De
la pluma de Julio Jiménez salió, en los años 80, “Lola Calamidades”, una telenovela que RTI Colombia produjo en
1987, inspirada en una mujer real, cuya historia el escritor conoció y en la
que se inspiró para crear el personaje de la desafortunada protagonista. De hecho, pueden advertirse algunos rasgos de la historia de la Lola real en el personaje creado por este guionista colombiano.
Toca
viajar hasta Marinilla, una localidad de unos 50.000 habitantes situada en la
región de Antioquia, en el noroeste de Colombia. Allí nació, en los años 20,
Ana Dolores López Luque, nuestra protagonista. Allí nació Anita o Dolores, como
la gente la conocía, en el seno de una familia humilde, dedicada al campo, y
muy numerosa, con varias hijas y un solo hijo.
Se
casó superados los veinticinco años, tras trabajar en el campo y cuidar de sus
hermanas. Su marido, una década mayor que ella, se llamaba Jesús, aunque todos
lo conocían como 'Calamidades'. De ahí que ella se convirtiese, casi por
extensión del apodo de su marido, en Lola Calamidades. Jesús tenía tierras,
ganado y hacía préstamos. Tenía incontables ingresos, pero sus gastos eran escasos.
Más allá de sus inversiones en propiedades, Jesús no gastaba un céntimo.
Cuentan que andaba desaliñado, con ropa sucia y que rara vez se le veía con
zapatos, ya que solía ir descalzo. Su avaricia acabó por trastornarlo al más
puro estilo del tío Grandet, el emblemático personaje de “Eugenia Grandet”, de Balzac.
Cuentan
que, incluso, en una ocasión se negó a dar una irrisoria cantidad de dinero a
su madre, motivo por el que se enfadaron, lanzándole su progenitora diversas
maldiciones. Si así era consigo mismo y con su madre, imaginaos cómo sería con
su esposa…
Jesús
murió con 75 años, entre terribles dolores provocados por varias infecciones
que tenía en su cuerpo, tras cuarenta años casado con Ana y sin que tuviesen
hijos.
Ana
aprovechó su viudez para dar un cambio a su vida: renovó su vestuario, su
imagen y se decidió a viajar, recorriendo buena parte de Europa. Ayudó a sus
hermanos y a sus vecinos más desfavorecido, con generosas donaciones a la
iglesia de la localidad. Tuvo que ser, más o menos en este momento, cuando Julio Jiménez conoció su historia.
Cuatro
años después, se casó nuevamente, con un viudo, Antonio, antiguo peluquero, que
tenía siete hijos. Con él disfrutó de la vida durante ocho años, hasta que el
hombre se cayó montando a caballo, rompiéndose la cadera y falleciendo semanas después. Fue un duro golpe para la pobre mujer.
Pese
a que superaba, por mucho, los 70 años, Lola no dejó de creer en el amor y se
dio, tiempo después, una tercera oportunidad con Luis Horacio, viudo dos veces,
muy conocido en el pueblo. Permanecieron cinco años juntos, hasta que el hombre
murió, haciendo que Lola enviudase por tercera vez.
Su
fortuna había disminuido considerablemente, pero no dudaba en seguir ayudando a
todo aquel que lo necesitase, y visitando a menudo las tumbas de sus tres
amores en el cementerio de la localidad. Así fue su vida durante un par de
años, hasta que los achaques de la edad la obligaron a internarse en un asilo,
donde siguió siendo visitada por muchos de aquellos a los que había ayudado,
recordando con ellos su vida.
Las
últimas informaciones que sobre ella he podido encontrar datan del 2014, en un
periódico local que le dedicó una pequeña semblanza. He contactado con el
periódico para preguntarles por ella y si aún se encuentra en este mundo, pese
a su avanzadísima edad. No obtuve respuesta. Animo a cualquiera que sepa algo
al respecto a que lo comparta.
Esta
es, a grandes rasgos, la historia de la Lola Calamidades real, la que inspiró a
Jiménez para escribir “Lola Calamidades”
(RTI 1987) y que subyace de alguna forma en los ‘remakes’ posteriores, “Bella Calamidades” (Telemundo y RTI,
2009) y “Mi adorable maldición”
(Televisa, 2017).
Una
mujer muy conocida en la zona, pero desconocida para el mundo y para muchos de los que vieron alguno de los títulos de los que os acabo de hablar. El cariño de su pueblo hizo que la modesta casa en la que vivió con su
primer marido fuese declarada patrimonio nacional. Pese a estar abandonada desde que heredó su fortuna, alberga en su fachada
una placa y un pequeño grafiti con su rostro, el rostro de una mujer enamorada
del amor y que supo, con su fortuna, ayudar a muchas personas. La de la imagen es Lola. El señor, no sé si es alguno de sus maridos o alguna de las muchas personas a las que ayudó durante toda su vida.
Comentarios
Y por lo que leo, fue muy avanzada en su época, pues se modernizó, viajó y se casó tres veces, esto es de ahora , además ayudo a muchos, era una buena mujer!
Yo ví Bella Calamidades, y era como un cuento con final feliz, y gracias a los protagonistas me gustó bastante y a veces me pongo escenas del final para recordarla ( es que la parejita me encantó Segundo y Danna)
Saludos
En Bella Calamidades el nombre sigue siendo Lola.