MI VIDA Y LAS TELENOVELAS: Cuando un amigo se va y la ficción te ayuda a despedirte de él

No sabía muy bien si titular esta entrada como la he titulado o como uno de Mis desvaríos, porque tiene un poco de anécdota y otro poco de reflexión sobre cómo las telenovelas pueden acompañarnos y sernos de utilidad incluso en los momentos más difíciles.


El 4 de noviembre conversé por teléfono con don José Luis, una persona entrañable que fue mi maestro y que luego se convirtió en mi amigo, en un gran consejero con el que podía pasar horas hablando de mil cosas. Justo una semana más tarde se celebraba muy cerca de donde él vivía, la fiesta de San Martín, una de las mejores fiestas que hay en Asturias. Me dijo que no iba a ir, que cada vez le gustaban menos las aglomeraciones. “Las fiestas son para los jóvenes, yo ya soy un paisano con cuatro dosis de la vacuna del Covid”, me comentó, en tono jocoso. Quedé de pasar a verlo aquel día por la tarde, después de la fiesta, y de llevarle algo dulce para merendar.
El día 11, un servidor cumplió con su palabra y, con una bolsa de rosquillas en mano, llegó al pueblo donde vivía. A pocos metros de su casa me detuve ante un tablón de anuncios. Me llamó la atención uno que estaba mal escrito. Tras leerlo, mi vista se fue hacia las esquelas. Y allí estaba la de don José Luis. Había muerto el día 7 y no me enteré.
No os podéis imaginar el impacto que me supuso conocer, de aquella manera, la muerte de una persona tan importante en mi vida. Pasé de la alegría propia de la fiesta de la que venía a la tristeza más absoluta. De la sonrisa a las lágrimas.
Casualidades de la vida, en aquel entonces estaba viendo Piel de Otoño y Lucía, la protagonista, atravesaba por una situación parecida. De una forma totalmente inesperada había perdido a una persona que había sido un referente para ella. Lucía lloró su pérdida y yo, con ella, la mía. Fue catarsis pura y dura. Su despedida fue, en cierta forma, la despedida que yo no pude darle a don José Luis. Ver cómo Lucía afrontó el duelo me sirvió para comprobar que era normal que yo estuviese muy triste durante un tiempo. Los días inmediatamente posteriores fueron los más duros, como también le sucedió a Lucía.
Siempre que explico algo relacionado con la ficción les digo a los más jóvenes que una de las cosas más maravillosas que tiene la literatura, el cine o la televisión es acompañarnos en momentos complicados. Pocas veces me acompañó tanto una telenovela como Piel de Otoño durante aquellos días. También les digo que nos preparan para vivir situaciones como estas.Y sí, aunque todos hemos llorado por la muerte de algún personaje de un libro, de una película o de una telenovela, por mucho que nos preparen, siempre se sufre al decir adiós a un amigo.
 

Comentarios

tessa ha dicho que…
Gafemo, vaya disgusto que vayas a encontrarte con un buen amigo y te encuentres la esquela de su muerte.

La muerte es muy dura, yo no lo sabía hasta que te pasa con los tuyos. Siempre había visto a mis padres ir a dar el pesame y a los entierros, y nosotros los hijos nos quedábamos en casa.

Después cuando te toca ir porque se van los tuyos entiendes el dolor y la añoranza que queda después. Y sí, en las telenovelas lo reflejan bien, y te sientes identificado. Es la gracia de la ficción bien hecha, que te metes allí y lloras o sufres con ellos.

Pues bueno....muchos ánimos y a seguir con el dia a dia.
Saludos!!