El 14 de octubre Telemundo estrenaba la T7 de El Señor de los Cielos. Como
fiel seguidor de esta saga, no me quise perder el primer capítulo de esta nueva
tanda de episodios que se anunció con teasers como el que tenéis a
continuación:
Los
Casillas están de vuelta con un capítulo más marcado por las emociones que por
la acción, aunque de esta también hay. Un capítulo que conecta con lo sucedido
en el final de la sexta temporada, aunque con un salto temporal de un año entre
ambas. Es difícil hablar de las tramas de este capítulo sin hacer SPOILERS. Si
alguien desea comentar algo concreto de lo que sucede, para eso están los
comentarios, lo que me lleva a insistir en que si no queréis SPOILERS no leáis
los comentarios de esta entrada.
Bien,
como iba diciendo, el primer capítulo tiene unos picos emocionales muy altos,
en detrimento de la acción, que se concentra en dos o tres escenas. El ritmo
del episodio es bueno y en lo que a tramas se refiere hay de todo. A mí
particularmente la que más me ha gustado es la que tiene que ver con la nueva
identidad de un viejo conocido de Aurelio. Es un puntazo, de no haber sido
porque Aurelio ya usó algo parecido en la T2 para volver a la vida y recuperar
sus operaciones con droga cuando todos lo daban por muerto. Innovación hay
poca, para qué negarlo, y se mantiene una temporada más esa inversión de roles
tan característica de la historia: los malos son los protas y todo les sale
bien, para alegría del espectador; los buenos, que son los polis, no dan una, y
el espectador tan contento. Es algo que los expertos en ficción audiovisual
deberían estudiar. ¿Por qué empatizamos tanto con seres tan despreciables como
los Casillas hasta el grado de ponernos de su parte?
El
elenco es más o menos el mismo de la sexta temporada, con algunas novedades
que ya se han dejado ver en este primer capítulo, como es el caso de Coraima
Torres, que interpreta a una migrante venezolana que forma parte de la caravana
de migrantes que recorre América en dirección a los Estados Unidos. Sí. La
esencia social y crítica de esta historia sigue ahí y los dardos (y no tan
dardos) que han venido lanzando hacia la situación de Venezuela parece que se
también se van a mantener en esta temporada. Habrá que ver, además, cómo tratan
a Gómez Labrador, ese alter ego del
actual presidente mexicano. Se habla mucho y para mal de la violencia que tiene
esta historia y muy poco, ni para mal ni para bien, de ese espíritu crítico, lo
que me parece tremendamente injusto.
Este primer capítulo es diferente a los otros primeros capítulos de anteriores temporadas no solo en lo que comentaba de los picos emocionales, también en cuestiones de realización. Me ha preocupado y mucho el nivel de algunos efectos especiales. Hay explosiones que se ve claramente que han sido hechas a ordenador y con prisa. No entiendo ese paso atrás después del nivel que habían mostrado en este ámbito en las dos últimas temporadas.
Quería
comentar también algo del nuevo tema de entrada, Los
Casillas que se escucha a partir del capítulo once o doce. Dejo la entrada
para quien quiera verla, pero advierto de que tanto la entrada como la letra de
ese tema contienen SPOILERS:
Únicamente
quiero aplaudir al genio que, año a año, consigue rimar palabras tan dispares como
“semillas” y “Casillas”, “quemarropa” y “Europa”, o “mujeriego” y “griego”. Y lo
mejor es que consigue que el conjunto final tenga sentido y que la letra mole.
Un aplauso para ese gran compositor que es Marco Flores.
La
veré, porque sí. Me entretiene y me pondré con ella a lo largo de los próximos
meses. He leído en webs de varias cadenas locales de Telemundo que esta
temporada será la última. Ya va siendo hora.
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