CRÍTICA: "Sin tu mirada", por Lucía

[Esta crítica forma parte del III Concurso de Críticas de Telenovelas organizado por este blog. Puede contener SPOILERS]

Sin tu mirada: Televisa 2017 -18
Producida por Nacho Sada Madero se basó en el original de Delia Fiallo para ser adaptada por Gabriela Ortigosa, junto a Ricardo Tejeda y Gerardo S. Luna. Tiene 111 capítulos, el último de doble duración.

Está protagonizada por Claudia Martín y Osvaldo de León en su primera oportunidad de encabezar un elenco. Junto a ellos: Eduardo Santamarina, Claudia Ramírez, Ana Martin, Cecilia Toussaint, Luis Bayardo, Emmanuel Orenday, Scarlet Ortiz, Luz Elena González, Carlos de la Mota, Juan Martín Jáuregui, Ignacio Guadalupe e Ilse Ikeda. En una segunda parte se incorporaron: Candela Márquez, Olivia Bucio, Humberto Elizondo y Erik Díaz entre varios más, algunos con participaciones especiales.

Esta telenovela tenía el problema de que su versión mexicana anterior fue un éxito en 1997 bajo el nombre de “Esmeralda” y que sus protagonistas, Leticia Calderón y Fernando Colunga, tenían una gran cantidad de seguidores. Por ello, era una jugada arriesgada su remake. Sin embargo, creo que salió airosa por dos cosas: sus protagonistas supieron desarrollar bien su papel y los cambios introducidos, necesarios para actualizar la trama, fueron acertados.   

Argumento:
Marina y Alberto nacen en una noche de tormenta en familias opuestas socialmente. La suerte de ambos se intercambia al creer muerta a la niña y el niño quedar huérfano. La partera Damiana le propone a Angustias, la nana de la familia, el intercambio por miedo a la reacción del señor Ocaranza.

El secreto se guardará por casi veinticinco años pero con el regreso al completo de la familia Ocaranza a su hacienda en el pueblo un sentimiento que culmina en amor surge entre la invidente Marina y el futuro médico Alberto. Este rompe su compromiso con Vanesa, lo que provoca una ruda reacción en el padre de Alberto y en su “suegra” Susana, quien arruinada no está dispuesta a dejar volar la herencia de esta familia presionando a su hija para ganarse el favor de Luis y su dinero.

Pero no solo será esta familia la que se oponga al amor de los jóvenes sino que el doctor Isauro también se enfurece. El médico ha dedicado su tiempo a educar a Marina, quien le ayuda en su consultorio, y guarda la esperanza de enamorarla ya que es la única que no puede ver las cicatrices sufridas al salvarla de un incendio en su niñez.

Marina cuenta con el fiel apoyo de su madre Damiana y de sus amigos así como de Toribio, un viejo que sufrió un accidente de caza que le dejó dañado de su cerebro. Ante tanto acoso y oposición Marina se marcha a la ciudad para recomenzar su vida, donde nuevas personas darán un vuelco a su vida, como el doctor Bazán.

Personajes:
Además de un buen guión una historia necesita una buena actriz para encarnar a la protagonista de la historia y hacer creíble su papel para el espectador y, en este caso, creo que Claudia Martin fue perfecta para el papel de Marina.

Encarnar a una ciega ni es nada fácil para tu primera oportunidad como sostenedora de una heroína ni es sencillo hacérselo creer al espectador. Reforzar su ceguera con los sonidos estuvo muy bien, ya que son resaltados en varias oportunidades, por darle un bastón con el que guiarse, por tropezar y caer a veces, por leer en braille, y por la fuerza que ella le dio al personaje sin resultar ordinaria, fueron los aciertos para el nuevo personaje. Marina mantuvo la dulzura sin ser empalagosa y le sacó más garra limando todos los aspectos relativos a las diosas/brujas de la naturaleza que tenía la primera Topacio, la versión venezolana. Una joven que tiene aspiraciones, defiende a los suyos pero sobre todo a su hijo ya que bajo ninguna circunstancia está dispuesta a deshacerse de él. Me ha gustado mucho como tras su operación con pequeños gestos sigue mostrando que su visión nunca será perfecta al cien por cien sino que tendrá cierta discapacidad visual por la falta de oxígeno al nacer.


No renuncia a sus sueños y ganas de superarse por nada ni por nadie. Llegado cierto momento de la historia se convierte en una madre coraje, dispuesta a todo por su hijo. Algunas de las personas más allegadas le quieren imponer el aborto u obligarla a dar en adopción a la criatura tras el nacimiento, cosas a las que se niega en rotundo. Pero también es un personaje distinto a otras protagonistas en otros aspectos. No perdona el comportamiento atroz de su padre con ella pese a que le da la oportunidad de cambiar su actitud. No es la típica prota que todo lo perdona por muy malos que fueran con ella. Sin embargo, no lo hace desde el rencor o el orgullo sino desde el respeto a sí misma. También es un personaje que se equivoca, que su cabezonería llegó a separarla de Alberto, reconociendo su terquedad al final.

“Necesitaba que apostaras conmigo a ser padres de una criatura maravillosa. Necesitaba que me probaras que pasara lo que pasara íbamos a ser una pareja, que nuestro amor iba a poder contra todo pero con tus dudas mataste esa ilusión” le dice a Alberto en una sincera conversación tras meses de distanciamiento. Por ello, me resultó muy lógico y acertado el final para el personaje. “Los caminos ya se separaron y no tenemos que reprocharnos nada” remata.

Un punto nuevo en esta ocasión es la denuncia por violación que interpone y el tratamiento que recibe por parte de las autoridades una discapacitada. Ya era hora de que en una telenovela una mujer violada denuncie y se investigue aunque no se pueda probar el vil acto.

Se ha criticado que quedaron algunos asuntos sin aclarar como que Isauro nunca la violó pero creo que tampoco hacía falta saberlo puesto que le fastidió la vida hasta el último segundo de su aliento y eso ¿no se considera una violación? (de su vida, de su familia, de su matrimonio, de su hijo, de su noviazgo con Ricardo…) además es más real eso de que en muchas ocasiones no se llega a saber la realidad de todas las cosas que te ocurren en la vida por más terribles que estas puedan ser. Nunca se encontraron pruebas físicas de la violación cuando lo denunció lo que no obsta para todo el daño que le hizo desde que la rabia le invadió al saber que ella amaba a otra persona arruinara su vida.

Alberto Ocaranza es un personaje que se desdibuja según avanza la trama, al quedar anclado a la pérdida de su esposa más por un orgullo mal entendido y por no atreverse a querer a un niño bajo las circunstancias que fueran, que por una meditada decisión.

Al comienzo es un joven centrado en su carrera que se deja llevar por lo que desea su familia. Así se hace novio de Vanessa más por presiones e insistencias de ella y la familia que por auténtico enamoramiento. Cuando durante unas vacaciones conozca a Marina se plantea lo que es el amor de verdad. Su amor por Marina le hace madurar, crecer, defendiendo ese amor frente a su impositivo y dominante padre y frente al qué dirán. Cuando la verdad que esconde su familia y la de Marina aflora se desequilibra, intenta ser justo con la joven pero una jugada del destino hace que pese más su odio, sus complejos y los malos consejos de la mayoría que le rodea que el amor por su esposa. Y a partir de aquí su personaje se estanca hasta casi el final donde intenta luchar por recuperar todo cuanto perdió siendo tarde. Lo que me gustó del personaje es que lucha con limpieza por Marina, enfrenta las injusticias de su padre, apoya a su madre ante el maltrato al que la somete su marido, intenta acercarse al niño por cariño.

“Perdóname por haber dudado en el momento que más me necesitaste, por haber puesto mi rabia y mi orgullo antes que a ti, perdóname. Fue una reacción, un impulso, una reacción  inmadura, yo necesitaba tiempo para superarlo. Todos los días me siento fatal por no haber tenido otra actitud contigo. Si el orgullo y la rabia no me hubieran invadido hoy estaríamos juntos, como una familia.” le reconoce en la sincera conversación.


Al enterarse de la verdad se debate entre la culpabilidad por usurpar un lugar que no le correspondía y el desconcierto intentando un equilibrio difícil entre su vida y lo justo. Nunca justifica las acciones de su padre y cuantas más cosas descubre menos quiere tenerlo en su vida. Llega a romper definitivamente al renunciar al apellido Ocaranza para quedarse con el de su madre. Se notó que los dos actores pusieron muchas ganas a sus personajes.


Un personaje maravilloso sin ningún diálogo es el niño que buscaron para representar a Rafa, el hijo de Marina. Un bebé muy tranquilo, nunca llora en las escenas, e, incluso, interactúa con los actores en algunas escenas, tratando de hablar al personaje que está soltando un soliloquio, o se ríe durante una comida en un restaurante cuando el ambiente era muy agradable.

El villano es el doctor Sotero, un médico huraño, ermitaño y obsesionado con Marina. El médico del pueblo salvó a Marina de niña del incendio en su cabaña por lo que una parte de su rostro y parte izquierda de su cuerpo resultó quemada. Esto le hace cerrarse al mundo y a relacionarse con las personas.Se limita a educar a esa niña que según crece más y más quiere para él por ser la única que no puede verle y espantarse ante su aspecto. Un punto original fue ponerle una máscara en el rostro al estilo de “El fantasma de la ópera”. Aquel personaje, que se quemó en el incendio del teatro de su propiedad años atrás y vivía escondido y enamorado de Cristine llegando a raptarla para enseñarle a cantar bien.

Por un lado es un Pigmalión y por otro un enfermo psiquiátrico que ve en Marina su posesión. Cuando ella descubre el amor en Alberto, enloquece. Busca alejarla del joven médico, trata de controlar su vida, llegando a unirse a Luis Ocaranza para separarla del joven. Su triunfo llega cuando Luis la saca arrastras de su propiedad al saber que se casó con su hijo y la tira, literalmente, en casa del doctor, quien aprovecha para drogarla y abusar de ella. Pero algo falla y no logra consumar su acto aunque le hace creer lo contrario.

Cuando ella se marcha a la ciudad, se desquicia intentando localizarla por todos los medios a su alcance, lo que le lleva a la bebida y la soledad. Al perder el conocimiento en la calle le llevan a un hospital donde hace voluntariado Lucrecia, la nueva novia de Alberto. Ella es psiquiatra con lo que durante las sesiones de terapia comprende quién es él y su relación con Marina, la ex mujer de su novio, a quien quiere fuera de la vida de este. Sus conocimientos de la psique humana le llevan a manipular a todos a su alrededor para conseguir quedarse con Alberto y alejar a la joven. Así, en lugar de encauzar la locura de Isauro, le profundiza su obsesión.


Lucrecia es la psiquiatra con la que Alberto iniciará una relación sin mucho entusiasmo. Su inteligencia se aplica a lograr que Alberto sea para ella, con lo que sabe muy bien qué decir a cada persona, sin que nadie conozca su verdadero yo, para mover las cosas a su favor. Es una mujer acostumbrada a conseguir cuanto desea y el joven ayudante de su padre no puede ser la excepción. Consigue que su padre apoye a Alberto para convertirlo en un cirujano plástico reputado, logra convencerle para operar a Isauro bajo nombre falso y sabe hacerse la víctima e injuriar a los demás sin pestañear, siendo ella la responsable de ciertos robos en la clínica.

El doctor Ricardo Bazán es quien opera a Marina y le devuelve la oportunidad de ver. En su relación como médico y paciente va surgiendo algo más que una amistad que es amor por parte de él desde el principio.

Juan Martín Jáuregui supo darle naturalidad al  personaje, madurez, serenidad, inteligencia y profesionalidad que requería el personaje. Es más maduro que Alberto y respalda a Marina en todo, queriendo a su hijo sin distinción ni medida.  Es un hombre en todo el sentido de la palabra, que ama sin egoísmo aunque los celos aparecen en varias oportunidades. Los reconoce y trata de controlarlos dejando libertad de actuación a Marina. Da todo tipo de oportunidad a Alberto para regresar con Marina pero el empecinamiento de este le abre la oportunidad para conquistar el amor de la joven. Sabe ser el apoyo que ella necesita, sabe ser comprensivo, paciente, tierno, leal, fuerte, sensato. Por ello, es el ganador de la partida al final. Es el hombre que cualquier mujer sensata quisiera a su lado.


Luis Bayardo encarna a Toribio el bobo que quiere con locura a su “principita”. Es uno de los personajes emblemáticos de la historia y el experimentado actor logra componer un personaje entrañable ya que le tomó la medida exacta para no resultar bobo ni pesado y encariñar al televidente. El hecho de haber recibido un disparo en su juventud le privó de una vida plena. Ha vivido atormentado por pesadillas sin poder recordar quién fue el autor del disparo, ha trabajado con Baldomero en el cementerio sin otra posibilidad de desarrollo hasta que en la ciudad recibe tratamiento y recuerda al culpable de todo. Una vez descubierto el responsable es compensado por las presiones de Alberto y Marina, principalmente, obteniendo la propiedad de la vecindad en la que viven todos juntos. A raíz de ese hecho su historia se acaba y apenas tiene papel desde entonces.

Luis Ocaranza está en manos de Eduardo Santamarina quien tiene un papel difícil por el buen recuerdo que tiene el público de Enrique Lizalde. Aquí es donde está uno de los cambios. Si anteriormente el padre de la protagonista era machista y soñaba con un hijo al que transmitir un apellido, nos lo presentan no solo como machista obsesionado por un hijo sino que raya en varias ocasiones con el maltrato físico,sino además como infiel, prepotente, mal educado y agresivo. Sus frases se convirtieron casi en un slogan del hacendado (se te va a parecer el diablo, ni que la manga del muerto), sus silbidos en casa para llamar al servicio, su desprecio hacia los demás al no aprenderse el nombre de los que le rodean, sus tranzas con la ley, nos lo dibujan como un hombre sin la más mínima educación siendo de clase alta. En un principio me pareció muy exagerada la interpretación o sobreactuado. Con el paso de los capítulos el actor le tomó el tono aunque siempre estuvo en el límite de la exageración. Tal y como nos lo presentan era imposible que tuviera un final como en otras versiones. Aquí radica el cambio de la protagonista también ¿por qué tiene que querer a una persona que le perjudicó tanto la vida? ¿Sólo por compartir genes se tiene que amar y respetar a un impresentable? ¿el ser padre da derecho a manejar la vida de un hijo a capricho?


Junto a él está Claudia Ramírez, quien interpreta a Prudencia, una mujer cohibida, acomplejada por sus abortos y atormentada por mantener un secreto con su nana Angustias. Cuando descubre toda la verdad sobre Marina toma vida, respira el personaje y poco a poco toma fuerza para defender a sus hijos y nieto hasta de su marido. Sin embargo, queda un tanto desdibujado hacia el final sin gran relevancia. Tendría que haber tenido más enfrentamientos con Luis por su infidelidad, por engañarla para quedar como padre de su nieto, luchar por recuperar su dinero.

Por otro lado, como madre tiene siempre la competencia en ese papel de Damiana, encarnada por Cecilia Toussaint, ya que esta crió a la criatura desamparada con la que se encontró. Marina acepta a su madre biológica y la quiere pero siempre se refugia en Damiana que fue quien afrontó todos y cada uno de los problemas y dificultades con las que se tropiezan en la vida. Damiana tuvo que soportar los cotilleos, las habladurías por ser madre soltera y enseñar a su hija a dejar de lado la ignorancia y maledicencia por su ceguera. Además, calla el amor que siente por el viudo Margarito, quien vive aferrado al recuerdo de su esposa y a sus hijos. Por ello decide aceptar a Baldomero, el cuidador del cementerio y consejero de Marina, quien siempre estuvo enamorado de ella. Su amor es tan grande que deja su trabajo en el pueblo para acompañarlas a la ciudad.


Al final su indecisión para elegir a Margarito quedó en suspenso durante capítulos arrinconando su personaje en la historia. Buscó que su hija aceptara a Ricardo como el hombre que más le convenía. Nunca entendí que su personaje apareciera todo el tiempo con jersey de cuello alto cuando otros lucían manga corta.

La pareja juvenil eran Vanesa y Paulino. Representan el choque de clase pues él es un empleado del rancho con aspiraciones de cantante y ella es la niña de clase sin objetivo en la vida más que pasarla bien. “Un rancherito que se cree Maluma” afirma Vanesa a su familia. No hace más que tumbarse en la cama o sentarse en cualquier mueble para sacarse selfies o mandar mensajes a sus amigas.


Lino era un personaje con mucha fuerza al comienzo tratando de obtener un mejor puesto en el rancho. Logra que el patrón acepte su idea del cultivo ecológico de aguacates, pero luego perdió fuelle. Era la tercera vez que cantaba en una telenovela sin que él sepa hacerlo y tal vez por ello se notaba tantísimo el playback en las escenas.

Mientras Paulino tiene claro cual es su lugar y qué quiere de la vida, ella es una joven que no quiere esforzarse por su propia vida dejando que la maneje a su antojo su madre.Sí es cierto que la maltrata física y psicológicamente, cosas que ella acepta sin rebelarse. Pese a que es un personaje que lograr redimirse a fuerza de golpes no me gustó que quedaran juntos. Aquí se modificó el final de las anteriores versiones ya que su personaje no muere. Si la gente admira que se cambiara el final de Marina al elegir al tercero porqué les parece tan perfecto que estos terminen juntos. Si es por arrepentimiento y cambio también se dio en Alberto. Para mí no es válido el amor cuando hay humillación y vergüenza hacia la otra persona.


Personalmente, no pude con Vanesa, un niña caprichosa, mentirosa, dispuesta al pelotilleo con Luis para que le deje su herencia. Hace sentir culpable a Alberto y a Prudencia al fingirse destruida por el abandono de este y dejarla expuesta a habladurías sociales. Nunca es sincera por completo con nadie de los que la rodean. Humilla a Lino cada vez que puede y se casa por interés, sí, influenciada por su madre, sin pensar en lo que supone un matrimonio sin amor, una convivencia con alguien que en el fondo desprecias y te asquea. Para mi el mejor final hubiera sido sola y él con Ana, la chica que siempre le amó, le apoyó, le respetó, cuidó a él y toda su familia y amigos. Ese era el final en las anteriores versiones. Aquí debió ser así desde la decisión de no permitir más humillaciones ni desprecios por parte de Vanesa.


Otro personaje desaprovechado fue Yolanda. Ilse Ikeda se hizo con el personaje de una chica que aspira a una profesión sin necesidad de un hombre en su vida. La mejor amiga de Marina estudia derecho a distancia, se encarga de la casa y de su padre y hermano, es una defensora de los derechos de la mujer y aconseja a esta cuando es violada cómo actuar y qué hacer. Era un personaje con fuerza, una feminista sin dar la matraca, que desarrollaron poco más que como soporte de otros. Los dos chicos que le pusieron para disputarse su atención y amor fue demasiado clásico al elegir al supuesto mujeriego que se redime con ella. Me habría gustado más que eligiera a Erasmo al que conocía de toda la vida  por mayor afinidad y conocimiento. Hizo todo por ella sin obtener recompensa.


Hay más personajes que contribuyen a la historia sin grandes tramas pero no quiero alargarme más.

Otros aspectos:
En cuanto a la música tiene incidentales correctos y una canción de entrada que al comienzo no me gustó nada pero según avanzaron los capítulos me pareció sencilla pero adecuada a la historia, “No te separes de mi” interpretado por Sofía Reyes.

Bonitas son las canciones que interpretaba Lino: “Te dedico mi amor”, “Sin tiempo” y alguna más como la que interpreta con José Manuel Figueroa cuando logra triunfar en la música.

Hacia el final se eligió como cierre el tema de Juan Magán y Mane de la Parra “Cuando no quede nada”.

La ambientación estuvo bien tanto en el campo como en la ciudad con bastantes exteriores. El vestuario correcto aunque pobre para la clase pudiente. La hacienda de los Ocaranza ya la habíamos visto en “La sombra del pasado”,mientras que la vecindad en la ciudad no es tan habitual en los últimos tiempos. Sin embargo, el interior de las mansiones se vio demasiado artificial, demasiado foro de grabación, cuando en los primeros capítulos sí usaron una casa real para grabar.

La novela tiene un final alternativo con el que se quiso dar gusto a todos los espectadores. A la pregunta de una twittera el productor reconoció que no estuvo planeado ese final desde el comienzo sino que se dio según se vio la evolución, sin que ello afecte a la coherencia de la historia. “La  novela fue evolucionando poco a poco y en el camino fuimos tomando decisiones que nos pudieran llevar a tomar decisiones con respecto al final así como la suerte de otros personajes.” respondió Nacho Sada.

En resumen una historia sencilla y clásica bien hecha e interpretada con los cambios adecuados a los tiempos actuales. Es verdad que no es nada nuevo y como casi todas las telenovelas sirve para pasar un rato entretenido. Pero de unos entretenimientos a otros hay bastante distancia y este es para lo bueno.

Un 7’5.

CRÍTICA REALIZADA POR LUCÍA
-PAÍS: España-

Comentarios

Jucovi ha dicho que…
Lucia, tu crítica es impresionante. Escribes muy bien y analizas en profundidad la psicología de cada personaje. ¡Enhorabuena!
AlexAyaoiHD ha dicho que…
No está nada mal, muy detallada y supongo que un gran esfuerzo, pero la crítica se excede citando hasta lo que se dicen los personajes. Cuando con solo contar el problema añadiendo alguna palabra en contra del protagonista es suficiente. Lo mismo ocurre con el párrafo dedicado a la insana relación entre Isauro y Marina. En resúmen, que entre que ya ha habido otra crítica y que contiene demasiados detalles de la historia que para mi no se hace muy amena de leer, ya veré que te pongo. Me voy a seguir viendo El secreto de puente viejo.
rocio ha dicho que…
muchisimas felicidades Lucia,este año me sorprende la variedad de criticas,actuales y no tanto y que de momento hayan coincidido ya4personas de las cuales cada2hacen critica de la misma telenovela y me parece diferente e interesante
hay un nivelazo impresionante,te deseo la mejor de las suertes me gustó tu critica
Leda Leda ha dicho que…
Lucia, solo una palabra: perfecta. Fue un gusto leerte, desde el principio hasta el final!
Esther ha dicho que…
Muy buena crítica, me encanta tu capacidad de análisis y lo bien que describes a cada personaje. Un gustazo leerla. Mucha suerte.
Altair ha dicho que…
Mi enhorabuena Lucía por la crítica, ha estado genial. Coincido con los demás en que has descrito fenomenal a los personajes. De nivel. Felicidades.
Saludos
lolita ha dicho que…
enhorabuena por tu critica, muy detallada la verdad que me encanto!!
y yo vi tambien sin tu mirada y pienso igual que tu es una novela de las de siempre cambiando alguna cosa y es entretenida no da para mas, lo unico que si me gusto, casi mas que lo protagonistas, fue la historia de lino y vanesa, aunque ella no me termine de convencer en este caso no estuvo mal.

saludos!
Lucía ha dicho que…
Hola

Muchas gracias por vuestros positivos comentarios y por tomaros la molestia de leer mi opinión.

suerte para todos.
Aerozone ha dicho que…
Enhorabuena por tu crítica, Lucía. Ya sé que mi comentario llega un poco tarde, pues me he visto la novela en A3Player hace bastante poco, ya que en su momento, por diferentes motivos, no pude verla.
Estoy de acuerdo contigo en que Yola fue un personaje bastante desaprovechado, máxime cuando se trata de una mujer que estudia Derecho y quiere defender a las mujeres maltratadas, lo que le vendría como anillo al dedo para lucirse en los pleitos entre Marina e Isauro por los derechos sobre el niño.
en cuanto a Marina, como ciego total que soy, ya dije en otro comentario que, comparada con Topacio y Esmeralda, da una imagen más acorde con la realidad de cómo somos los ciegos, sobre todo los ciegos de nacimiento, intentando superarse a sí misma, leyendo el Braille, manejando el bastón, trabajando y, al final, graduada en Medicina, muy diferente de sus antecesoras, que solo conseguían inspirar lástima al espectador. Aun así, este remake cae en el mismo error que Esmeralda o topacio. En cuanto el personaje consigue ver, el interés desaparece, tal vez porque la ceguera se le acaba demasiado pronto. Habría sido interesante verla enfrentarse a alguno de los obstáculos que le pone Isauro en el pleito legal todavía ciega. Además, la ceguera, que a priori es el problema más grave que tiene la protagonista, al fin y al cabo no deja de ser una discapacidad (no sabes el reto que supone para mí, que soy profesor, enfrentarme cada día a un aula de treinta alumnos de Secundaria) es el problema que se soluciona más rápidamente y sin menos complicaciones, exceptuando la terapia, que en esta versión también se presenta más real. Es verdad que Marina sigue teniendo problemas y conflictos, pero son conflictos que se podrían haber evitado si no hubiera existido el machismo de Alberto ni el orgullo de ella. Para mí (es una opinión muy personal) los obstáculos que tienen que superar los protagonistas de una telenovela son interesantes cuando se los ponen las terceras personas en discordia, no cuando se los buscan ellos mismos.
Alberto tampoco es tan machista como José Armando. Tiene sus dudas, cierto, sobre la paternidad, pero nunca aborrece al niño. Al contrario, poco a poco va ablandándose y encariñándose con el bebé.
En cuanto a Vanessa, discrepo totalmente de tu análisis. Es el personaje más humano de la novela, pues vemos su evolución, con sus altas y sus bajas, desde que es una niña rica acostumbrada a tenerlo todo sin dar un palo al agua, además sin personalidad y manipulada por su madre, hasta que, poco a poco, aprende a tomar ella misma las riendas de su vida y valora cómo se gana el dinero gracias al esfuerzo y al trabajo. Para mí, como ya dije también en otro comentario, así como Graciela era el personaje más logrado en "Esmeralda" y Yolanda en "Topacio", en "Sin tu mirada", Vanessa es la auténtica protagonista de la novela, es la que aprende y transmite a los espectadores la lección más importante que se le puede sacar a la historia. Una de las razones que me movieron a ver esta telenovela fue el enterarme de que el desenlace de la pareja formada por Vanessa y Paulino era diferente, pues no me parecía justo que una relación tan romántica y tan apasionada como la de Graciela y Adrián tuviera un final tan trágico. Nada más por el trato que se le da a esta pareja merece la pena toda la novela.
En cuanto al final de Marina y Alberto tengo que decir que no me parece mala la idea de que Marina se decidiera por Ricardo, a pesar de lo mal que me cae él y sobre todo su madre. Pero el argumento no está pensado para justificar ese desenlace. En ningún momento se percibe que Marina deje de interesarse por Alberto y lo vaya sustituyendo en su corazón por Ricardo. Al contrario, Alberto y Marina se acercan cada vez más, los celos de Ricardo llegan a ser insoportables, y Marina da a entender, como ya lo hicieran también Topacio y Esmeralda, que se casa con Ricardo solo por agradecimiento, para compensarlo por lo bien que se ha portado con ella.
Anónimo ha dicho que…
He visto la telenovela y me parece malísima. No coincido en casi nada de lo que opinas, salvo cuando describes el argumento porque es cierto que es así de malo. Con lo único que lo pasé bien es con la interpretación de Santamaría, todo lo contrario de lo que opinas tú...y encima nombras la telenovela Topacio como despreciandola, cuando ha sido la mejor versión y sobre todo la pareja protagonista y sus escenas fueron insuperables y mega emotivas, es la versión más recordada y entrañable, al revés que las escenas de este par que no llegan ni al tobillo a Grecia Colmenares y Victor Cámara. Sin mas.