Tengo sentimientos encontrados
respecto al tema del que voy a hablaros hoy. Por una parte estoy contento,
porque es algo que hacía muchos años que no ocurría. Sin embargo también estoy
un poco triste por las razones que lo han ocasionado.
El 10 de marzo llegaba a Cuatro, con
fuerza, "Ciega
a citas", la
versión española de la homónima telenovela argentina.
El 26 de septiembre, seis meses y
medio después, la telenovela finalizó y lo hizo cerrando todos los flecos
abiertos. Lucía por fin fue feliz junto a Sergio.
Decía al principio que estaba contento
por algo que hacía mucho tiempo que no ocurría: una telenovela española acaba
con pocos capítulos (140, 20 más que la original) y encima resuelve todas las
tramas (ha habido muchas telenovelas que acabaron con menos capítulos todavía,
pero sin que quedase nada resuelto. Es lo que se conoce como el ‘tijeretazo’ o
‘cortón’).
Comentaba también que estaba un poco
triste por las causas que lo han provocado y que se resumen en un desgaste de
la audiencia, que debe rondar los 800.000 espectadores de media, más o menos.
Nunca es agradable ver que una serie o programa es cancelado por falta de audiencia
o, como ocurrió aquí, porque esa audiencia fue disminuyendo desde junio, con un
repunte en sus últimos capítulos.
No vi más que los dos primeros
capítulos (lo siento, pero esa hora es para “Zapeando”)
y aunque la historia pintaba muy bien y tenía personajes que prometían (léase
Maruchi, Lucía o el propio Sergio), lo cierto es que las tramas tampoco iban
muy allá (al menos por lo que leí durante estos meses en la revista “Telenovela”) y nunca entendí cómo fue
posible que una protagonista que pretendía hacer ver que lo importante no era
el físico, sino el interior, se acabase liando con varios tíos guapos (Carlos,
Sergio…) y rechazase alguno que otro no tan guapo.
Además de esto se empeñaron en
contratar a no sé cuántos actores y actrices que no hicieron más que engordar
el elenco (Pablo Puyol, Carolina Bang, Esmeralda Moya…). Yo hubiera dejado el
elenco tal y como estaba al principio, pero claro, se veía que querían alargar
la serie al estilo de “Yo soy Bea”.
No funcionó.
Sea como fuere, “Ciega a citas” sí sirvió para recuperar un poco ciertos aspectos
del género de la telenovela española. Llevábamos muchos años sin ver una
telenovela española desarrollada en la época actual, con tintes de comedia y un
buen elenco. Y lo dicho, llevábamos mucho sin ver cómo una telenovela española
acaba con un número correcto de capítulos y no con más de 500 que, como mínimo,
suelen tener las que se vienen produciendo desde hace años.
Espero, eso sí, que vista la
experiencia, Cuatro (vamos, Mediaset) se anime a seguir por esta línea de
producir versiones de telenovelas latinoamericanas.
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