Desde que hace casi dos años Fatmagül
llegase a Nova, ha habido un continuum de producciones turcas entre Nova y Divinity. Hay quienes las han criticado;
otros, en cambio, las han defendido a capa y espada.
Más allá del producto, lo que es innegable es que las telenovelas turcas han permitido impulsar notablemente la actividad de un gremio tan importante como desconocido dentro del sector audiovisual español: el de los actores y actrices de doblaje.
Más allá del producto, lo que es innegable es que las telenovelas turcas han permitido impulsar notablemente la actividad de un gremio tan importante como desconocido dentro del sector audiovisual español: el de los actores y actrices de doblaje.
El
doblaje es una profesión dura e inestable. “Puede que un mes no pares de
trabajar porque te sale un personaje en varias series y un videojuego, por
ejemplo, y otro mes estés en casa sin hacer nada”, aseguraba al respecto la
actriz María Blanco en un
coloquio entre actores organizado por la web IGN. Lo reconoce quien durante
siete temporadas ha doblado, entre otros personajes, a Daenerys Targaryen, la
protagonista de Juego de tronos.
La
industria del doblaje ha recibido con los brazos abiertos a las producciones
turcas precisamente porque dan cierta estabilidad a los actores que se encargan
de doblar normalmente entre quince y veinte personajes fijos a lo largo de
decenas de capítulos. “Sacamos adelante cinco episodios a la semana”, declaraba
a Ecoteuve el actor Guillermo Romero, que prestó su voz a Kemal, el
protagonista de Kara Sevda. “Una
serie de 200 capítulos puede suponer un año de trabajo”, añadía.
Otros
compañeros suyos, Gabriel Jiménez (en la imagen) y Ana María Marí, se mostraban encantados con
la estabilidad que les había dado ser los encargados de doblar a Cesur y Sühan,
los protagonistas de Sühan: venganza y
amor. “Trabajar en una telenovela de este tipo es todo un premio a la
estabilidad laboral, por la continuidad de trabajo que ello supone”, apuntaba
Ana María en declaraciones a El Confidencial. “Estamos siempre esperando que
nos llamen, así que a más telenovelas turcas, más trabajo”, señalaba su
compañero.
Lógicamente,
a más trabajo, mayores ganancias. Los actores de doblaje cobran en proporción a
lo que doblan. En Madrid existe un
convenio por el que se indica que ingresarán en virtud de los takes –bloques de texto, por así
llamarlos–, que tengan, siempre ajustados a una serie de requisitos de tiempo y
extensión. El sistema de takes también
es el que se
usa para retribuirlos en Cataluña, que junto con Madrid son las comunidades
con mayor número de actores de doblaje.
Aunque
me haya centrado en los actores de doblaje y en lo que las producciones turcas
suponen para ellos a nivel tanto laboral como salarial, de estas producciones
se benefician también otros trabajadores relacionados con el doblaje, como
directores, ayudantes de dirección o adaptadores y ajustadores.
Lógicamente,
todo esto implica que el coste del producto acabe siendo mayor que si se
emitiera en versión original. Sin embargo, da gusto saber que ese sobrecoste
acaba sirviendo para fortalecer el doblaje, algo tan habitual en cine, series
y publicidad, que tradicionalmente ha sido anonimizado por cadenas,
productoras y por el propio sector audiovisual.
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