MI VIDA Y LAS TELENOVELAS: Telenovelas, en la salud y en la enfermedad...

Me gustaría hablaros hoy de una experiencia personal que me demostró algo de lo que había oído hablar a muchas personas: cómo un libro, una música o, en mi caso, una telenovela, puede quitarnos los dolores y evadirnos un poco de una situación complicada, como puede ser una enfermedad.

Hace ya año y medio, en septiembre de 2014, y tras varios meses con dolores y síntomas de todo tipo, acabé en el hospital. Tenía una infección brutal en el estómago y la de Dios de cosas en el intestino, provocadas por esa infección estomacal, causada por un pariente de la legionella.

Estuve una semana en el hospital y un mes y medio en casa, con una medicación asquerosa, concentrada a base de antibióticos, que me impedía hacer mi día a día y que me dejó casi peor que la bacteria que me había causado la infección. Si alguna vez habéis tomado antibióticos, sabréis de lo que os hablo. Si los tomasteis por problemas digestivos como el mío, lo entenderéis a la perfección.

Verme sin poder salir de casa durante tanto tiempo, con dolores continuos, la comida restringida, al sentarme mal muchas cosas. Y encima, sin poder cumplir con mis obligaciones (ya sabéis que no paro en todo el día de hacer cosas, porque soy hiperactivo o adicto a lo que hago o lo que sea).

La situación hizo que me viniera un poco abajo, emocionalmente hablando. De aquella estaba viendo "El color de la pasión". Me veía dos o tres capítulos diarios y creo que tenían sobre mí un mejor efecto que el que pudiera tener la mejor medicina. No sentía el más mínimo dolor el tiempo que permanecía viendo cómo sufrían Lucía, Marcelo, Nora... ¡Qué paradójico! El 'sufrimiento' de otros evitaba o paliaba mi sufrimiento durante un rato. Acababa de ver los capítulos y me sentía anímicamente mucho mejor, más relajado y sin la ansiedad que me producía verme en casa, en 'stand by', tal y como estaba.

Descubrí gracias a mi infección y su posterior tratamiento algo que no conocía del género: su poder 'paliativo'. Había escuchado a gente que, ante una enfermedad que les impide hacer vida normal, se refugia en la lectura. Otros escuchan la radio. Todo, para olvidarse por un rato del dolor. A mí leer me encanta, pero no lo soporto estando enfermo. Lo mismo me pasa con la radio. En cambio, con las telenovelas, descubrí que me gustan estando bien o mal, con ese plus que os comentaba antes que me proporcionó "El color de la pasión" en este episodio de mi vida.

Como sé que me preguntaréis, y como tampoco tiene importancia alguna decirlo, os comentaré que me recuperé más o menos, aunque seguí con dolores e incapacidad para digerir algunos alimentos hasta casi el verano pasado. Perdí unos quince kilos (de los que solo he logrado recuperar cuatro o cinco, pese a que como sin privarme de nada, como lo hacía antes de caer enfermo) y aprendí una lección que no se me olvidará jamás: no vale quejarse, de o por lo que sea, si estamos bien de salud. Teniendo salud deberíamos ir por la vida sin protestar, quejarse o lamentarnos por nada.