MIS DESVARÍOS: Emitir o no emitir en festivos, esa es la cuestión

Vienen días festivos y con ellos, el gran dilema para productores, programadores y espectadores. ¿Se debe o no emitir una telenovela el día de Navidad, o el de Año Nuevo? ¿Qué se debe emitir, si finalmente se opta por esta opción? ¿Pasa algo por sustituir el capítulo de turno por un refrito u otro contenido?

Hay varias respuestas a estas preguntas, en función de lo que decidan quienes mandan. Supongo que todos los que estamos aquí nos hemos comido alguna vez los típicos capítulos de Navidad de una telenovela o, en su defecto, unos cuantos capítulos en el que no pasa absolutamente nada y en los que el minutaje se rellena a base de flashbacks que permiten hacer un alto en la historia para recordar qué pasó, antes de seguir después de las fiestas. Mientras que los primeros tienen su pase, porque incluso en la ficción cabe celebrar la Navidad, los segundos tienden a hacerse pesados y suelen mermar el ritmo de la telenovela. Si no queda de otra que emitir capítulos en días festivos, lo mejor sería no renunciar a la acción, pero todos sabemos que esos días la audiencia huye a cosas navideñas, como las cenas en familia o el tejemaneje de ir y venir por las casas de los parientes. Como espectador, para mí lo mejor es que la telenovela potencie algo la acción en las tramas secundarias, dejando que las principales queden en suspenso hasta pasadas las fiestas. En lo de los capítulos navideños no entro, porque los hay muy bien hechos, con la Navidad plenamente integrada en las tramas, y otros que son un despropósito concebido para salvar unos pocos días de emisión. En cualquiera de los casos, también es verdad que hoy existen una serie de facilidades para ver aquello que no se ha podido ver en televisión, con lo que quizás ni tan siquiera haría falta adaptar las tramas o suspender su avance, ya que quien se lo pierda en televisión muy seguramente lo verá por otras vías. No descarto una tercera opción, capítulos especiales en los que son los actores y no los personajes los encargados de rellenar cuarenta minutos con anécdotas, bloopers y un poco de ambiente navideño, como hicieron en Vencer el desamor. Una solución económica, que permite seguir la telenovela sin perderse nada, aun no viéndola en un día festivo. Y si se ve, se aprende o se descubre algo, como me pasó a mí con los especiales de Nochebuena y Nochevieja de esta telenovela. 

Sin embargo, para mí, la mejor opción sería la de no emitir en festivos. Creo que no debería pasar nada si no hay capítulos el 24, el 25 y el 31 de diciembre, y si acaso, el 1 de enero. No tiene sentido que se emitan nuevos capítulos, con el coste que comportan, en fechas en las que el consumo baja considerablemente. Este año, además, las consecuencias de no emitir serían mínimas, ya que el 25 de diciembre y el 1 de enero son sábado, con lo que solo sería necesario programar otra cosa para el 24 y el 31 de diciembre, ambos viernes. Vale que no emitir puede desajustar los planes de programación, pero me parece la opción más sensata si se piensa en el espectador y en el producto. Es cierto que una película puede cosechar datos aún más bajos que los del capítulo de turno, pero mejor eso y que los espectadores vuelvan con ganas al día no festivo siguiente, que no arriesgarse a que alguno se marche, porque, como me ha pasado a mí en alguna ocasión, el capítulo de festivo tenga mucho relleno o se vuelva sobre él el día siguiente, ya no festivo, con lo que acaba siendo hasta repetitivo.

No sé qué pensaréis vosotros, pero creo que de aquí puede salir un debate interesante. Abramos la veda.