¡ADIÓS, 2018! Las telenovelas que vi este año (II)

Termino mi repaso a las telenovelas que he visto en este 2018 que está a punto de llegar a su fin. Ayer os hablaba de cinco de las nueve que vi en los últimos meses y hoy hago lo mismo con  las cuatro que me quedan, con pequeños avances de las críticas de dos de ellas y completando esta entrada con algunas reflexiones personales sobre el momento que vive el género.  

Hermanos y hermanas (RCN y Vista Producciones, 2014)

Siguiendo otra recomendación, en este caso de Lucía Dasilva, me puse a ver esta telenovela que estuvo, inexplicablemente, guardada en un cajón durante casi cuatro años, hasta que RCN se decidió a emitirla a finales de 2017. Es una telenovela muy coral, con un argumento en el que hay un poco de todo, desde tramas novedosas hasta algunas de las más clásicas del género, eso sí, con pequeñas tuercas de vuelta.

Es un buen producto y una muestra más de que la adaptación de series en formato telenovela es un camino interesante, dentro de esos que ha tomado el género en los últimos años.

Su única pega, el montaje de los últimos capítulos, plagados de recorte por parte de RCN, que tenía prisa por terminar de emitirla.

Enemigo íntimo (Telemundo y Argos, 2018)

Me la apunté desde el momento en el que anunciaron a Fernanda Castillo como su protagonista. Tenía curiosidad por verla en otro rol, después de cinco años encarnando a Mónica Robles. Saber que se trataba de una historia original y las críticas tan buenas que fue recibiendo conforme se emitía en Estados Unidos me animaron, aún más, a verla.

Una historia redonda, argumentalmente hablando. Cuidaron y pensaron todos los detalles para ofrecer al espectador una historia corta, de 53 capítulos, en la que pasa de todo y con la que se disfruta muchísimo. Lo dije en su crítica y lo repito: aunque hablen de ella como narconovela, no lo es. Es cierto que tiene personajes ligados al mundo del narcotráfico, pero para mí es una telenovela policiaca que se aleja bastante de lo que son las narconovelas.

Paraíso Travel (RCN, Sony y Teleset, 2017-2018)

En unos días saldrá publicada mi crítica de esta historia, pero no tengo ningún inconveniente en adelantaros algo. Había leído la novela que inspiró esta telenovela y tenía una idea preconcebida de ella y de sus personajes. Afortunadamente, al menos para mí, la telenovela toma de la novela los nombres de los personajes y un puñado de situaciones. Porque dicen que se inspira en una novela al comienzo de cada capítulo y por ese detalle de los nombres de los personajes, que sino podría hasta pasar por una telenovela original.

Tiene un ritmo increíble, unos personajes con los que se empatiza mucho y adopta, argumentalmente, una forma que yo he llamado roadtelenovela. Si hubiera arrasadoi en Colombia, algo que no ocurrió, estoy seguro de que  haber inaugurado un nuevo subgénero, al estilo de las roadmovies que han proliferado en los últimos años en el cine. Su gran fallo radica en no haber sido una coproducción que hubiese implicado también a México. Ya os explicaré por qué.

Mi familia perfecta (Telemundo, 2018)

La crítica de esta historia os la ofreceré en febrero. Todavía no la tengo hecha, tengo que ponerme con ella. La vi siguiendo una recomendación de Jucovi y me ha gustado. Es cierto que está editada y que los últimos capítulos, en ese sentido, son un poco raros. A nivel de argumento, se ve planificada lo justo para ir tirando, pero no está mal. A mí me han gustado más las tramas de los secundarios que las de la familia protagonista, tengo que decirlo. En lo que a personajes se refiere, me ha llamado la atención lo bien definidos que están los personajes femeninos en comparación con los masculinos.

Sobre su realización, atentos a una entrada que saldrá publicada  unos días antes de la crítica. Vais a ver cosas que yo no había visto nunca en ninguna telenovela. No os digo más.

Hace menos de dos semanas comencé Y mañana será otro día (Televisa, 2018). Es pronto para comentaros algo concreto, pero en líneas generales me está gustando.

Acabo esta especie de inventario con algunas reflexiones. La primera, más que un reflexión es una queja a las cadenas. No es posible que de nueve telenovelas que he visto este año, tres estén editadas. Señores directivos, estamos casi en 2019. Si un producto no es rentable en términos de audiencias, una de dos, o lo emiten hasta el final, preferiblemente en su horario, por respeto al espectador, o, por ese mismo respeto, se suben los capítulos en su versión completa a la web del canal, o a sus redes sociales o a donde sea. No es rentable gastar en grabar y luego editar bestialmente. Y por supuesto, tampoco da una buena imagen de la cadena.

La segunda sí es una reflexión en sentido estricto. Estas nueve telenovelas muestran que, en contra de lo que algunos dicen, el género está más vivo que nunca y que recorre caminos de lo más variados: desde los melodramas tradicionales a la roadtelenovelas, pasando por las telenovelas policiacas, narconovelas, telenovelas de misterio… La variedad es enorme y va ligada, en muchos casos, a la calidad. Se apuesta por localizaciones exteriores, se trabaja en los decorados, y se consiguen efectos especiales que nada tienen que ver con los que había no hace muchos años y que poco tienen que envidiar a los del cine.  

Me preocupa, eso sí, algo de lo que ya os he hablado en alguna otra ocasión: las productoras están hablando de series, quizás con miras a vender a Netflix u otras plataformas, y no. Se siguen haciendo telenovelas, por mucho que se les quiera cambiar el nombre. Creo que es un error: no hay por qué renegar del término; al contrario, quienes viven de este mundo deberían estar orgullosos de lo que hacen y de cómo el género ha evolucionado en estos últimos años.