No es raro que en pleno rodaje de una
telenovela sea necesario cambiar al protagonista, es decir, reemplazar a un
actor o actriz por otro, manteniendo el mismo personaje.
Ello puede deberse a múltiples
motivos, y en ocasiones no se da ninguna explicación al espectador, como
ocurrió con Mauricio Ochmann en “Marina”, pese a que ello pueda ser molesto para el espectador.
Ello ocurrió en “Prisionera”, una telenovela de Telemundo, rodada en 2003-2004,
protagonizada por Gabriela Spanic. La vi completa cuando la emitió TVE y me
gustó ya que siempre andaban pasando cosas, era un puro ‘circo’ miamense.
Su protagonista masculino inicialmente
era Mauricio Islas. Sin embargo, sobre cuarenta o cincuenta capítulos después
del inicio del rodaje se vio obligado a dejarlo, por causas que todos sabemos y
que no tiene caso volver a mencionar. Y claro está, tocó buscarle sustituto.
Como digo, el cambio fue sorprendente.
Se pasó de un galán de tez clara a uno de tez más o menos bronceada, que además
era unos años mayor que Islas (le lleva cinco o seis, si no me equivoco).
Pese al ‘shock’ de los primeros
capítulos finalmente me acostumbré y me acabó cayendo bien Gabriel (de hecho
luego lo vi en “¿Dónde está Elisa?”,
con un personaje completamente distinto). Y al igual que me pasó a mí, le pasó
al resto de España, ya que luego llegaron aquí “Madre Luna”, “El rostro de
Analía”, “La casa de al lado” y
la propia “Elisa”, gracias en parte
a la popularidad que le dio “Prisionera” en este país.
Por último, me gustaría acabar comentando la curiosa coincidencia
que se produjo entonces de que los tres actores principales se llamasen igual
(Gabriela Spanic, Gabriel Porras y Gabriela Roel).
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