"El Primero de Nosotros", por Thalysson

Ese soy yo. O tal vez es alguien que un día fui. No sé si este chico ya sabía qué era una telenovela, pero yo ya no puedo acordarme de un momento en mi vida en que el género no estuviese presente. Aún así, el 21 de enero del 2021, una fuerza peor que cualquier villano de telenovela llegó para cambiarme la vida. Se fue mi abuela. Se fue lo que tenía de más importante. Y descubrí que sin ella ya no sé quién soy. Descubrí que tan poco de mí tiene sentido como para mantenerse sin ella.

Bueno, pero esto aún es una recomendación de telenovela, pues… volvamos al género. De ese maldito enero en adelante, mi vida se volvió un agujero sin fin. Dejé de comer, dejé de dormir, dejé de bañarme, de sonreír, de estudiar, de vivir, y mis novelas. Dejé inconclusas cinco telenovelas que veía en aquel entonces. Y aún hoy no tuve la fuerza de retomarlas. Porque una telenovela es un recorte del tiempo, y yo, para aquel tiempo, no tengo ganas de volver.

Como hasta las más dramáticas de las telenovelas tienen sus momentos de gloria, volví a ponerme de pie. Viví día tras día, intentando fingir y creer que todo estaba bien. Y lo bueno de mentir para uno mismo es que un día uno termina creyéndose. En noviembre, cuando el año ya finalizaba, volvió una de mis partes que más me hacía falta. Tenía encuentros marcados todos los días con Marimar, y después, La Usurpadora. Con una nueva normalidad de las cosas establecida, llegamos finalmente (y muchas gracias por la paciencia) al estreno de El Primero de Nosotros.

En esa telenovela conocimos a Santiago y sus amigos, los sospechosos de siempre. Todo está perfecto, hasta que, en una cena, él se desmaya. Y descubre así que sufre de un cáncer terrible. Así descubren sus amigos: Santiago va a ser el primero de nosotros. A lo largo de sus 59 capítulos, acompañamos la muerte casi cierta de Santiago y cómo esto afecta la vida de todos los que están alrededor. Sentimos con él los dolores de cabeza y el terror de la enfermedad. Sentimos el miedo que él siente de dejar atrás las personas que ama. Sentimos incluso rabia, por toda la mierda que el destino se encarga de decidir solo, sin parar para consultarnos.

Ernesto Korovsky nos presenta una telenovela absurdamente humana. Cualquiera es capaz de identificarse con sus personajes. Y, para mí, el gran nombre de esta telenovela es Benjamin Vicuña. Él entrega un Santiago que es muy distinto a todos los personajes que ya vimos alguna vez bajo su piel. Es imposible no entristecerse con toda su situación o torcer para que se recupere al final de la historia.

Y mientras miraba El Primero de Nosotros, fue imposible no entrar en un mar revuelto de emociones conflictivas. Enfrenté a mis fantasmas personales, grité contra mis angustias, e intenté abrazarme a mi mismo a cada vez que lloraba como en el primer día. Fue como terapia, mira vos! Creo que todos estos Thalyssons que alguna vez existieron ya están muertos y enterrados bajo la gruesa arena del tiempo, este tiempo que pasa y siempre trata de destruirnos. Y bueno! Está bien! De aquí en adelante no quiero ser el viejo Thalysson, quiero ser alguien mejor. Un hombre que a mi abuela le gustaría conocer. Espero corresponder a las expectativas de las personas que amo, espero ver telenovelas muy buenas. Es importante! Y el futuro a Dios pertenece, quién sabe si no hago la mía propia. Espero elegir bien, respetarme a mi mismo, creer en lo que soy capaz y en las calidades que tengo. Estar vivo es muy bueno. Es una lástima que Santiago ya no esté.