El 17 de marzo se estrenaba en Univisión lo nuevo de Televisa, Juegos de amor y poder, una versión de la chilena casi homónima, Juegos de poder (Mega, 2019). Dos semanas después, el 31 de marzo, tenía lugar su estreno en México.
Un candidato a la presidencia del país cuyo hijo comete un homicidio imprudente que se acaba complicando. Así comienza esta historia, con un punto de partida calcado al de la original, aunque con un añadido, Luciana, el personaje de Claudia Martín, y una historia de amor que se adivina desde la primera escena, en la que la joven es rescatada de un intento de asalto por Roberto, al que da vida Arap Bethke. El título da buena cuenta de cómo esta nueva versión suma un punto más clásico a una historia que fue rompedora y en la que la política y sus oscuros tejemanejes llevaban la voz cantante.
Han hecho un buen trabajo de casting. Me gusta Arap, aunque se esté especializando demasiado en fiscales, policías y hombres en general que buscan la verdad. También me gusta Claudia, que claramente va a salir beneficiada en las comparaciones con la original, por lo que os decía de su personaje. Sin embargo, quien se va a llevar todos los halagos va a ser Eduardo Santamarina. Dentro de las filas de la Televisa actual, han hecho una buena elección. No veo a otro en el personajazo que en su día interpretó Álvaro Rudolphy. Y es más, seguro que lo va a disfrutar, máxime teniendo a su adorada Mayrín Villanueva como pareja, algo que no ocurría desde hace dos décadas.
El primer capítulo dura cincuenta y un minutos. Tiene buen ritmo, entretiene y engancha, pese a que su primera escena desconcierta si se ha visto la original. Insisto, aquello era Juegos de poder. Esto es Juegos de amor y poder. Dos historias parecidas, sí, pero que no son la misma.
La realización es extraordinaria. De haber sido producida hace un par de años, sería obra de W Studios. Hoy lo es tan solo de Carlos Bardasano, de lo poco que queda en Televisa de aquella alianza con Patricio Wills y W Studios. Especialista en versiones de telenovelas de éxito, Bardasano viene de fuera y se le nota en su forma de trabajar y en la impecable factura de todo lo que produce. Es un acierto que se hayan quedado con él.
No cuento con verla, pues ya vi la original y no hace tanto, quizás menos de cuatro años. Reconozco que han hecho una adaptación muy interesante, pues no en vano su responsable es Ximena Suárez, una muy buena adaptadora. En México está funcionando, dentro de lo que son las audiencias hoy en día. En Estados Unidos parece que también, aunque allí está sufriendo la censura de algunas escenas de una trama homosexual muy potente, heredada de la original. ¡Ay! ¡Que estamos en 2025!
¿Qué os está pareciendo a aquellos que la lleváis al día?
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