Sentía la imperiosa necesidad de abrir
un apartado probablemente mensual en el blog para hablar de las ‘telenovelas para olvidar’, es decir,
historias que habiéndose rodado hace tiempo, o bien han pasado sin pena ni
gloria en sus distintas emisiones tanto en su país de origen como en el
extranjero, o bien han pecado de surrealistas o absurdas. Y créanme, hay
muchísimas…
En 2009 Salvador Mejía, conocido
productor mexicano, anunciaba su intención de hacer un ‘remake’ de una de las joyas del género: “Corazón salvaje”.
Para quien no lo sepa, “Corazón salvaje” fue una exitosísima
historia de Caridad Bravo Adams (fusionando tres novelas de la escritora) que
tuvo varias versiones a lo largo de los años, tanto en televisión como en cine.
Quizás la más conocida a nivel mundial es la protagonizada en el año 1993 por
Edith González y el fallecido Eduardo Palomo.
La esencia de esta telenovela, de
época, fue básicamente un amor a prueba de todo entre los protagonistas, con
una gran química, con escenarios paradisiacos y una historia en pocas palabras,
atrapante.
Mejía se propuso, como les estaba
comentando, hacer en 2009 un ‘remake’ de
la historia. Para empezar, la bautizó con el mismo nombre. Para seguir, eligió
como protagonistas a Eduardo Yáñez (que entonces tenía 48 años, frente a los 30
que tenía Palomo en 1993) y Aracely Arámbula (que contaba entonces con 33,
frente a los 30 que tenía Edith en 1993).
Siguió y lo primero que hizo fue
inventar para la historia todo lo que le dio la real gana, entre lo que destacó
sobremanera la creación de una hermana gemela mala (en la de 1993 la hermana
era mala, pero sin ser gemela).
La nueva versión estuvo llena de
incoherencias y personajes de relleno y se convirtió en una telenovela
duramente criticada en México. No obtuvo ningún premio en los TvyNovelas de
2010 (pese a que los organiza Televisa y cada una de las telenovelas suele
llevarse, al menos, un premio), ni tampoco en los People en Español de ese año.
La telenovela únicamente sirvió para
abrir puertas en el mercado mexicano a un galán chileno que hoy en día está de
moda: Christian de la Fuente, y para ver el potencial como actriz de Angelique
Boyer y la química que tuvo con Sebastián Zurita.
Por lo demás, fue una telenovela que
pasó sin pena ni gloria no solo en México, sino a nivel internacional (a
España, por ejemplo, fue la única telenovela de Eduardo Yáñez, que gusta mucho
aquí, que no llegó a emitirse en ningún canal).
Significó también el inicio declive como
productor de Salvador Mejía, un genio en otros tiempos (con obras como “La madrastra”), y que se vio acentuado
con sus telenovelas posteriores, de las que, seguramente les hablaré en este
apartado.
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