas las protagonistas que ha hecho Edith, Valentina es la que menos carácter tiene, la más boba y la más ingenua. Hubo veces que me sacó de quicio.
Y con todo esto, ya casados Enrique y Valentina (casados, en apariencia), llegamos al final, que es muy apresurado y donde pasan las cosas a una velocidad impresionante. ¡Ya podía el resto de la telenovela haber sido tan ágil como su final!
*Paulette Hernández, Carla Carrillo y Carolina Miranda.
Las tramas de los bailarines son, en general, un rollo. La de Fernando (Lambda García) y Roberta (Carla Carrillo) podría haber estado mejor. Empezó bien, pero se fue a nada hasta casi el final, todo por culpa de la pesada de Roxana (Mª Fernanda Quiroz) que se pasa embarazada y engañando a su marido toda la telenovela (y eso que pasan varios meses y tal). Aburrida es también la trama de Samuel (Pedro Sicard) y su hija. Y que Sara (su exmujer) lo perdone y se dé cuenta de que lo sigue amando después de veinte años aborreciéndolo por ser stripper es muy poco creíble.
Las tramas de Adonis (Juan Vidal) sí que son algo más pasables, especialmente en su relación amorosa-intencional con Virginia (Cecilia Piñeiro), y el final del personaje quizás sea el más adecuado para un tipo tan narcisista como él.
Solo salvaría, de las tramas de los strippers, la de Gerardo (Héctor Arredondo) y Adriana (Paulette Hernández). Derrocharon una química tremenda y, aunque su romance se dio algo tarde, fue el más intenso de los que ofrece la telenovela.
Del resto, mantengo lo dicho anteriormente sobre Cándido y Evangelina (aunque me sobraba su hijo, el soso y pesado de René) y José, con una trama muy bien hilada con el contexto en el que se mueve su personaje en la telenovela.

MÁS COSAS:
En los decorados, hay de todo. Los hay acartonadísimos (como la casa de Evangelina, el club Bravo’s, o la casa de Valentina) y los hay bastante más realistas (la casa de Enrique, su despacho como abogado, la casa de Fernando…).
Una grandísima parte de las escenas está rodada en foro y los exteriores son escasísimos. No obstante, sí que se agradece haber visto a Valentina viajar en el metro del DF (yo creo que nunca había visto el metro del DF en una telenovela).
Nada que objetar sobre el vestuario.
*El elenco, al completo, durante la presentación.
Sobre los diálogos, comentar que me han gustado ciertas expresiones que maneja el personaje de Lisazo en la telenovela, expresiones cultas, propias de alguien del ‘status’ de Enrique Velázquez. No me ha gustado, sin embargo, que los diálogos de Leonardo con Valentina parezcan extraídos de cualquier obra poética del culteranismo (“tus ojos son la luz de mi vida, mi guía en la obscuridad” o “eres la esencia que da sentido a mi existir”, son dos ejemplos de ello).
Respecto de la música, preciosa la canción de entrada, interpretada por Agustín Argüello, y titulada “Desnudas mi corazón”. Va muy acorde con la historia y tiene un ritmo muy agradable. Los soundtracks tampoco están mal, especialmente los hechos a partir del piano.
Una última cosa, sobre la ambientación. Es muy triste que el protagonista viaje a EEUU, donde pasa varios capítulos, y para situárnoslo allí, se nos muestre una bandera colgada de un poste con el rótulo de ‘Albuquerque, EEUU’ y que en todo el tiempo que pasa allí no escuchemos a nadie hablando inglés o no veamos nada escrito en inglés. Muy 'low cost', como es en sí toda la telenovela. 

Resumiendo, una telenovela con muchos ingredientes, mal combinados. Su única baza, el elenco. Para mi gusto, una telenovela con un punto de partida interesante pero mal desarrollada al intentar hacer de ella una telenovela con rasgos de telenovela de misterio, policiaca, comedia, narconovela… Las mezclas nunca son buenas.

-PUNTUACIÓN FINAL: 6-


Comentarios

Noveleando ha dicho que…
Una telenovela con un buen elenco principal pero lamentablemente yo vi los primeros episodios pero creo que le jugo mal primero el bajo presupuesto y no tomarle en serio el mundo de los night club y lo segundo le paso factura a los mayores del grupo como que era verlos en el mismo papel mas que eso era verlos demasiado grises en especial a Edith Gonzalez que venia de Vivir a destiempo. Por lo demas una telenovela que queda en el olvido como las mayoria de Azteca una pena porque es la gran competidora de Televisa.

Saludos

http://elblogdekasehaya.blogspot.com/2014/08/las-bravo-critica-con-el-pie-derecho-y.html
Merci Zas ha dicho que…
Cuestión de gustos. A mí en lo particular. Me fascinó porque opino que Saúl es el George Clooney de Latinoamérica. Solo con verlo a él basta. Yo, prefiero las novelas de TV Azteca. Aquí en Honduras, vemos telenovelas suramericanas muchos años antes de las versiones mejicanas. TV Azteca respeta los argumentos; Televisa los ridiculiza, a diferencia del Privilegio de Amar y La reina soy yo, el resto han parecido más una parodia. Urra por TV Azteca.
Ferch ha dicho que…
Buenas tardes. Mi opinión totalmente objetiva, es que la novela rompe algunos paradigmas. Uno de ellos es que las mujeres de sociedad una vez que pierden todo (Valentina Diaz y sus hijas), trabajan en lo que sea de manera digna y honrada. Otro paradigma es que mujeres no pueden administrar centros nocturnos para mujeres, por que piensan que se van a dedicar a la prostitución. Otro paradigma es como los esposos muestran su lado machista que no permiten a sus esposas trabajar, cuando la familia debe de existir toda la confianza del caso. La novela me pareció excelente la trama, soy aficionado de las cadenas Televisa y Telemundo. Con todo respeto la mayoría de novelas son remakes de novelas antiguas. Las bravos que yo conozca es un remake de las Vegas (telenovela chilena del 2013 y la telenovela colombiana las Vegas del 2016 (fue después).Lastima que algunos de los actores de la novela ya no esten entre nosotros, pero me pareció una excelente novela.
Anónimo ha dicho que…
Pues Tv Azteca tambien tiene malas telenovelas que son adaptaciones de guiones extranjeros de Sudamerica.