Bueno, lo de que la he empezado a ver es relativo, porque llevo ya casi un mes haciéndolo, en concreto desde el 30 de junio. A veces la mente y el gusto se guían por paralelismos y si el año pasado disfruté del verano con El amor invencible, este quería repetir algo parecido a lo que fue el verano de 2023 con El amor no tiene receta.
En estos momentos me acerco al ecuador de la telenovela y debo decir que me está gustando mucho. A su favor, que es una historia original con una realización impecable. Hay calidad y hay presupuesto. Lo que más me gusta es que con un elenco muy reducido se está consiguiendo sacar adelante una historia que, por ahora, no ha decaído, pese a que se apoya lo justo en las tramas secundarias. El peso argumental recae, inevitablemente, en Paz, Andrés y Ginebra, el triángulo principal. Me encanta, me fascina, me flipa la química de Claudia Martín y Daniel Elbittar, hasta el punto de que "pazteban" es mi estado de Whatsapp. ¡Me los como! 😍
Se criticó que Altair Jarabo volviese a las villanas tras protagonizar Juego de mentiras, pero se criticó sin ver que Ginebra es una villana totalmente distinta a las que hizo con anterioridad. Ginebra es, sin duda, una villana auténtica, sin piedad, sin compasión, que esconde tras de sí un duro e inquietante pasado.
En general, el elenco no tiene un pero. Ni los pesos pesados, como Azela Robinson, Beatriz Moreno o Juan Carlos Barreto, ni las caras nuevas, como Nicola Porcella, Isabella Tena o Coco Máxima. Porque sí, celebro que por fin Televisa ha dado peso a una mujer trans y ha conseguido hablar de ello con naturalidad y exponer las discriminaciones que sufren en el día a día. Tras muchas telenovelas sociales (guiño-guiño a la franquicia Vencer), por fin Televisa se abre a temas que hasta hace no mucho veía como antinatura pero que no son sino parte de nuestra realidad, de nuestra sociedad.
Ya os contaré con más detalle qué me pareció cuando termine de verla, en unas semanas. Mientras, voy pensando en su sustituta, que le tengo muchas ganas también. Quizás la comience, incluso, cuando me resten unos capítulos para despedirme de El amor no tiene receta.
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