MIS DESVARÍOS: Buscar las apologías al gato

Hace unas semanas recibí un comentario en la crítica de Cuna de lobos que decía lo siguiente:

 

"Una buena apología del delito donde la malvada 

se sale con la suya después de las atrocidades que comete. 

Así, los delincuentes logran sus propósitos sin que nadie [los] pueda alcanzar. 

Total, un esperpento."

Suelo explicar, al hilo de la literatura, que cada lector puede sentir aquello que lee como quiera, a partir de lo que le suscite o deje de suscitarle un poema, una novela, un cuento… El arte –incluyo literatura, música, producciones audiovisuales, cuadros, esculturas…– despierta en cada uno de nosotros diferentes sensaciones y en ello reside, en gran medida, el placer que nos provoca leer una novela, ver una serie o plantarnos ante cualquier cuadro de un museo.

Estoy convencido de que el arte no se disfruta si se antepone la racionalidad al a la sensación, al sentimiento, a la emoción. El comentario con el que abro esta entrada me parece un buen ejemplo de ello, pero no el único, ya que en el archivo del blog hay muchos más. 

Siempre defenderé que la ficción es libre de hacer lo que le dé la gana y cómo le de la gana, guste más o guste menos, pues para eso es ficción. No veo la "apología del delito" ni la invitación a delinquir que parece ver este lector o lectora. Es más, dudo que a alguien con un mínimo de raciocinio se le ocurra salir a matar gente al más puro estilo de Catalina Creel.

Limitémonos a disfrutar, sin buscar las tres patas al gato. La ficción, es libre de mostrar cualquier cosa, buena o mala y así debe ser. Para eso es ficción. Si examinásemos diez telenovelas al azar y lo hiciéramos con los ojos del autor o autora del comentario aparecerían "apologías" por doquier. Lo mismo si tomásemos diez novelas o nos fuésemos a un museo a ver diez cuadros. Y es más, estoy convencido de que sin esas "apologías" ninguna de las obras examinadas harían disfrutar a sus destinatarios. ¿Os imagináis, volviendo a Cuna de lobos, una Catalina Creel que no asesine a nadie? ¿Créeis que disfrutaríais igual de la telenovela? Personalmente, estoy seguro de que no.

Aparquemos el raciocinio a la hora de sentarnos a ver una telenovela. Dejémonos llevar, riamos y emocionémonos con lo que nos guste; gritemos y enfadémonos con lo que no, pero, por favor, dejemos las "apologías" para la realidad, en la ficción no deberían tener cabida.