En el 2001 el escritor colombiano Jorge Franco publicó Paraíso Travel. La novela veía la luz dos años después de su primer gran éxito editorial, Rosario Tijeras, la segunda novela de este autor nacido en Medellín.
No he tenido la ocasión de leer Rosario Tijeras, pero lo haré próximamente. Como me apetecía dedicarle un De la biblioteca a la telenovela a Jorge Franco, he optado por Paraíso Travel, que sí me leí, al igual que vi la telenovela homónima producida por RCN, Sony Pictures y Teleset en el 2018.
Laura Londoño y Sebastián Eslava protagonizaron una telenovela de cuidada producción, rodada entre Colombia y Estados Unidos, que bebe, al menos en su planteamiento, de la novela de Franco.
Desarrollar una telenovela a partir de una novela no es sencillo y, en esta ocasión, Lina Arboleda, Andrés Burgos, Erik Leyton y Luis Carlos Ávila apostaron por más tramas secundarias, y un mayor peso para algunos personajes que en la novela no tienen tanta relevancia. También cambiaron el motivo del viaje de la protagonista a Estados Unidos, que pasó de ser alcanzar el sueño americano a rescatar a su madre y traerla de vuelta a Colombia. Mantuvieron, eso sí, el tono realista de la novela, con Marlon y Reina al frente de una historia compleja, como la novela en la que se inspira.
Jorge Franco puede presumir de haber seducido al público y enfrentado a la crítica con esta novela. Para algunos especialistas esta es una novela muy comercial; para otros, muy realista. Los hay que la tildan de romántica. Otros, de pastelosa. Para mí es una novela con un evidente trasfondo realista, el de la inmigración ilegal a Estados Unidos, muy bien contada, jugando con el pasado y el presente, a través de Marlon. Tiene un punto romántico y sexual muy interesante que conduce a un desenlace que a mí me pareció fabuloso, infinitamente más realista que el de la telenovela. Esta última sí romantiza bastante más la relación de los protagonistas y modifica, a tal fin, el carácter de Reina. La Reina de la novela y la Reina de Laura Londoño tienen más diferencias que semejanzas en lo que a carácter y forma de ser se refiere. Los Marlon sí son bastante más parecidos.
Aun compartiendo raíces, la telenovela juega con un punto muy importante a su favor: la forma en la que se cuenta, en lineal, el viaje de Reina y Marlon a Estados Unidos. El tiempo que se toman para ello hace que la telenovela se torne, pretendiéndolo o sin pretenderlo, en algo parecido a las road movies. Es algo de lo que carece la novela y a lo que contribuye, indirectamente, la abundantísima cantidad de exteriores con los que cuenta la producción de RCN, Sony Pictures y Teleset.
El éxito de ventas de la novela, que os recomiendo encarecidamente en cualquiera de sus ediciones, se tradujo también en una película que vio la luz en 2008, con Aldemar Correa y Angelica Blandon como protagonistas. La película se ciñe bastante más al libro, y, como la telenovela, también merece la pena verla.
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