En las relaciones entre el género y la literatura de vez en cuando se encuentran ejemplos curiosos, como el que centra el De la biblioteca a la telenovela de esta ocasión. No ha de ser nada fácil adaptar a televisión una novela que tiene dos ritmos muy particulares, con una primera parte que transcurre en tres días y una segunda, que hace lo propio a lo largo de tres años. Hablo de La Regenta, de Leopoldo Alas, Clarín.
Voy a intentar ser objetivo, aunque no sé si lo conseguiré, pues esta es, sin duda alguna, la novela por excelencia de los ovetenses y casi que de los asturianos. Si algún día visitáis Oviedo, frente a la catedral os encontraréis una estatua de la protagonista, y pese a que la acción transcurre en Vetusta, una ciudad inspirada en Oviedo, no hay ciudad en Asturias que no tenga una calle Vetusta o algún establecimiento con este nombre, que significa 'viejo', 'anticuado'.
En el año 2001 la productora venezolana RCTV se alió con Coral TV para producir una versión de la novela de Clarín. Ya os dije que adaptarla no debe de ser nada fácil, por lo que la versión, que corrió por cuenta de Xiomara Moreno, fue muy libre, si bien respetó unos cuantos detalles de los personajes originales.
Con La soberana por título, la telenovela narra la historia de Ana Ozores, una hermosa joven criada por sus tías, dos mujeres de clase social que la odian por haber sido fruto del romance entre su padre, un adinerado empresario, y una mujer de clase social baja. Eileen Abad se ocupa de dar vida a esta joven.
A grandes rasgos, así se configura el personaje de Ana Ozores en La Regenta, si bien en la novela se encuentra mucho más perfilado psicológicamente gracias a esa dura infancia que vive Ana, que ya desde niña fue mirada con recelo no solo por sus tías, sino también por la sociedad.
En La soberana, Ana vive un intenso romance con Álvaro Mesías (Albi de Abreu). Sin embargo, él se marcha a estudiar lejos y ella, para librarse de sus tías, acepta la proposición de matrimonio de don Víctor (Roberto Moll), el hombre más poderoso de Vetusta.
Sin embargo, en la novela, Ana y Álvaro se conocen realmente de adultos, cuando ella lleva unos años casada con Víctor. Álvaro no es el galán de la telenovela, sino un libertino que ve en Ana una mujer difícil de conquistar, lo que aviva sus ansias de hacerla suya. Ese proceso de conquista, que se prolonga a lo largo del tiempo, es de lo mejor que tiene la novela.
Ana Ozores y Álvaro Mesía en La soberana |
Evidentemente, y volviendo a La soberana, Ana no ama a Víctor, sino a Álvaro, que cuando vuelve se enfada por lo que le ha hecho su amada. La historia de Clarín se tergiversa totalmente cuando a Vetusta llega Ángel (Nacho Huett), un seminarista supuesto hermanastro de Ana, que viene para quitarle la herencia de su padre.
De esta forma es como la adaptadora se carga a uno de los grandes personajes de la novela, Fermín de Pas, el magistral confesor de Ana, un sacerdote joven y apuesto que, poco a poco, se va enamorando de ella, hasta el grado de verse trastornado física, religiosa y psicológicamente.
¿Era muy arriesgado meter a un sacerdote enamorado en una telenovela venezolana de principios de siglo? Parece ser que sí. Por mucho juego que haya dado el hermanastro, el auténtico Fermín habría dado mucho más. En la novela son memorables sus disputas con Álvaro por Ana, también sus celos hacia Álvaro, sus disputas con su madre... Y sin todo ello se quedó la telenovela.
Portadas de los dos tomos de la edición comentada de Cátedra |
Ambientada a comienzos del siglo XX, La soberana pasó con más pena que gloria en términos de audiencia. Mejor le fue a Clarín con La Regenta, publicada en dos tomos en 1884 y 1885 y considerada una de las grandes novelas españolas del siglo XIX. Suele despertar miedo, porque es larga y por lo que os comentaba del ritmo de la primera parte, sin embargo, se disfruta mucho, gracias a los muchísimos personajes que se conocen en esos tres días y de los que se prescindió en La soberana. Hablo, por ejemplo, de Pompeyo Guimarán, de doña Paula, de Cayetano Ripamilán, del marqués de Vegallana o de Tomás Crespo, por citar algunos. Si os animáis a leerla, hacedlo por una edición comentada, que os dé un mínimo de contexto sobre distintos elementos de los personajes y de la acción.
Si os habéis quedado con las ganas de ver algo de La Regenta, cierro esta entrada con un fragmento de la miniserie que produjo TVE en 1995, bastante más fiel a la novela de Clarín, con guion de Fernando Méndez-Leite.
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