Aún
hoy muchos nos extrañamos cuando vemos en una telenovela o en la vida real a
dos enamorados que llevan poco tiempo saliendo y que deciden, a veces de un día
para otro, dejar de ser novios para pasar a ser marido y mujer.
Cuando
pasa algo como esto, lo primero en lo que piensa la gente que les rodea es que
su matrimonio va a durar un suspiro. Y es lo que suele pasar, tanto en la
ficción como en la realidad.
Sin
embargo, al igual que en la ficción, en la realidad, a veces este tipo de
matrimonios acaban funcionando y los que fueron novios solo unas semanas o unos
meses terminan pasando toda su vida como esposos. ¿Con amor de por medio? Discutible.
Os
traigo dos historias que lo demuestran. La primera tiene como protagonistas a
Miguel y Fernanda. Se conocieron siendo jóvenes, en 1946. Él tendría unos 26
años; ella, unos 22. Los dos de pueblo, sin muchos recursos económicos. Sus
familias vivían, esencialmente, de la ganadería. Llevaban tres meses saliendo
cuando Fernanda acudió a ver, asustada, a Miguel. Sus padres le habían ordenado
pasar todo el verano en una cabaña en un puerto de montaña como el de la
fotografía, cuidando el ganado. Fernanda no quería ir. “Casémonos”, le propuso él. Y así fue. En quince días estaban
casados.
Su
matrimonio duró 65 años, hasta la muerte de él. Como matrimonio, pienso que
nunca se llegaron a querer, aún teniendo dos hijos. Su relación fue más de
amistad y colaboración que de amor. Ella era buena para las tareas del campo,
de lo que vivía él y como ama de casa. Aunque no constan infidelidades por
parte de ninguno de ellos, pienso que lo suyo era eso, una relación de dos
personas que se juntaron para sobrevivir y salir de los mundos tan pobres de
los que venían.
La
segunda la protagoniza Fermín, uno de los hijos de la anterior pareja. Su
historia tiene un antecedente que quizás explique por qué se casó tan rápido
como se le pasó por la cabeza: había sufrido una gran decepción amorosa al enamorarse
de una chica que resultó ser su prima, y haber desatado una guerra intrafamiliar. Por eso, cuando conoció
a Juana, y pese a que él tenía 20 años y ella 18, le salió con un “Casémonos” cuando ella le comentó que
se iba a vivir a París con su única hermana, tras haberse quedado huérfana.
Llevaban un par de meses saliendo y se casaron a los pocos días. Para mí, lo
que comenzó siendo un matrimonio para olvidar, al menos por parte del novio,
acabó convirtiéndose en un matrimonio que está a punto de celebrar sus bodas de
plata, con amor, discusiones (como en todos, ¿no?) y una complicidad tremenda,
aún hoy, él con 70 años y ella con 68 y varios hijos.
Historias
que me apetecía contaros, que he conocido de cerca por ser todos ellos vecinos míos y demuestran que los matrimonios pensados de un día para otro pueden ser para
toda la vida, con amor o con afecto, pero uniendo a dos personas a las que solo
la muerte separa, como ocurrió con Miguel y Fernanda y ocurrirá con Fermín y
Juana.
Comentarios
Las bodas de plata de Fermin y Susana ' rien de rien' jaja de ORO..por las edades que has puesto serían cuarentones.
Y en cuanto a los matrimonios de para siempre, yo puedo opinar pues llevo casada bastante y...con la misma pareja ( toco madera jaj)
A ver mi opinión:
Antes se aguantaba demasiado pues las pobres mujeres no tenian derecho a nada y mal vistas si querían separarse, algunos no les iba mal y otros pues fatal.
Y ahora es al reves, no se aguanta nada, y los pobres hijos de casa en casa y viendo las parejas de los papís, mira los psicologos salen ganando pues tienen las consultas llenas de niños y padres.
En fin solución ninguna pero -ni tanto ni tan poco- y que cada uno lo lleve como pueda, pero antes de separarse si hay hijos hay que pensarlo bastante y con cabeza, y a veces es lo que menos importa el tema " sexo" va delante !que pena!
Saludos y buen puente.
Es cierto. Son de oro, que ya llevan 50 añazos de casados. De hecho su única hija cumple en un par de meses los 49.
El tema del matrimonio es un poco como todo: la sociedad va evolucionando y el matrimonio va con ella. Antes, al menos aquí, conseguir marido era una aspiración tremenda y cuando lo tenían... ¡Como para dejarlo! ¡Y el qué dirán si lo hacían! Era una sumisión total. Hoy, afortunadamente, tenemos una libertad tanto para casarnos como para divorciarnos que nuestros antepasados o no verían con buenos ojos o envidiarían, no lo tengo muy claro.
Un saludo!