MIS DESVARÍOS: No es género de eventos televisivos

Hay dos palabras que, desde siempre, me producen cierta inquietud al escucharlas juntas. Sonar suenan bien, pero su significado es difícil de concretar cuando aparecen asociadas a un producto de ficción. Esas dos palabras son evento televisivo.

La semana pasada Telemundo lanzó un "evento televisivo", según la nota de prensa, o "evento especial" según las promos de la cadena. Viene a ser lo mismo. Tres capítulos de nuevo cuño, en tres noches consecutivas, para contar los comienzos de El Señor de los Cielos.

Es muy curioso, porque en las webs que se hicieron eco de la emisión de este contenido se encuentran infinidad de términos y expresiones que hacen referencia al producto final. Las hay que hablan de evento televisivo, para otras es un spin off; las hay que apuestan por precuela y otras que la refieren como especial. Ninguna habla de miniserie o de película para televisión, que es como muy seguramente se habría vendido en España.

Más allá de la terminología, este evento televisivo me ha llevado a plantearme si el género se presta a ello. No he visto esos tres capítulos, pero lo haré, si bien no creo que cambie mi opinión al hacerlo sobre ese concepto tan particular. Pienso, sinceramente, que las telenovelas no se prestan a eventos televisivos de este tipo. Estamos ante un género de emisión diaria y con un formato más o menos establecido. No tiene sentido sacar eventos especiales como este, de un producto en emisión que prepara ya su novena temporada. Tampoco de un producto concluido. Quizás sí de alguno que estuviera por estrenarse, a modo de introducción, no lo sé. Personalmente, creo que los tres capítulos sobre los orígenes de Aurelio Casillas no son más que un test para ver si funcionaban y, si acaso, sacar un spin off con todas las de la ley, al estilo de lo que se hizo en Colombia con El Cartel de los Sapos: el origen.

Insisto, lo veré como seguidor de la historia que soy. Y seguramente me reafirmaré en que las telenovelas no se llevan con los eventos televisivos, que lo fijo y prolongado más o menos en el tiempo es difícil de casar con algo concebido para dos o tres noches aisladas.