Prometí tres Están pasando cosas sobre Para volver a amar y lo prometido es deuda. Aquí comienza el tercero y último, una auténtica clase maestra de lengua y literatura, aunque de aquella manera.
✔Entrada libre de spoilers
Voy a comenzar con la literatura que adorna las estancias de Mas Casa Inmobiliaria. Sí, tratándose de una inmobiliaria supongo que todos estaréis esperando ver libros contables, de marketing, de técnicas de venta… Pues no. Fijaos en los libros que hay en la sala de juntas, que aquí se ven a la izquierda de Maite (Sophie Alexander):
Amplío un poco para que disfrutéis de los títulos y de la variedad de géneros:
Una novela, Viaje a la Luna, de Verne; un tratado sobre cardiología y un manual de filosofía del derecho, el de Eduardo García Máynez, dejan ver sus lomos en ese estante. Eso, en la sala de juntas, porque en el despacho de Antonia (Rebecca Jones) se pueden ver títulos tan sugerentes como estos:
Volcanoes, de Philippe Bourseiller y Jacques Durieux, muy apropiado para una inmobiliaria, porque, sí, es un libro sobre volcanes, y Nosotros. El mundo hoy, de Eduardo Rubio, un trabajo de fotoperiodismo de muy alto nivel, pero que quizás en una inmobiliaria tampoco aporta mucho.
Dejo la literatura, pero sigo con Maite y con Miranda (Jana Raluy) en una escena que muestra estupendamente un error que, no sé por qué, mucha gente comete al pronunciar una palabra, cónyuges:
Desconozco la razón por la que tanta gente dice *cónyugue o *cónyugues y mete, con ello, una u que no existe en la palabra original. Es cónyuge, con ge, de gemelo.
En más de una ocasión me he encontrado con chicos y chicas que tienen dificultades serias para distinguir el uso de b y v y que cuando se ponen a escribir, aun teniendo un cincuenta por ciento de posibilidades de acertar y otro tanto de equivocarse, se equivocan siempre. Algo parecido es lo que le sucedió al que hizo los carteles de este bar en el que toman algo David (Flavio Medina) y Quintín (Eduardo España):
"Serbesa vien fria", entiéndase cerveza bien fría, y "se compran embaces de cahuana", esto es, se compran envases de caguama. Quiero creer que es parte de un atrezo hecho a conciencia con faltas de ortografía.
De lo que no estoy tan seguro es de si alguna que otra falta que se cuela por ahí es consciente o inconsciente. Un ejemplo es este:
"¡Denúncia!", exclama el cartel que puede verse detrás de Rodrigo (Alberto Estrella). Por mucha tilde que le pongan, denuncia, como sustantivo y como forma verbal de denunciar, es llana y termina en vocal, por lo que no debe llevarla.
Termino, precisamente, con una tilde, la que de un día a otro convirtió, en la entrada de la telenovela, a "Mario Loria":
En Mario Loría:
Esta última es la forma correcta, aunque si Mario es como yo, no le habrá hecho gracia ver su apellido sin tilde.
Y de un apellido, me voy a un antropónimo, un nombre propio con el que termino este repaso a las cosas curiosas que me deja Para volver a amar. El nombre en cuestión es el que tiene el personaje de Ricardo Fastlicht, que da vida al conserje del edificio donde viven Jorge (Mark Tacher) y Maite (Sophie Alexander). Nunca había escuchado este nombre en una telenovela y solo conozco a dos hombres que se llamen así. Si tengo hijos y decido continuar con la tradición familiar, así debería llamarse mi primer hijo varón:
Comentarios
En cuanto a las faltas de «b con v» o al revés se ve fatal, aquí en este cartel esta hecho a propósito supongo. Las tildes es otro cantar, cuesta ponerlas todas bien, yo en cuanto dudo pues...no pongo jaj y listo!!!
Y ya lo de Plinio pues no se que decir Gafemo, me he quedado en shock, no sé, si es así pues nada...si estás contento y te gusta pues eso, nada que añadir, seguir la tradición y endavant 😄😄
(Por suerte mi madre se llamaba Teresa, y yo me lo llevé por ser la primera, imagina llamarse Eustaquia o Baldomera....😂😂😂😂😂)
Saludos