De vez en cuando la industria produce algo que desconcierta, porque, por mucho que se haya visto, leído o escuchado sobre algo, es posible que nada tenga que ver con el producto final. Es lo que a mí me ha ocurrido con Ventino, lo nuevo de Caracol.
Hace unos días me dispuse a ver el primer capítulo y lo hice partiendo de la premisa de que era una bionovela. Error. No lo es. En algún sitio había leído que era la telenovela inspirada en el grupo colombiano con el que compartía nombre. Quizás por eso me imaginaba un producto de ficción, sí, pero apegado a la realidad. Lo que en el cine se vendería como un biopic. Sin embargo, ya desde los primeros minutos pude comprobar lo equivocado que estaba.
Ventino no es una telenovela sobre un grupo musical; es una telenovela que envuelve, con sus tramas, la historia de ese grupo. No es ficción sobre realidad, sino ficción que abriga o arropa a la realidad.
La historia arranca en la época actual. La Policía detiene un concierto del grupo y, entre el público, una mujer sonríe, satisfecha. Acto seguido, la acción se traslada hasta 2002 para presentarnos a una joven con dotes musicales, que es tan ambiciosa como caprichosa. Esa joven es la misma mujer de antes, Martina, interpretada por la gran Carolina Gómez.
Ella es uno de los dos pilares de este primer capítulo, y es que, tras quedarse embarazada del novio de su mejor amiga, Martina decide dar a luz y abandonar a su hija. El otro pilar es Natalia, esa niña que crece cantando por doquier y que, casualidades de la vida, cuando es adolescente se presenta a un talent show del que es jurado su propia madre.
Junto a Carolina Gómez se dejan ver en este capítulo Natalia Afanador, vocalista de Ventino, que se interpreta a sí misma; José Ramón Barreto, como Manolo, el novio de Martina, y otras dos grandes figuras de la actuación colombiana: Katherine Vélez, que interpreta a Merce, la tía de Martina, y Sandra Reyes, que da vida a Amanda, la mujer que se ocupa de Natalia y la impulsa en su carrera musical. Por lo que he leído, los siguientes capítulos dan el correspondiente peso a Makis de Angulo, Camila Esguerra y Olga Lucía Vives, las tres restantes componentes de Ventino, que en este solo se dejan ver al comienzo.
Aunque su duración es de una hora, el primer capítulo de Ventino engancha, y mucho. Tiene un esquema narrativo clásico, sí, pero está visto que lo clásico siempre atrae y funciona. La soberbia realización de la que hace gala el capítulo es otro de sus atractivos. Abundan exteriores, interiores reales de viviendas y la fotografía es extraordinaria.
Por lo que he averiguado, en Colombia no le está yendo muy allá. Si la saben vender bien, puede hacerse su hueco en el streaming. En contra de lo que parece, no es una telenovela centrada exclusivamente en el grupo musical; es una telenovela que cuenta con ese grupo musical, pero que no renuncia por ello a ser una telenovela con un punto clásico muy interesante.
¿Qué me comentáis aquellos que la hayáis seguido viendo? Si no me fallan las cuentas, debe andar por el capítulo 40, ya casi en su recta final, pues consta de 60. Me he demorado un poco en hacer este primer vistazo, pero es que marzo vino a tope de estrenos.
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